Unión Europea

La UE estudiará «caso por caso» las expulsiones, como pedía España

Un niño se encuentra sentado detrás de unos plásticos que cubren las tiendas de campaña de un campamento improvisado en Idomeni, Grecia
Un niño se encuentra sentado detrás de unos plásticos que cubren las tiendas de campaña de un campamento improvisado en Idomeni, Grecialarazon

La Comisión Europea va a presentar hoy unas líneas de acción que, de facto, suponen una enmienda –al menos parcial– al preacuerdo al que llegaron los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre de la semana pasada con Ankara. Un pacto por el que los Veintiocho dieron luz verde preliminar para la evacuación indiscriminada hacia Turquía de todos aquellos migrantes, incluidos los demandantes de asilo sirios, a cambio de una serie de contraprestaciones económicas y políticas para el régimen de Tayyip Erdogan, envuelto en una peligrosa espiral de autoritarismo. ACNUR acusó a la Unión Europea de estar poniendo en marcha un acuerdo ilegal contrario a la Convención de Ginebra y España también amenazó este pasado lunes con vetar el acuerdo por este mismo motivo. En los últimos días los servicios jurídicos del ejecutivo comunitario han estado trabajando para llegar a una solución, a pesar de que corresponde al equipo del presidente del Consejo Europeo la negociación con los diferentes países. El propio Donadl Tusk reconoció ayer que era necesario «reequilibrar» lo acordado por los jefes de Estado y de Gobierno antes de la cumbre de este jueves y viernes en Bruselas.

El nuevo paraguas legal pergeñado por la Comisión Europea, parece claro, al menos sobre el papel. No habrá evacuaciones en masa, se estudiará caso por caso la situación de los demandantes de asilo y estas peticiones se tramitarán sobre suelo griego, concretamente en sus islas, antes de llegar a la península para que los desplazados no puedan acceder a otros países europeos. A pesar de que se seguirá este protocolo, la intención de este acuerdo es agilizar los procesos de retorno con equipos turcos que trabajen en las islas griegas, aunque las fuentes comunitarias no han querido confirmar ningún plazo concreto. Estas devoluciones se pondrán en marcha con la esperanza de futuras reubicaciones desde suelo turco a Europa y bajo dos premisas: Turquía, aunque no ha firmado la Convención de Ginebra, va a respetar lo acordado y puede considerarse que el régimen de Ankara es un país «seguro» en los estándares europeos de respeto a los Derechos Humanos. Los Veintiocho parecen haber renunciado, al menos por el momento, a establecer una lista común para definir esta etiqueta de seguridad con países terceros y se remiten a un acuerdo bilateral entre Grecia y Ankara.

Pero la hasta ahora equívoca legalidad de los acuerdos no es el único obstáculo en las negociaciones. Chipre amenaza con bloquear la apertura de nuevos capítulos en el proceso de adhesión de Turquía mientras no se resuelva su contencioso histórico que divide a la isla desde 1974. Tusk viajó ayer a Nicosia y a Ankara para destensar la situación. Por el momento, el primer ministro chipriota, Nicos Anastasiades no piensa ceder y hoy se reunirá con el presidente Juncker.