Bélgica

Los independentistas flamencos piden reducir los poderes del rey de Bélgica

El líder de la independentista Nueva Alianza Flamenca (N-VA), Bart De Wever, consideró hoy necesario reducir el papel del rey de Bélgica en la vida política del país y propuso que deje de ser él quien gestione la formación del Gobierno federal tras las elecciones generales.

De Wever, en declaraciones a la televisión pública VRT y al diario "De Standaard", respondió así al discurso de Navidad de Alberto II, que alertó en él de los peligros del populismo y recordó lo ocurrido en Europa en los años 30.

El mensaje del monarca ha sido interpretado casi unánimemente como una alusión a la N-VA de De Wever, el político más popular de Flandes y actual alcalde de Amberes, y ha provocado una fuerte polémica en la región norte del país.

"El soberano debe estar por encima del cuerpo a cuerpo político con el fin de poder representar al conjunto de la nación. (...) Pero Alberto II no cumple correctamente ese papel", señaló hoy De Wever, que hasta ahora había preferido guardar silencio.

Para el líder flamenco, el Rey ha elegido el camino de la "división"y su mensaje de Navidad constituyó una "triste cumbre".

"Una realeza política es incompatible con la democracia", subrayó De Wever, que propuso retirar al jefe del Estado su papel en la formación del Gobierno federal tras las próximas elecciones y dárselo al Parlamento.

Actualmente, el Rey es el encargado de, entre otras cosas, nombrar al "formador"que debe negociar la coalición gubernamental en un país donde los comicios siempre dejan un panorama muy fragmentado.

La N-VA fue la fuerza más votada en las últimas elecciones generales, pero no logró reunir los apoyos necesarios para gobernar, algo que sí logró el socialista francófono Elio Di Rupo, actual primer ministro.

Di Rupo ha defendido el reciente discurso de Alberto II, al considerar que simplemente hacía un llamamiento general a vigilar los discursos populistas sin referirse específicamente a ningún partido.

La mayor parte de las fuerzas francófonas comparten esa postura, que contrasta con el tono crítico del independentismo flamenco.