Riad
La UE usa una doble vara de medir con Riad
Los Veintiocho condenan a Arabia Saudí en la ONU, pero bloquean la lista de países que blanquean dinero.
Los Veintiocho condenan a Arabia Saudí en la ONU, pero bloquean la lista de países que blanquean dinero.
Una de cal y otra de arena. Pocas veces el doble lenguaje de las relaciones diplomáticas se manifiesta con tanto esplendor. Ayer los Veintiocho decidieron dar un paso al frente y, por primera vez, enviaron una seria advertencia a Arabia Saudita en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Es la primera vez que el reino árabe sufre un serio correctivo por parte de este organismo internacional y se interpreta como un éxito diplomático europeo en el que no ha habido disensiones entre las capitales, algo poco habitual en las siempre procelosas aguas europeas. El texto de condena consensuado por un total de 36 países urge a las autoridades saudíes a liberar a los activistas encarcelados en el país y a cooperar con la investigación que se está llevando a cabo sobre el asesinato del periodista saudí Jama Khashoggi en la embajada del país en Ankara (Turquía).
Pero, paradójicamente, las capitales europeas no sólo están unidas en esto. Ayer los Veintiocho decidieron dar el paso definitivo para bloquear la lista elaborada por el ejecutivo comunitario sobre países sospechosos de blanquear dinero y de financiar el terrorismo internacional. Ante este veto, la Comisión Europea debe ahora empezar de cero y elaborar una nueva propuesta ¿Quién aparecía en esta lista? Sorprendentemente, Arabia Saudita. Aquí también ha habido unanimidad y los Veintiocho votaron ayer en contra. La semana pasada, en las reuniones preparatorias, sólo Bélgica se descolgó de este veto debido a la interinidad de su gobierno que debe celebrar elecciones el 26 de mayo. Tras salvar este escollo, ayer todas las capitales votaron en contra de la lista, lo que supone un balón de oxígeno para el régimen saudí difícil de explicar a la opinión pública.
El ejecutivo comunitario no puede disimular su malestar y fuentes diplomáticas reconocen fuera de micrófono las presiones sufridas por las capitales para dejar fuera de la lista a Arabia Saudita. La reunión celebrada la últimas semana de febrero en Egipto entre los países árabes y los Veintiocho fue el marco incomparable para la ofensiva diplomática del reino árabe. El rey Salmán escribió una misiva a todos los países europeos en la que, según la agencia Reuters, advertía de que dar este paso “por un lado dañaría su reputación y por otro crearía dificultades en los flujos comerciales y de inversión entre el Reino y la UE”. La cumbre ya vino acompañada por críticas a la falta de énfasis en los Derechos Humanos lo que hizo que el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker reconociera con gran sinceridad que “si sólo me reuniese con países que respetan los Derechos Humanos mi semana terminaría el martes”
Las gestiones del rey Salmán han surtido efecto, aunque para los Veintiocho el rechazo a la lista se debe más a un problema de forma que de fondo. O al menos, así lo explican. Según reza el comunicado emitido ayer, “el Consejo ( Veintocho) justifica su decisión basándose en que no puede apoyar la actual propuesta ya que no se ha establecido un proceso sólido y transparente que incentive de manera activa a los países afectados a tomar acciones decisivas y el derecho a ser oídos”.
No es la primera vez que los países europeos elaboran una lista de este tipo. Lo que ha cambiado esta vez es el método empleado. Hasta ahora, eran los estados europeos en un organismo intergubernamental (Financial Action Task Force) los encargados de realizar este trabajo La sustitución en esta tarea por parte del ejecutivo europeo pretende poner en marcha un método más riguroso con una mayor inclusión de países. En la lista presentada el pasada mes de febrero y rechazada ayer se ponían sobre la diana un total de 33 países ( 11 de ellos nuevos) con incorporaciones tan sonadas como la mencionada Arabia Saudita, Panamá o Libia. El ejecutivo comunitario se basa en los criterios establecidos por la OCDE y otras institución internacionales.
Cuando presentó esta iniciativa, la Comisaria de Justicia Vera Jourová, ya reconoció ciertas discrepancias por parte de las capitales. Pero ni en sus peores sueños, el ejecutivo comunitario podía imaginar una ofensiva tan contundente y el cierre de filas sin fisuras de todas las capitales europeas. Arabia Saudita no era el único país cuya inclusión levantaba ampollas. España protestó por la mención a Panamá ( aduciendo que el país ya estaba realizando esfuerzos) y EEUU también pataleó por la presencia de Puerto Rico, Guam, Samoa Americana y las Islas Vírgenes Americanas, territorios dependientes de Washington.
Esta propuesta pretende obligar a las entidades financieras a extremar los controles cuando realicen operaciones con entidades, individuos o empresas radicados en estos territorios. Pero todo indica que ante las dificultades en el camino, estas medidas tendrán que esperar.
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