Política

Extrema derecha

Las incógnitas del «affaire» de la izquierda caviar

La Razón
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François Hollande apenas dio explicaciones ayer que pudieran despejar las numerosas incógnitas e interrogantes que aún plantea el escándalo de su romance secreto con la actriz Julie Gayet y que ahora exponemos.

Seguridad del presidente. Si el socialista recalcó que su seguridad está garantizada «en todo lugar y momento» con un servicio «extremadamente eficaz», cabe preguntarse cómo la media docena de agentes que supuestamente vigilaban y protegían sus movimientos no se percataron de la presencia desde hacía días de paparazzis en el edificio de enfrente del apartamento en que Hollande se citaba con su amada. Sobre todo porque si en lugar de ser los flashes de una cámara lo que dispararon hubiera sido una ráfaga de munición, no parece claro que la protección reducida del presidente lo hubiera detectado y podido evitar.

Teorías conspiratorias. Existen varias voces que sugieren que tras la publicación de «Closer» podría esconderse desde la mano del ministro del Interior, que no podía ignorar el romance secreto del presidente y le habría así tendido una trampa, hasta los hilos manejados por el antiguo inquilino del Elíseo, Nicolas Sarkozy, con ayuda de elementos «sarkozystas» colocados en su momento en Interior y que seguirían bien implantados en el departamento.

La situación de la primera dama. Igualmente incierto es el futuro como consorte de Valérie Trierweiler, que sigue hospitalizada recuperándose de la crisis nerviosa en que la sumió la revelación pública del «love affair» extraconyugal de su pareja, y a la sazón, presidente de la República Francesa. Por el momento, no hay fecha para el alta médica de la malograda periodista que desde que llegó al palacio del Elíseo en 2012 no ha conseguido enfundarse un rol de primera dama que ella misma ha reconocido le da cierta alergia. Tampoco le ha favorecido el hecho de que entre su equipo de asesores se encuentre un paparazzi.

Circo mediático. Antes de llegar al Elíseo, Hollande siempre afirmó que no reproduciría los esquemas políticos de Sarkozy ni sus campañas sentimentales expuestas a bombo y platillo. Anunció la «presidencia normal»...

Conexión mafiosa. Aún planea la duda de hasta qué punto Hollande sabía de la conexión entre la dueña del apartamento donde se veía con su amante y la mafia corsa.