Política

Estado Islámico

Los líderes suníes tienden la mano al nuevo primer ministro

También el gran ayatolá chií Ali Sistani apoya a Al Abadi, que pide «unidad y trabajo» a los iraquíes

La Razón
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Lo que parecía imposible hace una semana se ha resuelto en 48 horas. La inesperada dimisión de Nuri al Maliki como primer ministro la noche del pasado jueves ha abierto el camino para la formación de un gobierno de unidad nacional encabezado por el moderado chií Haidar al Abadi. Ayer los clérigos y jefes tribales suníes dieron la bienvenida a Al Abadi para formar un Ejecutivo de «inclusión». Ali Hatem Suleiman, jefe de la importante tribu Dulaimi de la provincia de Anbar, corazón de la comunidad suní, le tendió la mano al nuevo primer ministro para trabajar juntos en la formación del nuevo gabinete, siempre y cuando sean respetados y protegidos los derechos de la minoría suní. Esta rama del islam ha sido duramente marginada durante los dos mandatos de Al Maliki, lo que ha abierto la brecha de las tensiones sectarias y el apoyo de líderes tribales suníes al Estado Islámico en sus conquistas en Irak. Suleiman reiteró que «cualquier decisión de luchar contra el Estado Islámico, que amenaza con romper Irak, vendrá después». Taha Mohammed Al-Hamdoon, el portavoz de los líderes tribales y clérigos suníes de Anbar, señaló por su parte que se ha elaborado una lista con las peticiones de ésta y otras provincias que los líderes suníes entregarán en breve a Al Abadi. Entre las demandas se incluye el fin de los bombardeos en las zonas habitadas por esta secta, el retorno seguro de los desplazados, indemnización para ellos y una amnistía para los detenidos y la retirada de las milicias chiís de las ciudades. Quedará por ver hasta dónde cederá el nuevo jefe del Gobierno a las exigencias de los líderes suníes de Anbar, y lo más importante, si el resto de jefes tribales de otras provincias de mayoría suní apoyarán a Al Abadi.

El nuevo primer ministro es consciente de la de la fragilidad con la que se puede dividir el país y regresar a la luchas sectarias. Por ese motivo, instó ayer en su pagina de Facebook a permanecer unidos para afrontar las amenazas que se ciernen sobre el país, como el Estado Islámico y una posible guerra civil. Al Abadi aseguró que no hará promesas imposibles, y subrayó la importancia de que los iraquíes trabajen juntos para fortalecer el país.

La máxima autoridad religiosa chií y gran aliado de Irán, el ayatolá Ali Sistani, apoyó también la designación de Al Abadi como primer ministro en su sermón del viernes. Sistani urgió a aprovechar la transición para resolver la crisis política y de seguridad que vive el país. Con el mismo deseo que el primer ministro, el ayatolá insistió en la urgencia de frenar no sólo el avance del EI, sino también la violencia sectaria, por lo que llamó a los iraquíes a izar solamente la bandera nacional. «El deterioro de la vida política entre los iraquíes dentro de Irak y en otros países convierte en una urgencia la necesidad de cambiar posiciones y puestos en el Estado», leyó Ahmed al Safi, representante de Sistani, en su nombre. También llamó a la renovación de las caras y nombres de la política, e instó a todos los partidos a fraguar un acuerdo nacional para hacer frente a los desafíos que enfrenta el país. En ese objetivo, consideró, será obligatorio «cumplir los requisitos constitucionales en los tiempos establecidos» y acelerar los planes de apoyo a los miles de desplazados en el norte y oeste de Irak por la ofensiva del EI.Al Abadi tendrá un mes para formar un gobierno en el que se espera que reserve más protagonismo y más cargos de responsabilidad a los suníes y a la coalición kurda. La comunidad internacional ha puesto también sus esperanzas en él y espera que el nuevo mandatario chií no repita los mismos errores que su predecesor, que han conducido al país a las puertas de una guerra civil por sus políticas sectarias. Pero ¿será capaz de impulsar los cambios profundos que requiere Irak para volver a ser un país unido y no dividido en facciones étnicorreligiosas? El nuevo jefe del Ejecutivo proviene de Al Dawa, la misma formación que Al Maliki, y ocupaba hasta ahora el puesto de vicepresidente del Parlamento.