Disturbios
Violentas protestas contra Temer incendian Brasil
Según la Policía Militar, a esta manifestación se han sumado unas 25.000 personas, muchas de las cuales llegaron a la capital desde otros puntos del país
La policía ha reprimido con dureza la protesta contra el presidente Michel Temer, que se desarrollaba en los alrededores del Congreso y varios ministerios en una de las principales avenidas de Brasilia.
Brasil es un gigante dormido que cuando despierta resucita con fuerza. Justo cuando el pueblo parecía anestesiando ante un sistema fallido, carcomido por la corrupción, los indignados tomaron las calles con furia. Son los viejos fantasmas de Lula da Silva, que ahora persiguen a su hijo bastardo, Michel Temer. La Policía reprimió ayer la protesta que se desarrollaba frente al Congreso brasileño, convocada por los sindicatos, que exigen la renuncia del presidente, inmerso en un gravísimo escándalo de corrupción.
En medio del caos, el Ministerio de Agricultura debió ser evacuado por un incendio. Aunque no está claro el origen de las llamas, el fuego se propagó de tal manera que fue imposible contenerlo sin desalojar a todos los que allí se encontraban. Las llamas probablemente fueron provocadas por grupos de resistencia radicales como los Black Blocs, quienes utilizan tácticas de guerrilla como contenedores ardiendo, trincheras y escudos.
Temer pasará a la historia como un traidor que alcanzó el poder tras traicionar a la ex presidenta Dilma Rousseff promoviendo en la sombra un juicio político. Es la misma medicina que él podría probar si prosperan las cinco peticiones de «impeachment» en el Congreso por los últimos escándalos de corrupción que salpican su mandato.
En un acto desesperado, el Gobierno autorizó a las Fuerzas Armadas a intervenir por decreto para mantener el orden. Una imagen que recordaba los tiempos de la dictadura. Los manifestantes marcharon por el centro de Brasilia al grito de «Fuera Temer» y por la celebración de elecciones «directas ya». Al parecer, la Policía impidió a los manifestantes adentrarse en los jardines que rodean el Congreso y reprimió ese intento con gases lacrimógenos, lo que acabó desatando focos de disturbios a lo largo de los dos kilómetros de la Explanada de los Ministerios, que concentra todo el poder público. También fueron atacados los ministerios de Hacienda, Cultura, Turismo y Energía y Minas, y a lo largo de la Explanada muchos de los manifestantes le prendieron fuego a contenedores de basura y otros objetos.
Mientras ocurrían los incidentes, Temer se encontraba reunido en el Palacio presidencial de Planalto, vecino al Parlamento y donde el ministro de Justicia, Raúl Jungmann, anunció que el presidente había decidido solicitar «refuerzos de tropas federales». «Era una manifestación que estaba prevista como pacífica, pero que degeneró en violencia, vandalismo, agresiones al patrimonio público y amenazas a las personas», lo que «no se puede permitir» en «un proceso que se desarrolla en forma democrática y en el marco de las instituciones», declaró el ministro. Jungmann confirmó que los incidentes obligaron a liberar a todo el personal de los ministerios y otros organismos públicos que están en la zona donde ocurrían los conflictos y dijo que el «refuerzo» de tropas era también para garantizar la seguridad de los funcionarios.
Temer está bajo fuego cruzado desde la semana pasada por unas confesiones de directivos del grupo JBS que lo implican directamente en hechos de presunta corrupción, por los que la Corte Suprema ha decidido iniciar una investigación. Desde que estalló el escándalo, el presidente solamente ha sido visto en público en dos oportunidades, en las que se dirigió a la nación para afirmar que no dimitirá.
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