Política

Ucrania

Las armas tras la diplomacia

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de EEUU, Barack Obama
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de EEUU, Barack Obamalarazon

Barack Obama suspiró profundamente ayer durante la rueda de prensa en la Casa Blanca cuando una periodista alemana sacó a colación el asunto de las prácticas de las agencias de inteligencia estadounidenses.

Barack Obama suspiró profundamente ayer durante la rueda de prensa en la Casa Blanca cuando una periodista alemana sacó a colación el asunto de las prácticas de las agencias de inteligencia estadounidenses. Era una clara referencia a la polémica por las escuchas de Estados Unidos al teléfono de la canciller alemana, Angela Merkel, a la que tenía a su derecha. Sin embargo, ambos dirigentes prefirieron centrarse en los asuntos de Ucrania y la amenaza del Estado Islámico (EI) y prefirieron pasar por alto los comentarios de la reportera. Aunque la rueda de prensa se celebró en la Sala Este de la Casa Blanca, las palabras de los máximos dirigentes de Estados Unidos y Alemania parecían ir dirigidas al líder ruso, Vladimir Putin.

Obama y Merkel optaron por regalar a los periodistas un «show» de «poli bueno» y «poli malo». Merkel hizo de buena y Obama, de malo. O, al menos, eso es lo que se intentó. Merkel se pronunció en contra de armar al Ejército ucraniano para evitar una guerra abierta con Rusia. Mientras, Obama asumió el papel más crítico contra Putin, para el que quizás hubiese sido más eficaz su antecesor, el republicano George W. Bush, o el senador John McCain.

Pero ayer resultaba difícil de creer. Sobre todo porque el presidente de EE UU quiso ser muy cauto en sus declaraciones sobre la posibilidad de armar a los ucranianos. Quizás fue en recuerdo de su famoso comentario sobre la «línea roja» al presidente sirio, Bashar Al Asad, en la utilización de armas químicas contra su población. En esta ocasión, Obama reconoció que Kiev no puede medir sus fuerzas contra Moscú. De ahí que insistiera en la necesidad de buscar una solución diplomática. «Continuamos negociando una solución diplomática, aunque estemos sufriendo varios reveses. Veremos si en los próximos días todas las partes muestran voluntad para que demos con la solución», aseguró.

Ambos dirigentes reconocieron que la agresión de Rusia a Ucrania ha reforzado la unidad entre Europa y Estados Unidos. Obama indicó que si la ronda de conversaciones diplomáticas fracasa esta semana, enviará a los asediados militares ucranianos ayuda militar, aunque evitó ofrecer detalles. «Si la diplomacia fracasa, he pedido a mi equipo que estudie las demás vías, qué otras estrategias podemos poner en marcha para forzar al señor Putin a cambiar sus cálculos», aseguró. «La posibilidad de enviar armas defensivas por la vía legal es una de las opciones que hemos estado examinando, aunque aún no he tomado una decisión al respecto», añadió Obama, sabedor de que Merkel y otros líderes europeos se oponen a armar a los soldados ucranianos por temor a desatar una guerra total y global con Moscú. Por el contrario, Washington y Bruselas se muestran de acuerdo en mostrar una división en público sobre cómo ayudar a Kiev como táctica eficaz para negociar con Putin. De esta forma, Merkel se ciñó al guión marcado. Reafirmó que no ve una solución militar en el conflicto del este de Ucrania. Sin embargo, la canciller recordó que «no importa lo que EE UU decida, la alianza entre EE UU y Europa se mantendrá sólida».

Merkel y el presidente francés, François Hollande, se reunieron con Putin y los líderes ucranianos la semana pasada y anunciaron una nueva cumbre en Minsk (Bielorrusia) mañana. Sólo fue y será entre europeos. No había ningún miembro de la Administración Obama. Tampoco lo habrá mañana. Aun así, Merkel indicó que «no podría vivir sin intentar llegar a una solución. Queremos una solución diplomática. No veo cómo la opción militar puede solucionar este conflicto», reconoció la líder europea, que disfruta de una mejor relación con Putin. Más de 5.300 personas han muerto desde que empezaron las hostilidades en el este de Ucrania en abril pasado, según la ONU. El baño de sangre ha aumentado durante las dos últimas semanas, lo que ha desatado una nueva ronda de conversaciones diplomáticas entre los líderes europeos. En Washington, Obama sopesa el envío de ayuda militar a Ucrania. Con todo, la Casa Blanca ha evitado ofrecer detalles sobre cuándo tomará la decisión. De momento, el apoyo prestado por Washington consiste en material que no es letal, como máscaras de gas y radares. En caso de que el presidente estadounidense dé el visto bueno al envío de ayuda letal, se mandarán misiles antitanque y otro tipo de vehículos armados. Pese a todo, Obama prefiere optar por la presión diplomática y las sanciones económicas.

Al cierre de esta edición, existían ciertas dudas sobre la celebración de la Cumbre de Minsk. La cita fue anunciada el fin de semana pasado por el Gobierno alemán, si bien Putin puntualizó después que la cita se celebraría si se cumplían las condiciones para ello. El ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Stenmeier, advirtió ayer de que la cumbre «no está asegurada» aún, ya que quedan asuntos por cerrar.