Unión Europea
Los euroescépticos presentan una moción de censura contra Juncker
Los diputados eurófobos, alrededor de un 25% del actual Parlamento Europeo (PE), no han dejado pasar la oportunidad de poner contra las cuerdas a Jean-Claude Juncker. El «Luxleaks» –la revelación de los acuerdos secretos entre Luxemburgo y unas 340 multinacionales para no pagar impuestos cuando el actual presidente de la Comisión Europea era primer ministro del Gran Ducado– ha sido la excusa perfecta. El grupo Europa de la Libertad y la Democracia Directa (EFFD), al que pertenecen el británico Nigel Farage y el Movimiento 5 Estrellas (M5E) de Beppe Grillo, y 28 parlamentarios no inscritos, entre ellos los del Frente Nacional de Marine Le Pen, presentarona ayer una moción de censura contra Juncker. Después de meses a la greña para formar un grupo euroescéptico en el Europarlamento, se han puesto de acuerdo en lo único que les une: obstaculizar el proyecto europeo.
La moción, que será discutida mañana en la Conferencia de Presidentes de la Eurocámara, reúne las 76 firmas necesarias para salir adelante en el Pleno de Estrasburgo de la próxima semana. A la espera de la confirmación oficial del PE, el debate debería comenzar el lunes 24 y la votación se poducirá el jueves 27.
En su texto, los diputados euroescépticos justifican su censura en que «es intolerable que una persona que ha sido responsable de una agresiva evasión fiscal sirva como presidente de la Comisión». «El escándalo ‘Luxleaks’ muestra que Jean Claude Juncker ha actuado siempre en su vida política para enriquecer a su país a espaldas de sus socios europeos», aseguró Marco Zanni, eurodiputado del M5E.
Con todo, la moción no tiene visos de prosperar ante el apoyo que los dos grupos mayoritarios (populares y socialistas) brindan a Juncker, que sucedió a José Manuel Durao Barroso el 1 de noviembre. En su comparecencia parlamentaria de hace una semana, el presidente de la CE aseguró que «nunca di instrucciones de ninguna práctica fiscal específica», auqnue reconoció que «políticamente soy el responsable de lo que se hizo durante mi Administración».
Pese a que su sillón no peligra, lo cierto es que el debate en Estrasburgo amenaza con empeñar una semana decisiva para el nuevo Ejecutivo comunitario. Y es que la Comisión ha adelantado al lunes el anuncio de paquete de inversiones de 300.000 millones de euros con el que Bruselas pretende animar el crecimiento en una Unión Europea al borde de la deflación y su tercera recesión.
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