Bruselas
Londres ve improbable compartir la libra con una Escocia independiente
Osborne viaja a Glasgow para desmontar el plan económico de Salmond
Embarcado en la guerra por la independencia de Escocia, David Cameron ganó ayer una importante batalla a Alex Salmond. El ataque fue donde más duele: la clara advertencia de que la unión monetaria no se tiene que dar por hecho en caso de que Edimburgo decida cortar el cordón umbilical con Londres. El mismo día en el que el equipo del líder nacionalista se disponía a explicar su plan económico, el ministro del Tesoro, George Osborne, se plantó en Glasgow para recalcar que una Escocia independiente podría perder la libra. En el encuentro con empresarios, el «chancellor» presentó un informe en el que se considera «muy improbable» alcanzar un pacto similar al de la eurozona, si en septiembre de 2014, los escoceses deciden separarse de Reino Unido. El análisis del Tesoro es el segundo de una serie que Cameron se ha comprometido a publicar antes de la consulta.
El Gobierno autónomo, que se ha asesorado con prestigiosos economistas como Joseph Stiglitz o James Mirrlees, propone mantener la libra en una primera fase antes de decidir qué opción monetaria se adopta. El ministro escocés de Finanzas, John Swinney, insistió ayer en que esta alternativa favorecería también a Londres, dado que, a diferencia de la zona euro, las economías son «muy similares» y ambos territorios comparten transacciones comerciales. Pero Osborne advirtió a Salmond de que «Inglaterra, Irlanda del Norte y Gales –con una población de 58 millones de habitantes– no tienen por qué ceder parte de su soberanía a otros cinco millones que viven en otro Estado».
«No vamos a permitir que nuestra economía esté expuesta a los peligros y dificultades de una Escocia independiente», recalcó. «Seamos claros. La situación representaría bucear en aguas desconocidas», añadió. El responsable del Tesoro preguntó si un Estado escocés recién independizado estaría dispuesto a aceptar límites significativos en sus competencias. En este sentido, afirmó, además, que el Gobierno de Westminster podía esperar tener más control sobre Holyrood que el que tiene Alemania sobre sus socios de la eurozona, ya que Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte representan el 90% de la economía de la libra, en comparación con el 30% que representa la economía alemana en la eurozona. Según el informe, a los escoceses se les ofrecen tres escenarios: adoptar el euro, crear una nueva moneda o utilizar la libra sin ningún acuerdo formal.
En respuesta, Swinney acusó al Gobierno central de intentar «poner obstáculos» y les advirtió de «estar jugando con fuego», ya que si Reino Unido bloquea el acceso de Escocia a la libra, tendría que quedarse con toda la deuda. El nacionalista también amenazó con las consecuencias que podría tener perder la explotación petrolera del Mar del Norte. Salmond insiste en que el Banco de Inglaterra seguiría siendo prestamista como último recurso y los reguladores británicos continuarán supervisando a los bancos escoceses. Pero en Londres no están por la labor de seguir en estos términos y con el azote de la crisis del euro, el semanario «The Economist» ha avisado de que se podría producir «una estampida de los servicios financieros hacia el sur». Así que Edimburgo se podría quedar desolado y más aún, sin ni siquiera el amparo de Bruselas.
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