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Encuentran los cadáveres de ocho bebés en una vivienda de Alemania
El hallazgo se produjo anoche tras acudir un equipo médico de emergencia a la vivienda.
La Policía alemana desveló hoy el hallazgo de los cadáveres de al menos ocho bebés envueltos en toallas y bolsas de plástico en una vivienda de la pequeña localidad bávara de Wallenfels y busca a una mujer de 45 años que vivió en la casa y que podría ser la madre. La Policía y la Fiscalía de Coburgo, a cargo de la investigación, informaron en un primer momento de siete cadáveres, pero por la tarde encontraron un octavo cuerpo en la casa.
Según los primeros detalles facilitados por los investigadores, una persona alertó ayer tarde a los servicios de emergencias de que había encontrado el cuerpo de un bebé en la vivienda.
Tras llegar al lugar, los servicios sanitarios y la Policía hallaron los primeros cuerpos en una de las dependencias de la casa.
Los restos mortales se encontraban "en mal estado", por lo que la Policía pidió desde el primer momento esperar a que concluyera el trabajo de los forenses para determinar si podía haber otros bebés.
Los resultados de las autopsias no se conocerán hasta principios de la próxima semana, por lo que hasta entonces no se sabrá la causa de las muertes, cuándo ocurrieron o incluso el sexo de los bebés.
Los investigadores señalaron que no se puede saber todavía si los bebés nacieron vivos y se limitaron a informar de que buscan a una mujer de 45 años que vivió en la casa para interrogarla.
Ni la Policía ni el fiscal encargado del caso, Martin Dippold, facilitaron detalles sobre esta mujer.
Según el popular diario "Bild", la sospechosa se llama Andrea G. y residió en la casa durante 18 años junto a su marido, hasta que en septiembre, tras una fuerte disputa, se mudó a otro piso de esta localidad de 2.800 habitantes.
La familia era originaria de Wallenfels y parecía bien integrada en la localidad. Con su marido, Andrea G. había tenido tres hijos -que ahora tienen entre 12 y 13 años- y contaba con otros dos fruto de relaciones anteriores.
Según fuentes citadas por el "Bild", la propia mujer, ebria, había contado más de una vez que ocultaba cadáveres de bebés en su casa, algo que llegó a oídos de la actual inquilina de la vivienda, Diana W.
Alarmada, esta mujer decidió inspeccionar a fondo la casa y ayer tarde encontró los cuerpos en una antigua sauna que ahora se usaba como trastero, entre bolsas y pañuelos.
Numerosas cámaras de televisión se apostaron hoy frente a la vivienda, en cuyas ventanas de la planta superior podían verse colgados recortes y dibujos infantiles.
El alcalde de Wallenfels, Jens Korn, resumió el "desconcierto"de todos los vecinos de la localidad, de luto "ante unos niños a los que no se permitió vivir", según declaraciones recogidas por los medios locales.
"Este tipo de cosas sólo las conocíamos por la televisión", añadió.
El caso de Wallenfelds sigue a otros crímenes similares ocurridos en Alemania, que recordó hoy el más grave, descubierto en 2005 en el estado de Brandeburgo (este del país) y protagonizado por Sabine H., quien en la década de 1990 había asesinado a nueve de sus trece hijos al nacer y ocultado sus cadáveres en distintos maceteros.
El caso de Sabine H., que fue condenada a quince años de prisión, conmocionó a la opinión pública alemana, pues los hechos no habían llamado la atención ni de familiares ni de vecinos.
Según la Fiscalía, la infanticida procedió siempre del mismo modo: se emborrachaba al ponerse de parto, daba a luz en secreto, envolvía a los bebés en toallas y, tras asegurarse de que estaban muertos, los metía en bolsas de plástico y los enterraba en los maceteros del balcón, donde cultivaba tomates y hierbas.
EFE
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