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La venganza de Taksim
Tras la toma ayer por la Policía turca de la plaza Taksim y los duros enfrentamientos, hoy se vive un día de calma tensa.
Estambul fue escenario ayer de los choques más duros de los últimos 11 días entre agentes antidisturbios y manifestantes, cuando la Policía irrumpió en la plaza Taksim, epicentro de la ola de protestas antigubernamentales que sacude al país.
Sólo pocas horas después de que el Gobierno turco anunciara que estaba dispuesto a negociar con los manifestantes, la Policía irrumpía en la plaza Taksim, desalojándolos con cañones de agua y gases lacrimógenos, ayer por la mañana. En un plan aparentemente bien diseñado y coordinado por las autoridades locales y estatales, los antidisturbios turcos -perfectamente equipados con corazas y pistolas de productos irritantes, y acompañados por blindados- fueron haciéndose con el control de la céntrica plaza y de todas las calles de los alrededores.
La carga policial más contundente se produjo sobre las 17.30 GMT, después de más de 12 horas de enfrentamientos esporádicos en las zonas periféricas del emblemático recinto, epicentro de las protestas que tienen Turquía en vilo desde hace dos semanas.
Los agentes avanzaron con numerosas salvas de gas pimienta y chorros de agua a presión para dispersar a los miles de ciudadanos que se habían congregado en la plaza tras el fin de la jornada laboral.
Pese a que la carga logró desalojar la plaza, grupos de manifestantes regresaban continuamente y volvían a encararse con los agentes e incluso encendieron una gigantesca hoguera y lanzaron bengalas y fuegos de artificios contra los policías.
Poco después del comienzo del desalojo, el Gobernador de Estambul, Hüseyin Avni Mutlu, compareció en rueda de prensa para asegurar que la operación policial sólo buscaba quitar las pancartas y stands presentes en la plaza, y en el centro cultural Ataturk -en un lateral de la misma-, pero que no tocaría el parque Gezi. Pero 12 horas después, Mutlu cambió el tono tranquilizador y amenazó a los ocupantes del parque, que son miles en estos momentos.
Tras la brusca intervención policial en la plaza de Taksim, miles de personas de diversos barrios de Ankara empezaron a marchar hacia la céntrica plaza de Kizilay, para solidarizarse con los manifestantes de Estambul. También hubo marchas en Esmirna, donde las protestas se han desarrollado estos días con menos intervención policial.
El Primer Ministro, Recep Tayip Erdogan, se dirigía también a los activistas "ecologistas", pidiéndoles que abandonen el parque Gezi, "si son sinceros". La actual crisis comenzó precisamente en torno a ese espacio verde, pero degeneró en una "revuelta"ciudadana cuando la Policía intervino por la fuerza. Sin haber aprendido esa lección, pero muy confiado en poder gestionar las posibles repercusiones del uso de la fuerza, Erdogan se mostró una vez más desafiante y aseguró que no puede permitir que los "vándalos"ataquen propiedades públicas y privadas, e insulten a las instituciones. Erdogan habló primero ante el Parlamento turco y posteriormente ante los miembros de su partido, el islamista AKP, que lleva más de 10 años en el poder. Con el respaldo de un 50% de los votantes, el jefe del Ejecutivo advirtió que "las sensibilidades ecologistas han derivado en protestas diferentes cuyo objetivo es camuflar la rebelión ilegal contra el régimen democrático". Por otra parte, dijo sentir mucho si hay gente que piensa que está actuando muy duramente, pero que ese es el papel de un gobernante.
Durante todo el día de ayer, la Policía turca se enfrentó con los manifestantes y cargó contra ellos repetidamente, cada vez que se atrevían a regresar y concentrarse en Taksim. El ataque más fuerte llegó al atardecer, con la cobertura de la oscuridad, iluminada sólo por los fuegos que los manifestantes encendieron en varios puntos de la plaza y los perdigones explosivos que en la noche pueden confundirse con fuegos artificiales. En toda la zona el aire era irrespirable por la gran cantidad de gas empleado por los agentes, que no hicieron un uso letal de la fuerza, pero sí lo suficientemente brutal para causar centenares de heridos, según fuentes de los hospitales de campaña consultadas por LA RAZÓN. Esas fuentes aseguraron que muchos heridos presentan golpes por los botes de gas lanzados a corta distancia así como por el impacto de pequeños proyectiles explosivos lanzados a presión.
Ante la violencia empleada también por los manifestantes y su determinación a no abandonar la plaza, el primer ministro Erdogan aseguraba que las protestas constituyen "un plan sistemático"para dañar la imagen y la economía de Turquía, cuya bolsa se están viendo evidentemente afectada por esta crisis. No es la primera vez que Erdogan hace referencia al "ataque"de los especuladores financieros que buscarían hundir la economía turca, la cual ha florecido en los últimos años bajo el mandato del AKP. Asimismo, Erdogan cargó contra los medios internacionales que "están desinformando de forma sistemática", en sus palabras, y también contra las redes sociales, a través de las cuales se están canalizando el descontento contra él y la información que llega al mundo exterior desde Taksim.
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