Dinamarca
La ola de refugiados amenaza con tumbar al Gobierno danés
La decisión de renunciar a la bajada de impuestos para financiar la creciente llegada de asilados enfurece a un socio menor, que amaga con retirar su apoyo al Ejecutivo de Rasmussen
La mayor ola de refugiados desde la II Guerra Mundial amenaza con llevarse por delante al primer Gobierno europeo. El primer ministro danés, el liberal Lars Lokke Rasmussen, que dirige un Gobierno minoritario desde las elecciones del pasado mes de junio, mantiene un difícil equilibrio para mantener el imprescindible apoyo de sus tres socios parlamentarios (derecha populista, conservadores y Alianza Liberal). Precisamente, estos últimos pusieron ayer el grito en el cielo después de que el ministro de Finanzas, Claus Hjort Frederiksen, admitiera que la necesidad de hacer frente a los costes financieros de la llegada masiva de asilados retrasará la prometida bajada de impuestos.
Para la Alianza Liberal (AL), el único partido del espectro político danés que pide abiertamente reducir las obligaciones fiscales de los contribuyentes, las declaraciones del ministro son un auténtica declaración de guerra. De ahí que su líder, Anders Samuelsen, amenace ahora con retirar su apoyo al Ejecutivo si antes del 5 de junio no presenta una reforma impositiva. “Hablé con Claus, que me garantizó que el Gobierno estará a la altura de sus compromisos, lo que significa que los impuestos bajarán. Mientras el Gobierno cumpla, AL garantizará su supervivencia”, explicó a través de su perfil en Facebook. Para que Rasmussen no guarde ninguna duda sobre la posición de su partido, Samuelsen añade: “La posición de AL es clara: nos mantenemos en el compromiso de que la reforma llegará en primavera. Por tanto, para ser totalmente claro, la Alianza Liberal no puede garantizar la supervivencia del Gobierno si no cumple con esa promesa. Es tan simple como eso”.
Concretamente, la pequeña formación (7,5% de votos y 13 diputados) propone bajar los impuestos a los contribuyentes que ganan más de 459.200 coronas (61.500 euros) en Dinamarca, el país con mayor presión fiscal del mundo. Acostumbrados a financiar con altas retenciones en sus nóminas e impuestos indirectos su generoso Estado del Bienestar, los daneses no parecen estar muy entusiasmados en pagar menos. Según una reciente encuesta, un 39% respalda rebajar las cargas fiscales a las rentas bajas, frente a sólo un 6% a las rentas altas, como propone AL.
Aunque en menor medida que sus vecinos Suecia y Alemania, Dinamarca ha recibido una cifra récord de solicitantes de asilo durante el último año (21.000 frente a las 14.815 de 2014). Copenhague espera acoger durante 2016 a 25.000 refugiados. Entretanto, Copenhague decidió la semana pasada imponer temporalmente controles fronterizos con Alemania para evitar que el cierre de la frontera sueca bloquee en Dinamarca a todos aquellos emigrantes que querían cruzar el estrecho de Öresund.
Rasmussen, que sólo cuenta con 34 de los 179 diputados del Folketinget (Parlamento) tras quedar por detrás de socialdemócratas (47) y populistas (37) en las urnas, tiene muy difícil contentar a sus aliados. Mientras que los liberales demandan bajar impuestos, los ultras del Partido del Pueblo Danés (DF) reclaman aumentar el gasto social. Una posición en la que están más próximos al opositor Partido Socialdemócrata de Mette Frederiksen, que, en declaraciones a la televisión pública DR, ha manifestado que “creemos que el dinero debería ser usado en el Estado del Bienestar. Está completamente fuera de cuestión que vayamos a apoyar rebajas fiscales”.
Pese a la presiones de unos y otros, los analistas políticos no vislumbran una inminente caída del impopular Gobierno liberal ante el temor del centro derecha a perder el poder en unas eventuales elecciones anticipadas. Recientes sondeos colocan en cabeza a los socialdemócratas, con el 25% de los votos, seguidos por la derecha populistas (20%) y los liberales de Rasmussen (18%). Acostumbrados a un Parlamento sin mayoría, en Dinamarca no es tan importante ser el más votado, sino sumar los apoyos suficientes para ser investido primer ministro. Así, en 2011, la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt se convirtió en la primera mujer en presidir el Ejecutivo del país nórdico pese a haber quedado segunda en las urnas, mientras que hace siete meses los liberales formaron Gobierno pese haber cosechado su peor resultado en 25 años.
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