Guerra en Afganistán
Las tropas afganas intentan detener el avance talibán en el sur del país
Las tropas afganas intentan detener el avance de los talibanes en el sur del país, donde luchan con los insurgentes por el control de la provincia de Helmand, mientras en la vecina Farah han tenido que replegarse de un distrito sin oponer resistencia. Aunque el ministro de Defensa interino de Afganistán, Masoum Stanekzai, aseguró hoy en Kabul que lo complicado de la situación no significa que "Helmand esté fuera de control", asumió a la vez que sus tropas están inmersas "en una guerra difícil".
"El refuerzo está ya allí luchando contra los talibanes", dijo en una rueda de prensa en la que indicó que los combates se centran en Sangin, el distrito estratégico que las autoridades afganas afirmaron haber recuperado el martes después de que el domingo lo ocuparan los talibanes, pero en el que aún se lucha.
Altos mandos militares dirigen las operaciones en el propio campo de batalla no solo en Sangin, sino en otros distritos de Helmand en los que también luchan las fuerzas terrestres con apoyo aéreo y de artillería, sin que hayan trascendido datos oficiales de víctimas.
La presencia de los insurgentes en Helmand no ha cesado ni siquiera desde la caída en 2001 del régimen talibán con la invasión estadounidense, pero se ha afianzado en los últimos meses y controlan totalmente dos de sus catorce distritos y parcialmente al menos otros nueve.
Helmand concentra casi el 50 % de la producción de opio de Afganistán, una de las fuentes de financiación más importantes de los insurgentes.
El Ejército afgano "es joven, necesita madurez"y más medios, porque la situación en el conjunto del país "no es una lucha sencilla, es una gran guerra con toda clase de organizaciones terroristas combatiendo mano con mano", aseveró el ministro.
Stanekzai subrayó que el contexto actual no es comparable el de hace un año, después de asumir plenamente las fuerzas afganas la seguridad tras el final de la misión de combate de la OTAN.
"Si tengo mis propios aviones y helicópteros y más apoyo aéreo, el pueblo afgano es capaz de defender su país", sentenció.
Los enviados de tropas británicas y estadounidenses a Helmand se limitan al asesoramiento, sin participar en los combates de acuerdo con fuentes oficiales afganas.
Mientras en Helmand las tropas afganas intentan contener a los talibanes, en la vecina Farah las autoridades han tenido que evacuar dependencias oficiales sin oponerles resistencia ante la evidencia de que habían perdido el control del distrito de Gulistán.
El parlamentario Abdul Saboor Khidmat, originario de Farah, declaró a Efe que "después de que la situación empeorada en Helmand, los oficiales de seguridad en Farah entraron en pánico (...) y abandonaron el distrito, diciendo que no eran capaces de mantener la seguridad en Gulistán".
La caída de este distrito representa un nuevo desafío para el Gobierno afgano, ya que facilita el avance de los insurgentes hacia varias provincias.
Otro parlamentario afgano, Sarwar Osmani Farahi, manifestó a Efe que Gulistán llevaba tiempo amenazado por talibanes con base en Helmand.
Los responsables del Consejo Provincial, Karim Attal, y de la Sociedad Civil de Helmand, Sardar Muhamad Hamdard, ya alertaron el martes de la difícil situación que atraviesa desde hace meses esta provincia, donde los insurgentes llegaron a controlar una zona de su capital, Lashkar Gah, y se llegó a temer que ocuparan la ciudad como ocurrió en septiembre en Kunduz (norte), aunque fue liberada días después.
Aunque Helmand lleva años en continua disputa entre los talibanes y las fuerzas afganas, desde que los insurgentes fueron expulsados de Kunduz han vuelto a la provincia sureña en busca de un baluarte.
El vicegobernador de Helmand, Muhamad Jan Rasoulyar, había advertido el domingo al Gobierno afgano de que la provincia estaba "a punto de desmoronarse"y reclamaba ayuda "urgente". Efe
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