Dinamarca

La derecha recupera el poder en Dinamarca de la mano de los xenófobos

Los ultras del Partido del Pueblo Danés superan en votos a los liberales de Rasmussen, el futuro primer ministro Thorning-Schmidt dimite como líder socialdemócrata tras no lograr un segundo mandato.

Kristian Thulesen-Dahl, el líder del Partido Popular danés (DF)
Kristian Thulesen-Dahl, el líder del Partido Popular danés (DF)larazon

Los ultras daneses superan en votos a los liberales, mientras los socialdemócratas de Thorning son los más votados.

Al final el miedo a la inmigración pesó más que la recuperación económica entre los cuatro millones de daneses llamados ayer a las urnas. Los grandes partido políticos vivieron una agridulce noche electoral. El Partido Socialdemócrata de la primera ministra, Helle Thorning-Schmidt, pierde el Gobierno pese a ser el partido más votado (26,4%) y mejorar su resultado de 2011. Los liberales del Lars Lokke Rasmussen, con un 19,5% (siete puntos menos), vuelven al poder pese a perder su posición como segundo partido más votado por el empuje de la derecha xenófoba del Partido Popular Danés (DF), que se convirtió en el vencedor moral de la jornada, con el 21,2% (casi nueve puntos más).

Según los resultados oficiales casi definitivos, el «bloque azul» (liberales, conservadores, ultra derechistas y Alianza Liberal) logra el 52,4% de los votos y 90 escaños (la mayoría absoluta en un Parlamento de 179 diputados) frente al 47,3% y 85 escaños del «bloque rojo» (socialdemócratas, social liberales, socialistas y rojiverdes). Los cuatro asientos reservados a los territorios autónomos de Groenlandia e islas Feroe, que suelen apoyar a la izquierda, no serán decisivos, tal y como apuntaban los sondeos a pie de urna a primera hora de la noche.

Pasada la medianoche, un apesadumbrado Rasmussen comparecía ante sus seguidores para reconocer que “el Partido Liberal no ha tenido un resultado particularmente bueno”. “Pero hay una mayoría de partidos que cree que Dinamarca debería tener un nuevo Gobierno, lo que nos da una oportunidad para recuperar las llaves”. En un poco disimulado guiño a la derecha xenófoba, el líder liberal reiteró “que queremos una Dinamarca donde podamos tener control de los flujos de refugiados”. De esta forma -remachó- cuando un danés mire a los ojos de un extranjero en el tren o la ciudad, podrá ver los ojos de una persona que quiere abrazar Dinamarca”.

Por su parte, Thorning-Schmidt, que ha estado a punto de ser reelegido tras su espectacular remontada en los sondeos durante las últimas semanas, reconoció que “hemos ganado la campaña, pero hemos perdido las elecciones” antes de anunciar que “iré mañana [por hoy] ante la reina y anunciaré el cambio de Gobierno. Es hora de que Lars Lokke Rasmussen intente formar un nuevo Gobierno”.

A continuación, Thorning-Schmidt anunció su dimisión como líder del Partido Socialdemócrata tras una década como presidenta: “Liderazgo significa dimitir en momento adecuado y ese momento ha llegado ahora”. Eso sí, antes quiso recordar el “el Partido del Pueblo Danés puede ser el primer partido del ‘bloque azul’, pero no es el primer partido de Dinamarca”, un título que conservan los socialdemócratas con sus 925.000 votos.

Y es que Rasmussen volverá a Christiansborg (sede del Parlamento y despacho del primer ministro) cuatro años después de la mano de los votos de la ultraderecha y debilitado tras cosechar el peor resultado electoral para los liberales desde 1990. El líder de DF, un exultante Kristian Thulesen Dahl, reiteraba anoche su deseo de jugar un papel influyente en el nuevo escenario político, aunque no despejó la incógnita de si entraría en un eventual Gobierno liberal conservador o se decantaría por proporcionarle apoyo parlamentario, como ya hizo entre 2001 y 2011 a cambio de endurecer la legislación migratoria. «Estaremos donde consigamos más influencia. Y si es en el Gobierno, estaremos en el Gobierno. Si es fuera del Gobierno, permaneceremos fuera», aseguró Chuleasen, bajo cuyo liderazgo la derecha xenofobia ganó las últimas elecciones europeas.

Habrá que esperar a las futuras negociaciones entre los partidos para saber si, como segundo partido del Parlamento, DF se conforma con quedar fuera del reparto de carteras ministeriales. En todo caso, Dinamarca seguiría los pasos de Finlandia y Noruega, los otros países nórdicos con presencia de la derecha populista en el Gobierno. Sólo siendo tratados como otro partido más del “establemente”, los electores podrán juzgar a los grupos populistas.