Francia
La Policía italiana y la francesa echan un pulso en Ventimiglia
Roma se planta e impide la devolución de emigrantes desde Francia
El sueño de una Europa sin fronteras internas se desvanece al echar una ojeada al paso entre Italia y Francia del Puente de San Ludovico, unión entre la localidad italiana de Ventimiglia y el coqueto pueblo galo de Menton, «la perla de Francia», como se autoproclama con un gran cartel en la entrada. Nueve agentes montan guardia frente al letrero que informa de cómo se llama este lugar. A un lado, cuatro miembros de la Gendarmerie; al otro, cuatro carabinieri y un policía italiano. Comparten muchas cosas: el rostro serio, el gesto distante de cruzar los brazos y el cuerpo musculado. Apenas se miran, cada uno charla sólo con sus compatriotas.
Tostándose al sol de media tarde y con el ruido del mar de fondo, esos nueve hombres custodian una de las fronteras internas más calientes que hoy tiene la UE. A pocos metros, en la zona italiana, un centenar de inmigrantes provenientes de una docena de naciones africanas y de Oriente Medio esperan su momento. Llegaron a Italia a través del Mediterráneo y quieren seguir su viaje hacia Gran Bretaña, Suecia, Alemania o alguna otra nación del norte de Europa. De momento, no pueden: el Gobierno francés les impide el paso. París considera que al ser Italia el primer territorio europeo al que llegaron, deben ser las autoridades del país vecino las que se ocupen de ellos. Se escuda en la normativa comunitaria que regula estas situaciones. El problema es que los centros de acogida italianos están desbordados y que estas personas no quieren quedarse en Italia. De hecho, se niegan a ser identificadas para poder solicitar el estatus de refugiado en otras naciones.
Desde hace unos diez días, el Gobierno galo está aplicando la mano dura frente a la inmigración: devuelve al paso de Ventimiglia a los irregulares que «caza» en su territorio. A Sahel al Ansar, un libio de 21 años que desea pedir asilo en Suecia, le pillaron en Niza. «Desembarqué en Lampedusa. Luego pasé por Pisa y Milán hasta que conseguí cruzar a Francia, pero allí sólo duré un día. Llevo ahora una semana aquí en la frontera, durmiendo en los escollos frente al mar. Es muy duro. Por la noche hace frío. Además, yo tengo problemas para respirar», cuenta mientras muestra un inhalador para el asma.
Ayer se vivieron momentos de tensión en la frontera cuando los agentes galos trataron de devolver a 40 indocumentados, pero se toparon con la negativa de las autoridades del país vecino. La crisis entre París y Roma debido a las idas y venidas a las que se ven obligados los inmigrantes hizo que el primer ministro italiano, Matteo Renzi, denunciara la «actitud muscular» de Francia y amenazara con sacarse de la chistera un «plan B» para hacer frente a este problema. Entre las medidas extraordinarias que planea está conceder un permiso especial a estas personas para que se muevan libremente por Europa.
Según las autoridades italianas, Francia incluso expulsa hacia Ventimiglia a inmigrantes que aparentemente no entraron en su territorio a través de esta localidad. Felice Romano, secretario general del sindicato policial SIULP, denuncia la «pillería» de las autoridades galas, «que están dejando en Italia a refugiados que ya se encontraban en su territorio». Romano lamenta que la Unión Europea esté descargando sobre las fuerzas de Policía todo el peso de un problema «que es social y político, aunque parezca que nos encontremos frente a una cuestión de orden público». En una conversación con Radio 24, dijo que «no es posible» que sean sólo los agentes de las Fuerzas de Seguridad y los voluntarios de las ONG quienes hagan frente «a esta oleada migratoria histórica».
«La Comisión Europea hace la política de la avestruz», afirmó el policía. No es el único que utiliza esta imagen: a pocos metros de Sahel, los inmigrantes han colocado un cartel con dos avestruces dibujadas cuyas cabezas están bajo tierra. Encima del cuerpo de una de ellas han escrito «ONU». En el de la otra, «UE». Por encima de ambas puede leerse: «¡Abrid los ojos!».
Una puerta en el muro
El cierre de la frontera francesa para los inmigrantes no es absoluto. Ayer las autoridades de este país dejaron que cuatro jóvenes refugiados cruzaran uno de los pasos que unen Menton con Ventimiglia. Pese a este hecho, el prefecto (delegado de Gobierno) de Imperia aseguró que el bloqueo sigue vigente. Al parecer estos cuatro inmigrantes provenían de Sudán, por lo que no tendrían difícil conseguir el estatus de refugiado.
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