Reino Unido
Cox recibió amenazas durante tres meses
La Policía confirma que el asesinato de la diputada laborista fue premeditado y que el autor tenía vínculos con la extrema derecha. Los representantes de la campaña por la permanencia cancelan los actos hasta el lunes
La Policía confirma que el asesinato de la diputada laborista fue premeditado y que el autor tenía vínculos con la extrema derecha. Los representantes de la campaña por la permanencia cancelan los actos hasta el lunes
Los turistas que pasaban por el Big Ben preguntaban ayer a la gente quién era la mujer de la fotografía. La imagen de Jo Cox, de 41 años, estaba cubierta de flores y velas en un improvisado altar frente a Westminster. Desde que fuera elegida en mayo de 2015, sus apasionadas intervenciones en la Cámara de los Comunes eran frecuentes. «Era una diputada, la han asesinado», explicaba un policía. El problema llegaba cuando los transeúntes preguntaban cuál había sido el motivo. En Londres, no había respuesta para eso. Tampoco en Birstall, donde centenares de personas se reunieron durante toda la noche del jueves en la iglesia local. En todo Reino Unido, hay convocadas vigilias para recordar a la primera diputada asesinada desde 1990, cuando el IRA acabó con la vida del «tory» Ian Gow. En varios puntos de su ciudad natal había carteles en los que pedían por el marido y los dos hijos de la que ya denominan «la princesa Diana de Birstall». «No entiendo cómo alguien pudo matarla. Era imposible odiarla», aseguraba una mujer. La pequeña ciudad al norte de Inglaterra se ha convertido en la gran protagonista de la recta final del referéndum del jueves, donde los británicos decidirán su futuro en la Unión Europea.
En los últimos meses, Cox había recibido llamadas amenazantes. En un principio, no les dio importancia, hasta que «el volumen y la frecuencia de las mismas aumentaron», tal y como confirmó ayer la Policía, que no ha vinculado estas llamadas con lo sucedido. «La Policía estaba en proceso de darle seguridad pero fue retrasada por razones burocráticas», dijo al diario «The Times» una fuente de su oficina parlamentaria. A última hora de ayer, los responsables de la investigación del asesinato confirmaron además que el ataque fue «premeditado» y que el asesino «mantenía vínculos con la extrema derecha». «Tenemos constancia de la especulación que hay en los medios de comunicación con relación al vínculo del sospechoso con los servicios de salud mental y ésta es una clara línea de investigación que estamos siguiendo», dijo un portavoz policial.
Además, la Policía confirmó que revisará la seguridad de los diputados que ahora están más expuestos que nunca durante la campaña. Un hombre de 37 años fue de hecho detenido el jueves tras proferir amenazas de muerte al ex ministro laborista Ben Bradshaw. Un estudio divulgado este año y publicado en la revista «Psicología y Psiquiatría Forense» señaló que uno de cada cinco de los 239 diputados entrevistados admitió haber sido atacado o experimentó un intento de agresión, generalmente cerca de su domicilio. Los investigadores del análisis vincularon estas actitudes violentas con problemas mentales de los agresores, por lo que recomendaron una mayor protección para los miembros del Parlamento.
Tras su viaje frustrado a Gibraltar, el «premier» David Cameron y el líder de la oposición laborista Jeremy Corbyn se trasladaron ayer hasta la circunscripción de la diputada acuchillada para mostrar un mensaje de unidad a un pueblo británico que aún sigue conmocionado por lo sucedido. Cameron pidió «redoblar» los esfuerzos para defender los valores democráticos de «tolerancia» y «servicio». Por su parte, Corbyn calificó el asesinato como un «ataque a la democracia» e informó de que el Parlamento será convocado el lunes para rendir un homenaje a la política laborista.
En un principio, los actos de campaña iban a ser retomados hoy tras la jornada de luto de ayer, pero, al cierre de esta edición, los representantes de la campaña de permanencia anunciaron que el sábado tampoco se llevará a cabo ningún acto «por motivos de seguridad». El Partido Laborista aseguró que cancelará hasta el lunes todos los eventos de la campaña a favor de la permanencia de Reino Unido en la UE en señal de duelo por la muerte de la diputada laborista.
«Los voluntarios pueden escoger continuar con la campaña yendo de puerta en puerta en sus localidades, pero será de forma independiente. También pondremos a disposición de voluntarios y ciudadanos una serie de libros para aquellos que quieran mostrar sus respetos», dijo Will Straw, director ejecutivo de la campaña a favor de la permanencia.
Lo que está claro es que, a partir de ahora, los debates agresivos entre los que apoyan seguir y los que piden el Brexit tendrán otro tono. Al quedar vacante el escaño de Cox, los conservadores han decidido que no se presentarán para elegir al nuevo diputado, en señal de respeto.
Tras el terrible suceso, la Policía y las autoridades parlamentarias revisan ahora la seguridad de los diputados, sobre todo de aquellos que no tienen escolta al no ocupar cargo ministerial. Pese a todo, los políticos consideran vital continuar con ese contacto directo con sus electores en sus respectivas circunscripciones, según explicó ayer la laborista Rachel Reeves. Los diputados se reúnen de manera frecuente con sus votantes, a los que en muchas ocasiones defienden en la Cámara de los Comunes pese a ir en contra de la disciplina de partido. «No podemos dejar que el comportamiento de un hombre destruya ahora este vínculo», añadió.
Las últimas palabras de Jo: «No puedo levantarme, me duele demasiado»
En el momento del ataque, la diputada Jo Cox se encontraba con su asistente Fazila Aswat. Ayer, su padre contó a la cadena ITV los últimos minutos de la laborista tras ser atacada por Thomas Mair en Birstall. Gulham Maniyar indicó que «Jo estaba con mi hija. Acaban de salir de la oficina de Batley, estaban en la zona del mercado. Ella se encontraba en el coche de mi hija, sentada en el asiento trasero. El coche paró y Jo decidió salir. Después, mi hija no sabía que la habían disparado. Esta persona debía estar esperando en el lugar de los hechos. Mi hija me contó que las lesiones de Jo eran tan graves y que estaba ahí tirada en el suelo e intentó ayudarla a erguirse. Había muchísima sangre. Ella le dijo: ‘‘Jo, levántate’’, pero Jo le contestó: ‘‘No, me duele demasiado, Fazila’’. Creo que esas fueron las últimas palabras que Jo pronunció antes de morir. Mi hija no pudo hacer nada más».
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