Espionaje en EEUU
La NSA niega el espionaje masivo
El director de la agencia asegura que los datos sobre España son «completamente falsos». Sostiene en el Congreso que los aliados europeos colaboran en las intercepciones sobre seguridad
El director Nacional de Inteligencia, James Clapper, compareció ayer ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes junto con el general Keith Alexander, jefe de la Agencia de Seguridad Nacional y Cibercomando de EE UU, sobre sus programas de vigilancia y recopilación de datos. Alexander fue categórico al recalcar que las informaciones que indican que la NSA ha captado millones de llamadas en Europa son «completamente falsas». «Ni los periodistas ni la persona que robó esos documentos saben lo que tienen delante», añadió en referencia al filtrador Edward Snowden.
También remarcó que la información recabada por la NSA sobre Europa fue proporcionada por «otros socios europeos» y en su mayoría fue recolectada por agencias extranjeras fuera de Europa. En un lenguaje medido al milímetro, el jefe de la NSA afirmó que «no es información de ciudadanos europeos que hayamos recogido nosotros». Y después añadió que «representa información que nosotros y nuestros aliados de la OTAN hemos recopilado para defender a nuestros países y apoyar las operaciones militares». De esta manera venía a confirmar la información publicada por «The Wall Street Journal», según la cual los datos telefónicos recopilados por agencias europeas en zonas de guerra y en otros países fuera del Viejo Continente fueron compartidos con la NSA con el objetivo de proteger a civiles y a soldados tanto norteamericanos como europeos.
Según Clapper, el jefe de las 16 agencias de información norteamericanas, «sólo espiamos por razones de seguridad nacional y autorizados por la Ley», dijo en referencia a la Patriot Act, una ley aprobada durante la Administración de George W. Bush. Para explicar las prácticas de la Agencia de Seguridad Nacional, Alexander se remontó al 11-S, día en que cambiaron las reglas de la comunidad internacional con el atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York. Su mención es siempre un seguro de accidentes en cualquier comparecencia ante el Congreso para justificar lo que antes de este atentado ni siquiera se podía plantear. «Antes no había manera de atar los cabos. Ahora sí. El 11-S no debe ocurrir de nuevo. Por eso estamos todos aquí. Hay muchos patriotas que entienden lo que hacemos. No sólo aquí, sino en Europa y en todo el mundo. Nada de lo que hacemos es ilegal. Tampoco no profesional. Estamos dispuestos a que nos critiquen. No vamos a abandonar y que después se ataque a nuestra nación o a nuestros aliados», explicó el jefe de la NSA, quien añadió que estas prácticas no atentan contra las libertades civiles.
Alexander también defendió que la NSA ha abortado 54 atentados como el 11-S. La representante demócrata Jan Schakowsky desveló que «habrá cambios» en los programas de vigilancia que, según dijo, han ido demasiado lejos. «Hay gente que está preocupada por esto. Y hay muchos patriotas que quieren que se modifique», indicó la legisladora parafraseando a Alexander en su anterior intervención. En la misma línea, la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, la demócrata Dianne Feinstein, había pedido horas antes una «revisión total» de los programas de espionaje para conocer en profundidad cómo operan los servicios de inteligencia. Ayer se presentó un plan, elaborado por ambos partidos, que pide el final de la recopilación de los registros telefónicos y que limita el acceso de esa información a investigaciones relacionadas con actos terroristas.
Mientas, el presidente Barack Obama, que sigue con su táctica de evitar esta cuestión a toda costa, indicó en una entrevista de televisión que el Gobierno de Estados Unidos «lleva una revisión completa de la inteligencia».
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