Conflicto armado

Las FARC serán un partido político

El integrante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Luis Alberto Albán (i), alias Marco León Calarcá, responde preguntas a periodistas junto a su compañero Seuxis Paucias Hernández Solarte (d), alias "Jesús Santrich",el martes 5 de noviembre del 2013.
El integrante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Luis Alberto Albán (i), alias Marco León Calarcá, responde preguntas a periodistas junto a su compañero Seuxis Paucias Hernández Solarte (d), alias "Jesús Santrich",el martes 5 de noviembre del 2013.larazon

Cambiar los fusiles por los votos es una utopía en la que no todos los colombianos creen. Pero las negociaciones deben continuar y, ayer, el Gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) alcanzaron un acuerdo sobre las condiciones y garantías para la futura participación del grupo rebelde en la política después de su eventual desmovilización. Ese pacto incluye la creación de «circunscripciones transitorias especiales de paz» para garantizar la presencia de los guerrilleros en el Congreso, así como un sistema de protección para los eventuales ex rebeldes. Eso significa básicamente que representantes de movimientos políticos, populares y sociales surgidos del acuerdo de paz tendrán representación «transitoria» en la Cámara de Representantes, integrada por 166 miembros elegidos por cuatro años y a nombre de sus respectivos departamentos, 32 en total. Es dedir, las FARC podrían tener representación en ella si se convierten en partido político.

Sin embargo, y según pudo saber LA RAZÓN, aún no está definido si todos los ex guerrilleros podrán participar inmediatamente en la vida política, pues eso dependerá en buena medida de las decisiones que se tomen en materia de reparación de víctimas y justicia, aún pendientes. Además, también se acordó que, tras el hipotético desarme, la narcoguerrilla tendría acceso a los medios de comunicación. «Hemos llegado a un acuerdo fundamental sobre el segundo punto de la agenda [participación política] y lo que hemos convenido profundiza y robustece nuestra democracia», señaló una declaración conjunta leída por el diplomático cubano Rodolfo Benítez, cuyo país es garante junto con a Noruega de las conversaciones de paz iniciadas hace casi un año.

Después del acuerdo logrado en mayo sobre una política de desarrollo agraria integral, éste es el segundo paso dado por el Gobierno y las FARC en negociaciones de paz desde los ochenta, cuando hubo un primer intento de sellar un fin del conflicto, dijo en Bogotá Héctor Riveros, consejero de paz durante el mandato del ex presidente César Gaviria (1990-1994). Por su parte, las FARC afirmaron que estos «importantes» consensos les dan «optimismo para seguir avanzando» hacia la paz, aunque creen que todavía «falta mucho por andar».

Con todo, todavía quedan por discutir asuntos como la venta de drogas, el desarme y el más espinoso: la reparación a las víctimas. El propio presidente, Juan Manuel Santos, ordenó a sus representantes «no levantarse de la mesa hasta concluir las negociaciones», consciente de la necesidad de ultimar un acuerdo que los colombianos puedan votar en las elecciones presidenciales de 2014, a modo de referéndum. De si se logra o no este pacto, también dependerán sus posibilidades de reelección.