El Futuro de Venezuela
La violencia chavista enturbia la campaña
La tensión sube y apunta a Capriles: «Puede acabar muy mal»
La violencia no sólo es uno de los problemas sociales que sufre Venezuela, sino que también amenaza el desarrollo de la campaña electoral. El lenguaje belicoso del oficialismo y sus continuas amenazas han creado un clima de tensión que aumenta según se acerca el día de las elecciones.
La violencia no sólo es uno de los problemas sociales que sufre Venezuela, sino que también amenaza el desarrollo de la campaña electoral. El lenguaje belicoso del oficialismo y sus continuas amenazas han creado un clima de tensión que aumenta según se acerca el día de las elecciones.
Ayer se conocía que Juan Aranda, un coordinador de campaña del candidato opositor, Henrique Capriles, fue asesinado en el Estado de Táchira, en el noroeste del país, después de ser secuestrado. Aranda, de 52 años, había participado en una caminata con sus compañeros de la campaña de Capriles, durante la que se encontraron con partidarios del presidente interino, Nicolás Maduro, que también estaban haciendo campaña.
«Salvo los gritos de consigna a favor de un candidato y otro, no hubo ningún problema. Por eso nos pareció extraño que a Juan le llegaran a su casa, como a las once, a decirle que lo estaba buscando la Policía porque había agredido a un chavista», explicaron sus familiares.
Desde el comando Simón Bolívar de Ureña se ha pedido justicia para Aranda. Alejandro García, concejal y coordinador de la campaña de Capriles en la localidad, atribuyó lo ocurrido a una represalia política. «Fue asesinado vilmente», denunció. Durante las pasadas elecciones de octubre, que enfrentaron a Hugo Chávez con Capriles, la oposición venezolana se vistió de luto tras la muerte de tres de sus integrantes.
Sin embargo, los herederos de Chávez, con Maduro al frente, han recrudecido el discurso. Por ejemplo, ayer, en el programa oficialista que se emite en la cadena estatal Venezolana Televisión, el periodista ultrachavista Mario Silva apuntaba directamente al candidato opositor. «No vayan a preparar nada porque pueden acabar muy mal, caprichito burgués asqueroso», dijo mirando fijamente a las cámaras.
Tampoco ayudan las conspiraciones destapadas por el Gobierno y que la oposición atribuye a una estrategia política. Ayer, el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, presentaba supuestas pruebas de acciones desestabilizadoras por sectores antichavistas que incluyen el no reconocimiento de los resultados electorales y reiteró la denuncia de mercenarios infiltrados en el país. También volvió a hablar de agentes salvadoreños contratados por la oposición para generar apagones generales. Armando Briquet, miembro de la campaña de la oposición y acusado por el oficialismo de intentar boicotear los resultados, dijo ayer que «ser político en este país es un acto valiente. No sé manejar armas y nunca las he portado, mis únicas armas son la verdad y la paz».
La banda sonora de esta película «rojilla» la ponían las cornetas de batalla, que este miércoles volvían a sonar desafiantes por la plaza de Altamira. Es el sonido utilizado por el oficialismo para llamar al voto y que ahora va acompañado de las grabaciones del difunto comandante.
Tampoco fue casualidad que, tras un mitin en el que Nicolás Maduro volvía a reclamar a sus fieles para que se alistasen para el combate, un grupo de estudiantes que se encontraba en la plaza La Castellana fuera agredido. Anoche, unos 30 estudiantes seguían acampados en la plaza. Algunos de ellos presentaban heridas en la cabeza, con vendas y cicatrices. Otros preparaban los colchones, tocaban la guitarra o recibían víveres y bendiciones de la ciudadanía para continuar con la vigilia. Tras las últimas agresiones abandonaron la huelga de hambre. Ya no llevan los labios cosidos, pero la lucha continúa en Caracas, una olla a presión donde los chavistas han tomado las calles.
Villca Fernández, estudiante de la Universidad de los Andes (ULA), responsabilizó al presidente y candidato Nicolás Maduro de los ataques en los que hirieron a siete estudiantes. «Nicolás dijo 'que vaya preso el que tenga que ir preso', pero él es el primero que tiene que ir preso, por enviar a sus grupos a atacarnos. Nos han amenazado, han llamado a nuestras casas, pero nosotros no nos arrodillaremos. El único arrodillado es él ante el castrocomunismo». Fernández aseguró a LA RAZÓN que el esquema de violencia hacia los estudiantes se ha extendido al interior del país, pues indicó que en la ULA hay grupos afectos al oficialismo que intentan amedrentar a los seguidores del candidato de la oposición para que no asistan al cierre de campaña en la ciudad de Mérida.
A través de un movimiento denominado «Soberanía Popular», los estudiantes han protagonizado las protestas desde que Chávez fue trasladado a Caracas, tras la operación en Cuba. Son los mismos que se encadenaron al hospital militar pidiendo respuestas y son los mismos que estos días exigen un proceso justo, sin ventajismos del Consejo Nacional Electoral. Una tarea sólo apta para valientes.
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