Represión en Venezuela
María Corina Machado: «Maduro está dispuesto a sacar las tropas a la calle»
La líder opositora venezolana considera que en las elecciones del domingo hay dos posibilidades: «O un triunfo monumental o un fraude aún más monumental».
El fuerte apretón de manos de la opositora María Corina Machado nos da una idea de la energía y los nervios de estos últimos días. Acaba de participar en una asamblea en la sede de Vente Venezuela, organización política que ella lidera. Su despacho está lleno de viñetas enmarcadas y regalos recibidos durante sus mítines. Machado no se presenta como candidata, por una polémica prohibición del poder electoral, pero ha recorrido 250 municipios en estos cinco meses. Además, lo ha hecho por tierra y ríos. La Justicia ordenó a Conviasa, la aerolínea estatal venezolana, no vender billetes de vuelos internos a la opositora.
–Acaba de llegar de un viaje en coche que ha durado prácticamente un día. ¿Ha sido una de las campañas más intensas?
–Sí lo creo, porque esto no es una campaña electoral más. La nuestra es una lucha existencial. Tenemos muy clara la naturaleza del régimen que enfrentamos y es mucho más que elegir una Asamblea Nacional. En muchas aldeas hacía 20 años que nadie les visitaba, pues está aniquiladas física y comunicionalmente. Para cada venezolano está clara la urgencia del cambio. Yo lo llamo «la ética de la urgencia», porque cada día que pasa son decenas de venezolanos que mueren, por falta de medicina, de asistencia médica, y, por supuesto, asesinados. La violencia está totalmente desbordada, fuera de control, y hay una impunidad absoluta. Y un Gobierno que ha promovido la violencia como mecanismo de control social. Por eso la gente tiene claro que el voto del domingo representa un veredicto definitivo sobre la permanencia de Maduro [Nicolás Maduro, presidente de Venezuela] en el poder. No es un cambio de colores o partidos, es un cambio de valores, de modelo político y concepción de sociedad.
–La oposición ha tratado de dar un carácter plebiscitario a estos comicios, como cuando usted habla de «veredicto final». ¿Lo ha conseguido?
–No diría que la oposición lo ha intentado. Ese carácter plebiscitario surgió de la gente. Incluso algunos dirigentes opositores querían impedir que eso ocurriera. Pero eso fue un clamor que surge. He visitado zonas rurales donde el control del Estado es total, porque si tú quieres trabajar, tienes que trabajar para el Gobierno, es decir, estar afiliado al gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Se ha destruido el empleo privado. Y en esas zonas, en cambio, es donde sentí la mayor euforia.
–En ese sentido, ¿se puede afirmar que a Nicolás Maduro se le ha acabado la baza del ex presidente Hugo Chávez?
–Totalmente. Los errores de Hugo Chávez ya venían de antes y ya venía cayéndose. El deterioro del país comenzó hace tiempo. La maquinaria comunicacional del régimen chavista es brutal y aun así no ha logrado convencer al pueblo. Los narco-escándalos con la detención en Haití de los sobrinos de Cilia Flores, la mujer del presidente, sellaron la derrota moral de Nicolás Maduro. Además, yo envié una carta al presidente francés, François Hollande, porque queremos entender de qué orden es la amenaza que una nación sin institucionalidad, con la situación geográfica que tenemos, donde han ido penetrando estas redes de narcotráfico, supone no sólo para Venezuela, sino para el mundo entero. En Venezuela se ha instaurado una dictadura militarista, donde la presencia de efectivos militares se da en todas las áreas de la Administración pública e incluso en las colas de la compra, pero también se ha instaurado una dictadura mafiosa.
–A pesar de ese control del aparato militar, todo apunta a que las Fuerzas Armadas venezolanas no están dispuestas a apoyar una intervención militar tras los comicios...
–Una inmensa mayoría del estamento militar no comparte este régimen y esta política que han destruido las Fuerzas Armadas. Tanto en su moral, infiltrándolas ideológicamente, pero además, infiltrándolas en su apresto institucional creando una milicia paralela que es totalmente anticonstitucional. Las Fuerzas Armadas no actuarán en el desconocimiento de la soberanía popular. Aquí sólo hay dos escenarios el domingo: un triunfo monumental de la democracia o un fraude aún más monumental, para lo cual el régimen está dispuesto a pagar el costo de la represión y la deslegitimidad, porque nadie creería una victoria del oficialismo.
–En cualquier caso, la oposición se prepara para todo. ¿También para una movilización en la calle como amenaza Maduro?
–De nuevo hay dos escenarios: si ellos deciden dar el zarpazo (pucherazo) el propio domingo y obstaculizar la expresión de la soberanía popular y tratar de arrebatarla ese mismo día. O que a partir del lunes intenten desmontar una Asamblea mayoritariamente opositora. En cualquiera de los dos casos, la derrota política se estaría sellando, porque los venezolanos no vamos a tolerar un fraude más. Ahora todo el mundo reconoce la magnitud de la mayoría y Venezuela tiene el derecho de avanzar hacia una transición democrática en paz. El 6-D se ha convertido en una contención a la desesperación, a las tensiones sociales en el país. La gente me llora cuando me acerco a una cola en el mercado y me dice: «Yo aguanto hasta el 6». Por eso tenemos que velar, con el apoyo de la comunidad internacional, para una transición con reformas profundas, para que esa transición no se convierta en una transacción.
–Sobre esa transición, el reconocido periodista César Miguel Rondón dijo que sería «extraordinario» que Maduro siguiese como presidente y la oposición en la Asamblea para que «la transición se produzca poco a poco». ¿Comparte esa visión?
–Para nada. Tenemos el deber de lograr un cambio de régimen. Además, Maduro ha demostrado que no tiene ni la voluntad ni la capacidad de hacer las reformas que el país necesita. Las mafias tienen controlado a Maduro. La transición parte de que Maduro y su Gobierno deben ponerse al lado. Estamos hablando de que están en el poder personajes que están comprometidas con el narcotráfico internacional. Personas que han sido denunciadas por la violación sistemática de derechos humanos, por torturas, donde hay presos políticos. Es lo que decía antes de la «ética de la urgencia». Éticamente es inconcebible darle estabilidad y darle tiempo a Maduro. Si tiene que ser en el marco de la Constitución, tiene que ser democrático. Y la Constitución tiene mecanismos para que esa transición realmente avance, pero de verdad, no para que sea una transición cosmética, para engañar. Ese cambio democrático es lo que Venezuela aclama hoy.
–También la Constitución venezolana permite al presidente Maduro gobernar a base de decretos...
–Nadie puede descartar que Nicolás Maduro haga cualquier cosa. ¿No ha amenazado que saldrá a la calle con las Fuerzas Armadas y que en la calle ellos son candela? Lo está advirtiendo. Están dispuestos a todo. Y todo, es todo. Pero la realidad es que sus propios seguidores se han desencantado y la pérdida de apoyos en la calle es la sentencia del chavismo.
–Y con los sectores chavistas más acérrimos. ¿Cómo lograrán la conciliación?
–Ése es el mayor desafío. A mí me han sacado de la Asamblea Nacional a golpes y han amenazado de muerte a mis hijos. Aquellos que hemos sido más perseguidos somos los primeros que tenemos que demostrar nuestra capacidad de perdonar, de sanar heridas, a nivel de la sociedad. Eso no significa impunidad, porque no hay paz sin justicia. Pero tenemos que demostrar que nuestra vocación, nuestra obsesión, es reencontrar una nación en un proyecto común. Por eso yo me he ido a unos pueblos perdidos, de pocos habitantes y me decían: «¡Pero electoralmente eso no tiene sentido!». Y yo decía: «No estoy buscando votos». Ésta es una lucha existencial, de entender. Tengo que entender a los indios, a los mineros del sur del país, a los pescadores, que nadie sabe lo que están viviendo. Lucha, luchar y encontrar. Es lo que Venezuela merece.
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