Atentados terroristas en París
¿Se esconde Salah Abdeslam en una casa okupa de Molenbeek?
La Policía belga inspecciona una nueva vivienda en el municipio musulmán de la capital donde podría estar el terrorista huido del 13-N
Dieciséis días fugado. Más de dos semanas sin que la Policía belga ni la francesa hayan conseguido dar con el paradero de Salah Abdeslam, el único terrorista de la masacre de París que salió con vida tras decidir no hacer explotar el cinturón explosivo que llevaba encima y darse a la fuga. Ayer por la tarde, los agentes belgas realizaron nuevos registros en el municipio de Monlenbeek donde, al parecer, sigue escondido el yihadista. Las pesquisas se realizaron en la rue de l’Indepéndace, en el barrio de Beekant, según informaron fuentes policiales. Varias viviendas de esta calle fueron inspeccionadas durante más de una hora y los agentes se centraron en un bloque vacío al que suelen acudir okupas. Dicha calle fue cortada al tráfico y a los peatones, algo a lo que ya se han acostumbrado los vecinos de Molenbeek, un distrito que supone un quebradero de cabeza para las autoridades belgas ante el nido de radicales que habitan en él. Una comuna fuera de control sobre la que no se ha prestado atención suficiente en los últimos años y de la que han salido varios de los responsables de los ataques islamistas que se han producido en territorio en territorio europeo.
La búsqueda de ayer resultó de nuevo infructuosa, aunque los responsables de la investigación insisten en que el joven de 26 años sigue en Molenbeek y que gracias a cómplices estaría consiguiendo esquivar a la Policía. A pocas manzanas de donde se realizaron los registros de ayer, en la casa de Mohammed Abdeslam, el hermano de Salah –el cual le ha pedido públicamente en varias ocasiones que se entregue- reinaba un especial ajetreo. Ante las preguntas de LA RAZÓN sobre si el hermano del terrorista se encontraba en su domicilio, sus respuestas eran ambiguas y cuanto menos, desairadas. “Se ha ido a París. Déjenle en paz”, espetó a este diario un hombre de avanzada edad desde el balcón de la comuna donde reside Mohamed, en la Place Communale. Hartos de la Prensa, este barrio quiere dejar de ser el centro de las miradas. Unos para poder seguir haciendo su vida normal, trabajar y vivir en paz; y otros, para continuar forjando sus vínculos terroristas en la sombra.
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