Sucesos

Tailandia, una batalla contra el tiempo y el agua

Voluntarios han drenado, por error, agua hacia el interior perdiendo un valioso tiempo ante las lluvias.

Fotografía cedida por la Marina de Tailandia que muestra a varios buzos y otros miembros de rescate / Foto: Efe
Fotografía cedida por la Marina de Tailandia que muestra a varios buzos y otros miembros de rescate / Foto: Efelarazon

Voluntarios han drenado, por error, agua hacia el interior perdiendo un valioso tiempo ante las lluvias.

El objetivo es bombear el agua fuera de la cueva. El tiempo es crucial y los equipos de salvamento desplazados creen que los doce niños y su entrenador atrapados en una cueva del norte de Tailandia podrían salir a pie. Es una lucha titánica. Para ello primero deben extraer el agua de la ruta de salida antes de lleguen las lluvias del monzón pronosticadas para este mismo fin de semana. Una operación militar en el complejo de cuevas Tham Luang Nang Non está trabajando contra reloj con cientos de bombas industriales para drenar el agua a lo largo del camino de cuatro kilómetros que hay desde la entrada hasta el área donde los niños y su entrenador de fútbol se refugian desde hace trece días. Sin embargo, el jefe de la operación de rescate, Narongsak Osottanakorn, aseguró ayer al «Bangkok Post» que algunos voluntarios que no habían sido registrados para unirse a la misión de rescate llegaron y comenzaron a bombear agua al suelo. En consecuencia, el agua regresó a la cueva parcialmente inundada, lo que podría impedir sacar a los niños a tiempo. Un error especialmente dramático cuando se espera que las lluvias torrenciales golpeen de nuevo durante el fin de semana, lo que aumentaría el nivel del agua y podría inundar la plataforma rocosa en la que resiste el grupo.

«Luchábamos contra el tiempo antes de encontrarlos. Ahora luchamos contra el agua. Sigue filtrándose a través de la cueva», declaró el jefe de la operación de rescate. «Han pasado trece días y todos están exhaustos. Pero no podemos arriesgarnos a más inundaciones». Desde ayer por la mañana, las bombas están rebajando el nivel del agua en la cueva en más de un centímetro por hora. Ayer ya se habían bombeado fuera del complejo de la cueva 128 millones de litros de agua, pero aún así los estrechos pasadizos del interior todavía están inundados. Llegar hasta donde están los niños les cuesta a los rescatadores alrededor de seis horas. En un intento de abrir nuevas opciones, se está explorando una nueva ruta más corta. Decenas de equipos peinan la montaña a la búsqueda de una posible abertura en el suelo unida a un pozo por encima o cerca de donde están atrapados para sacarlos por arriba, aunque por el momento no han hallado nada que les sirva.

Tailandia aguanta la respiración y el mismo rey ha pedido que se saque a los niños lo antes posible. La opción que nadie quiere es la de que los escolares de entre 11 y 16 años y su entrenador del equipo de fútbol «The Wild Boars», de 25, se sumerjan, ya que deberían bucear a lo largo de estrechos pasillos oscuros, peligrosos y llenos de fango, cuando no son ni siquiera nadadores expertos. Esta opción no se descarta y el grupo lleva recibiendo clases de natación y submarinismo desde el miércoles.

El grupo fue localizado el lunes en una isla de terreno seco a unos 4 kilómetros dentro de la caverna y tras diez días de intensa búsqueda en la que han participado más de 1.300 personas. El entrenador pidió a los niños que meditaran con el objetivo de gastar la menor cantidad de energía posible. Visiblemente delgados, los chavales reciben ahora el cuidado de una decena de militares –entre ellos un médico y un psicólogo– con complementos vitamínicos y cuidados sanitarios. Poco a poco, el grupo recupera las fuerzas para la segunda fase de la misión: la salida de la cueva. Aunque ayer un nuevo informe médico al que tuvo acceso la CNN reveló que dos de los niños y el entrenador sufrían de agotamiento por desnutrición.