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La sociedad británica aboga por los extremos del debate del Brexit

El partido de Nigel Farage y los Liberal Demócratas resultan vencedores en unos comicios en los que la duda y la indecisión han sido protagonistas

Nigel Farage después de votar en las elecciones europeas
Nigel Farage después de votar en las elecciones europeaslarazon

El partido de Nigel Farage y los Liberal Demócratas resultan vencedores en unos comicios en los que la duda y la indecisión han sido protagonistas

Tres años después del histórico referéndum del Brexit, la sociedad británica está más divida que nunca y ha perdido completamente la confianza en los dos partidos mayoritarios de Westminster. Esta es la lectura que puede hacerse de unos comicios europeos que el Reino Unido no debía haber celebrado. Los británicos apostaron por salir del bloque en 2016, pero la incapacidad de la clase política para ejecutar el divorcio les ha llevado ahora a tener que elegir 73 eurodiputados, que la verdad, nadie tiene muy claro por cuánto tiempo o si realmente van a ocupar sus escaños. En definitiva, un auténtico caos que ha llevado al electorado a apoyar los dos extremos de un debate en el que nadie encuentra consenso.

Por una parte, el populista Nigel Farage cumplió con las expectativas, convirtiéndose en un auténtico Tsunami. Su nueva formación, el Partido del Brexit, consiguió 29 eurodiputados. Pero al mismo tiempo, los Liberal Demócratas, que abogan por un nuevo plebiscito, son los otros grandes protagonistas, quedando en segunda posición.

Muy relevante el hecho de que las formaciones que claramente apoyan la permanencia en la UE -obviando a tories y laboristas- suman un mayor porcentaje de apoyos. Los Liberal Demócratas, junto Verdes, escoceses del SNP, galeses del Plaid Cymru, y Change UK suman un 40,4% del respaldo de los votos, frente al 34,9% cosechado por el Partido del Brexit y el UKIP, que con su actual líder, Gerard Batten, no ha conseguido ningún asiento.

En definitiva, tras unas arduas negociaciones con Bruselas, todo vuelve a estar en el punto de partida. Aunque los conservadores cada vez muestran más señas de debilidad. Las filas de Theresa May -que dimitirá oficialmente como líder tory el 7 de junio- quedaron en un bochornoso quinto lugar, perdiendo 15 escaños y quedándose tan sólo con 4.

La aún premier reconoció ayer que los resultados eran “muy decepcionantes”. En un mensaje en sus redes sociales, May inició en que “los laboristas también han “sufrido grandes derrotas” al quedar relegados a la tercera plaza. “Demuestra la importancia de encontrar un acuerdo para el Brexit y espero sinceramente que los resultados aclaren ideas en el Parlamento”, añadió.

Pero nada más lejos de la realidad, ya que el triunfo de Farage pone ahora más presión en las primarias tories y los analistas interpretan que, con tal panorama, en un intento por recuperar votantes, las bases conservadoras acabaran apostando por un candidato del ala dura euroescéptica.

Nunca gana luego el favorito, pero las encuestas siguen apostaron por el excéntrico Boris Johnson, que señala que el Reino Unido abandonará la UE con o sin pacto antes del 31 de octubre, cuando termina la segunda prórroga concedida por los Veintisiete.

En caso de que un futuro primer ministro quiera abandonar el bloque sin pacto, Westminster no podría impedirlo. Sin embargo, llegados a este escenario cada vez toma más peso la opción de elecciones generales anticipadas, ya que hay muchos tories moderados que estarían dispuestos a votar en contra de su Gobierno para evitar un divorcio abrupto.

El líder de la oposición Jeremy Corbyn reclama elecciones anticipadas y un referéndum sobre cualquier acuerdo que pueda aprobarse para sacar a Reino Unido de la UE. Pero lo cierto es que los laboristas no están especialmente en una situación fuerte. Al descalabro en las locales de principios de mes, se suma ahora el batacazo en las europeas donde han perdido 10 escaños, quedándose con 10 y consiguiendo tan sólo el 14,1% del respaldo de los votos. La ambigüedad del veterano político está pasando factura al partido y sus bases le presionan para que apoye un segundo referéndum en cualquier circunstancia, no solo sobre el pacto.