Terremoto en Nepal
«Las casas que aún seguían en pie se convirtieron en escombros»
El equipo de Plan Internacional en Katmandú estaba preparando la comida para trasladarla a los albergues donde se refugian centenares de nepalíes cuando la tierra volvió a temblar. Eran las 11:30 y todos se pusieron en lo peor, pues la herida y el recuerdo de la tragedia de abril aún seguían muy presentes. Las calles volvieron a desbordarse de ciudadanos asustados que se apartaban de los edificios para no quedar atrapados. Las pocas casas que quedaban en pie se derrumbaron y tan sólo algunos edificios quedaron en pie. La mayoría de los campamentos de emergencia instalados por todo el país desde el 25 de abril habían comenzado este fin de semana a desalojarse y los ciudadanos habían ido regresando a sus hogares, la mayoría de ellos en muy malas condiciones.
«Ahora tendrán que volver a dormir en la calle», explica a LA RAZÓN Silvana Casavilca, de Plan Internacional. «Estamos en ‘shock’. Después del temblor fuerte han venido varias réplicas. Nos encontrábamos reunidos cuando todo empezó a moverse. Corrimos a la calle y vimos cómo las casas que aguantaron hace 17 días, ahora eran escombros», relata la cooperante. Este nuevo seísmo no ha hecho sino empeorar la distribución de la ayuda humanitaria. Es más, todavía había algunas zonas del país a las que no se había podido acceder desde el terremoto de abril y ahora la tarea será aún más difícil. «Hasta ayer se les lanzaban los alimentos desde los helicópteros, pero habrá que esperar a ver qué pasa ahora», explica Casavilca. «Fue aterrador, no podías moverte aunque quisieras», afirmó Orla Fagan, portavoz de la ONU que se encontraba en la capital de Nepal en ese momento. «Fue un temblor fortísimo, todo se cayó. Estábamos en la oficina y la gente estaba atemorizada. Es un golpe muy fuerte a las tareas de reconstrucción en las que estábamos trabajando. Temo por los niños que no podrán volver a las escuelas. En primer lugar, porque todas han quedado muy dañadas y, en segundo, porque están muy asustados», explica el misionero salesiano John Jijo, que trabaja en Katmandú.
Ahora, según los cooperantes que siguen en la zona, la prioridad, además de alimentos y refugio, es proteger a los niños y a las mujeres, «porque ya ha habido casos de traficantes que con el cuento de que les van a dar trabajo en Katmandú los raptan para luego explotarlos con trabajos forzados o bien para utilizarlos para traficar con sus órganos», explica Casavilca. «En este tiempo también se han dado casos de violaciones a niñas y mujeres. Esto tiene que ser tomado muy en serio», subraya. Otros de los aspectos que presentan más urgencia es el de la atención de los miles de heridos a los que ayer se sumaron otros centenares. «Los hospitales de campaña han quedado destruidos y los hospitales están muy dañados, no tienen capacidad para tratar a todos los pacientes», alertan desde Plan Internacional.
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