Guerra en Siria
La oposición siria une sus fuerzas en Madrid
El caos y las divisiones internas entre los diferentes grupos de oposición al régimen de Bachar al Asad continúan causando estragos en sus planes para derrocar al presidente sirio. La falta de una estrategia común prolonga la agonía de unos rebeldes más preocupados por sus luchas de poder que por alcanzar un entendimiento que ponga fin a una guerra civil que se alarga desde hace dos años y que ha causado más de 80.000 muertos y 1,5 millones de refugiados.
Ahora, los representantes de la oposición tienen una nueva oportunidad de acercar posturas y Madrid ejercerá de anfitriona. Entre hoy y mañana, unos 80 representantes de diferentes grupos se darán cita en España a puerta cerrada para analizar la angustiosa situación que vive el país y desgranar las iniciativas internacionales tomadas en las últimas semanas. Los esfuerzos de los opositores se centrarán en la necesaria cohesión para asegurar la unidad, la estabilidad y la democracia en el país. Además, está previsto que mañana el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, mantenga un encuentro con Moaz Jatib, el ex presidente de la Coalición Nacional de las Fuerzas de la Oposición y Revolución Siria (Cnfros) –considerada como el único representante del pueblo sirio por trece países, entre los que están España, Reino Unido y Francia–, para intercambiar puntos de vista. Por supuesto, entre otros asuntos, estará presente la futura Cumbre de Ginebra, sobre la que todavía no hay fecha exacta, pero cuyos promotores, EE UU y Rusia, datan para las próximas semanas.
En el encuentro madrileño que ha facilitado García-Margallo a los opositores sirios, fruto de una invitación realizada por el ministro hace tiempo a Moaz Jativ, se excluye a las facciones más radicales, entre los que se encuentra el Frente al Nusra, que juró lealtad a Al Qaeda y fue clasificado como grupo terrorista por EE UU. Y es que está claro que la islamización es un factor peligroso que podría impedir el desarrollo democrático de Siria y que está complicado una postura clara de los diferentes países. Por ejemplo, los grupos salafistas, que cuentan con el apoyo de Arabia Saudí y Qatar –además del entrenamiento de células terroristas de Irak y Afganistán–, comprometen a Occidente a la hora de proveer ayuda militar letal a los rebeldes.
A medida que se alarga el conflicto en Siria, más difícil resulta reconocer los diferentes grupos de la oposición, sus objetivos, y sus apoyos. La comunidad internacional está confundida y ya no sabe cómo respaldar a los rebeldes. Con las armas químicas de telón de fondo, Occidente se halla en el dilema de sancionar a los insurgentes que luchan contra Asad a medida que crecen las sospechas internacionales sobre el uso de gas sarín en operaciones de los rebeldes. La otra cara de la moneda, igualmente preocupante, será la de corroborar que el régimen también está utilizando estas armas ilegales contra la población siria. En ambos casos, aún no se han encontrado pruebas sólidas, pero para el Departamento de Estado estadounidense es más que posible que Damasco esté atacando a la población con armas químicas. De confirmarse, la actitud de EE UU hacia Siria podría cambiar drásticamente. Y aunque la opción militar sea la última de las alternativas, el escenario es tan grave que no quedaría más remedio que actuar, porque representa una amenaza para toda la región, en particular para Israel. Este cambio de dirección ha sido patente en las últimas semanas, tras varios bombardeos israelíes contra instalaciones militares sirias para impedir el envío de armas hacia la milicia Hizbulá, aliado de Irán y Damasco. Los ataques israelíes han llevado a Turquía y Jordania a movilizar tropas en la frontera.
Ante esta situación más que convulsa y con un desenlace incierto, el encuentro en España y el del jueves en Estambul presentan un ápice de esperanza para el fin de la guerra siria. Resulta significativo que, además de Moaz Jatib, también estarán presentes en Madrid representantes del Ejército Libre de Sira (ELS) y varias organizaciones humanitarias.
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