Política

Disturbios

La violencia amarilla regresa a París

Críticas a Macron por estar esquiando y a su ministro del Interior por unas fotos con una joven en una discoteca.

Un «chaleco amarillo» lanza ayer una silla contra un establecimiento en llamas en la capital francesa
Un «chaleco amarillo» lanza ayer una silla contra un establecimiento en llamas en la capital francesalarazon

Críticas a Macron por estar esquiando y a su ministro del Interior por unas fotos con una joven en una discoteca.

Dos meses después de que Emmanuel Macron lanzara su gran debate nacional para responder a las inquietudes de los «chalecos amarillos», todavía son miles de franceses los que siguen prefiriendo la calle para manifestar su disconformidad con la política del Gobierno. Ayer, decimoctava jornada de movilizaciones, las manifestaciones de «chalecos amarillos» estuvieron marcadas por un inusitado brote de violencia, especialmente en París, en los Campos Elíseos, donde se vieron escenas caóticas como no se habían visto hasta ahora. Grupos de blackblocs fueron destrozando de forma sistemática todo lo que encontraban a su paso: bancos, comercios, restaurantes, cines, coches y kioskos.

Prendieron fuego a una agencia bancaria obligando a los bomberos a rescatar a una mujer y su hijo que se encontraban en el edificio. Destrozaron y saquearon la práctica totalidad de las tiendas abiertas en los Campos Elíseos: Longchamp, la tienda del Paris-Saint-Germain, Lacoste, Zara, Hugo Boss, Swarovski, y un largo etcétera. En la esquina con la avenida George V se encuentra el secular restaurante Fouquet’s, que primero fue destrozado, y más tarde le prendieron fuego. En la terraza, los agresores dejaron el mensaje «Sarko a tout cassé», en referencia al antiguo presidente de la República, que celebró allí su victoria en las elecciones presidenciales. La plaza de l’Etoile, quedó sembrada de los adoquines que los manifestantes arrojaron contra las fuerzas del orden. La Policía a su vez, respondió con contundencia con gases lacrimógenos y porras. Resultado: medio centenar de heridos, 27 manifestantes y 18 policías. «Nada justifica esta violencia –comentó ayer Edouard Philippe–, varios miles de camorristas han venido a París para enfrentarse a las fuerzas del orden, a los símbolos del Estado, a la propiedad privada, a la democracia. Es inadmisible ». El primer ministro protagonizó una imagen singular al desplazarse hasta los Campos Elíseos, para visitar a un grupo de intervención de la Policía y bomberos, mientras a unos 500 metros, los compañeros de estos intentaban a duras penas impedir nuevos actos de violencia o apagar incendios.

«He venido a dar consignas de gran firmeza para que los que cometen esos actos inaceptables puedan ser presentados ante los tribunales, ser juzgados y castigados severamente», aseguró Philippe. La Prefectura de Policía de París anunció la detención de 230 personas sólo en la capital, mientras que el sábado anterior se detuvieron a unas cuarenta personas en toda Francia. Y mientras el primer ministro hacía frente a las cámaras, el presidente de la República, disfrutaba de unos días de descanso en la nieve. Emmanuel Macron debió comenzar a sentir que su imagen sobre la nieve toda blanca y la de los Campos Elíseos ennegrecidos y destrozados, le iba a pasar factura porque a última hora de la tarde, el Palacio del Elíseo anunció que el presidente acortaba sus ya breves vacaciones (llegó el jueves por la noche a la estación de La Mongie en los Altos Pirineos), y volvía a París.Con sólo esa fotografía, Macron estaba perdiendo todo el capital ganado en ocho semanas de debates organizados en torno a su persona, toda una proeza física e intelectual, que le han permitido remontar en los sondeos, pero que puede fundirse como la nieve al sol. Tampoco le ayuda las dificultades que pasa su ministro del Interior. El sábado de la semana pasada, después de otra jornada de movilizaciones de chalecos amarillos, Christophe Castaner fue visto en una discoteca de moda, encadenando los chupitos de vodka, y en brazos de una joven, imágenes que ha publicado la prensa y que han provocado vivas críticas entre la oposición y diversos mandos policiales que, bajo anonimato comentan en «Le Parisien» que se trata de «una falta profesional». Era difícil no pensar en ello cuando anoche se acercó al Arco del Triunfo para visitar a los policías mientras un grupo de «chalecos amarillos» le abucheaban.