Hamburgo

Pendiente de expulsión y fichado: así es el islamista de Hamburgo

Las autoridades germanas, en el punto de mira ante un nuevo caso de ineficacia burocrática

El alcalde de Hamburgo Olaf Scholz deposita flores frente al supermercado donde se produjo el ataque
El alcalde de Hamburgo Olaf Scholz deposita flores frente al supermercado donde se produjo el ataquelarazon

Las autoridades germanas, en el punto de mira ante un nuevo caso de ineficacia burocrática.

Un muerto, seis heridos y cientos de interrogantes. Uno de ellos, quizá el más repetido ayer en la sociedad alemana, ocupó uno de los titulares más grandes del periódico «Bild». «¿Por qué seguía el agresor en Alemania?». El atacante, un palestino que vivía en un centro para refugiados, llegó al país en marzo de 2015 proveniente de Noruega y aunque pidió asilo político, éste le fue denegado. En el momento del ataque, tenía una orden de repatriación pero aún así no fue expulsado, ¿por qué?

La pregunta hizo que muchos mirasen a las autoridades, pero sobre todo a la esfera gubernamental germana que a poco más de un mes de las elecciones, donde la canciller alemana Angela Merkel peleará por un cuarto mandato, vuelve a dejar patente su ineficacia burocrática y técnica para controlar este tipo de agresiones.

Si cabe, ésta vez hay menos miedo e incluso la Prensa ilustró ayer sus portadas con los espontáneos «héroes» que el viernes, a mano descubierta y armados simplemente con sillas de plástico, pudieron reducir al agresor sin necesidad de la Policía pero con todo, las dudas sobre la acogida de inmigrantes vuelven a resurgir en un país que recibió a más de un millón de demandantes de asilo desde 2015. La derecha nacionalista acusa desde entonces a la canciller de haber dejado entrar a yihadistas en potencia en Alemania.

«Hubo indicios de su radicalización», informó ayer el ministro del Interior de Hamburgo, Andy Grote, quien asimismo agregó que la Policía tenía almacenados sus datos como islamista, pero no como yihadista. Sin embargo, también se sabía que el hombre, que nació en los Emiratos Árabes Unidos (EAU) es una persona «psíquicamente inestable» aunque, de momento, se desconoce qué lo llevó a cometer el ataque. De hecho, después de que la Policía recibiera denuncias sobre su radicalización, oficiales de esa fuerza fueron a verlo, pero no detectaron «un peligro inmediato» de paso a la acción. Otras voces, sin embargo, fueron más concisas; entre ellas, la del alcalde de Hamburgo, Olaf Scholz, que se refirió al ataque como un «atentado» y señaló que el agresor actuó por «odio» hacia el país.

En esta línea, el diario «Bild» aseguró que el deseo del refugiado era abandonar Alemania cuanto antes. Reacciones en distintas direcciones que pusieron de relieve la falta de coordinación y que arrojaron más confusión al tema, hasta el punto de que Merkel interrumpió sus vacaciones para emitir un comunicado en el que garantizó el total esclarecimiento del ataque. «El acto de violencia debe y va a ser aclarado», afirmó la jefa del Gobierno, que a pesar de estar de vacaciones aseguró que está en «permanente contacto» con su ministro del Interior, Thomas de Maizière, y el alcalde de Hamburgo para seguir los acontecimientos. El viernes por la tarde, el agresor entró en un supermercado del norte de Hamburgo, en el barrio de Barmbeck, robó un cuchillo de cocina y al grito de «Allahu Akbar» (Alá es el más grande) se abalanzó sobre un hombre de 50 años al que apuñaló mortalmente. Dentro del negocio hirió a otros dos clientes y luego, cuando se dio a la fuga, volvió a herir a otros viandantes hasta que finalmente fue reducido por un grupo de hombres.