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Los últimos pasos de Chávez

La Razón
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Circulan rumores en Venezuela de que Hugo Chávez se encuentra en su lecho de muerte, combatiendo una infección respiratoria en el ala oncológica de un hospital de La Habana contraída, según declaración oficial, tras su cuarta intervención quirúrgica. Fidel Castro ha alimentado los rumores de una muerte inminente con una carta abierta enviada al vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro. Remitida por Castro el día de Año Nuevo, la misiva de 350 palabras también fue publicada en el «Granma», el medio oficial del Comité Central del Partido Comunista Cubano. En ella, el mentor del mandatario venezolano a lo largo de los años recuerda su primer encuentro en La Habana con el hombre fuerte de Venezuela en 1994; esto no sucedió mucho después de que Chávez, entonces un acomodado paracaidista del Ejército, fuera puesto en libertad tras un golpe militar abortado en 1992. Castro habla de sus luchas revolucionarias comunes y lo revelador es que detalla que «con independencia de lo dolorosa de la ausencia de Chávez, todos vais a ser capaces de continuar su labor». Cuba es el país receptor de la generosidad económica y del petróleo de Venezuela; tiene múltiples agentes allí que ayudan al servicio de seguridad del oficialismo.

La intencionalidad del escrito, dice Castro desde el principio, es conmemorar el octavo aniversario de la Alianza Bolivariana por las Américas, el bloque económico y político de ocho miembros que actualmente incluye a países de Latinoamérica y el Caribe. Alternativa al Área de Libre Comercio de las Américas, fue ocurrencia de Chávez para replicar a la presencia norteamericana en la región. Con respecto a los vínculos estrechos entre Cuba y Venezuela, Castro menciona el desastre de 1999 y que hubo médicos y enfermeros cubanos enviados en su ayuda. «Nuestra cooperación médica con Venezuela comenzó como resultado de la tragedia de Vargas, en la que miles de personas perdieron la vida como consecuencia del estado de abandono y la falta de previsión sufridas por la población más pobre de este Estado». Es por supuesto una versión inventada de lo sucedido a lo largo de la costa de Vargas, a 30 kilómetros al norte de Caracas, que oculta por completo la verdad: la torpe cúpula de Chávez y sus ambiciones políticas propiciaron la muerte de más de 30.000 venezolanos en un corrimiento de tierras. La mayoría de las víctimas eran pobres.

Aunque fuera de Venezuela no se habló del asunto, Chávez y sus asesores ignoraron las lluvias inusualmente copiosas (y la probabilidad de inundaciones y corrimientos de tierra) porque estaban decididos a seguir adelante con un referéndum nacional el 15 de diciembre imprescindible para la adopción de una Constitución nueva. Este texto era la piedra angular de la consolidación del poder de Chávez, ya que le permitiría llenar el Supremo de sus compinches políticos.

A pesar de las lluvias torrenciales, el mandatario instó a los venezolanos a acudir a las urnas. Con independencia de que en los Estados vecinos se estaban declarando situaciones de emergencia y organizando evacuaciones, hasta por el gobernador del Estado de Miranda, Enrique Mendoza, rival de Chávez y con reputación de buena administración pública. Curiosamente fue a través del desastre de Vargas como Chávez asentó sus credenciales antiamericanas, alejando a las embarcaciones de EE UU que, dentro de la ayuda internacional, viajaban hacia Venezuela llenas de ingenieros militares, médicos y equipo humanitario. Las naves habían sido solicitadas para el paripé por altos mandos del Gobierno de Chávez. Diez años más tarde, los residentes de Vargas siguen denunciando amargamente la inadecuada respuesta a un desastre natural y el Estado sigue siendo un caos.

Aunque Chávez alejó las naves norteamericanas, EE UU jugó un papel significativo a la hora de ayudar a Venezuela, como los venezolanos vieron de primera mano cuando helicópteros «Blackhawk» se dedicaban a realizar vuelos de rescate. Pero los funcionarios de Chávez se dedicaron a minimizar la ayuda norteamericana, como relaté en mi crónica para el «Washington Times», periódico del que por entonces era corresponsal en Caracas.

¿Cuánto tiempo más vivirá Chávez? El Gobierno venezolano ha dispensado a su cáncer el trato de secreto de Estado, difundiendo contados detalles. Pero la poca información que ha circulado sugiere a los especialistas en oncología que (a la luz de las cuatro intervenciones en la zona pélvica, el tratamiento radiológico y la quimioterapia), Chávez estaría sufriendo un sarcoma. «Los pacientes que sufren tumores agresivos e incurables viven de uno a tres años. Si Chávez sufría una forma avanzada de sarcoma cuando fue diagnosticado, ahora mismo se encontraría en el término medio de ese abanico», destaca el «Wall Street Journal» en el editorial titulado «La esperanza de Chávez es escasa, según los médicos».

Y en una observación que sorprenderá al cineasta de extrema izquierda Michael Moore, la insistencia de Chávez en recibir tratamiento en Cuba habría sido un error catastrófico: el centro oncológico de La Habana, después de todo, «no está considerado precisamente entre los centros oncológicos o de tratamiento del sarcoma más punteros del mundo, los más destacados se encuentran en EE UU, Israel y Europa, según establecen los especialistas». El vicepresidente Nicolás Maduro, títere de Chávez y designado por él como sucesor, es un conductor de autobuses reconvertido en líder sindical antes de pasar definitivamente a engrosar las filas de la extrema izquierda. Carece por completo del carisma de Chávez y de cualquier conexión con la mayoría pobre venezolana.

Aun así ciertos observadores políticos le consideran más práctico y flexible que su líder; alguien menos inclinado a anteponer la ideología ultraizquierdista y el odio antiamericano al bienestar de la población de Venezuela, que, gracias a Chávez, soporta niveles nunca vistos de corrupción, delincuencia y escasez de alimentos de primera necesidad. Tanto si fallece como si abandona el poder, Venezuela está abocada a volver a las urnas. Incluso si gana el candidato de la oposición, no superarán 14 años de Hugo Chávez de la noche a la mañana.