Elecciones

Massa evita apoyar abiertamente a Scioli o Macri

El peronista Sergio Massa
El peronista Sergio Massalarazon

«Argentina necesita un cambio, pero no cualquier cambio», insiste el árbitro de la segunda vuelta.

«Argentina necesita un cambio, pero no cualquier cambio», expresó ayer el peronista disidente Sergio Massa, tercero en los comicios presidenciales celebrados el domingo y convertido en árbitro en la segunda vuelta que disputarán el kirchnerista Daniel Scioli y el conservador Mauricio Macri, representante de la alianza Cambiemos. Tres días después de conocer el resultado de las elecciones, en las que logró el respaldo del 20% (unos 5,2 millones de votos), Massa reunió a sus principales dirigentes en un hotel de la exclusiva zona de Puerto Madero, en Buenos Aires, y planteó las condiciones que impondrá para avalar la candidatura de Scioli y Macri el 22 de noviembre.

Massa aseguró que Argentina tiene que «recuperar la confianza de un cambio que garantice el fin de la impunidad y que el próximo presidente se comprometa a que habrá presos por corrupción». Junto al candidato de la agrupación UNA, estuvieron dos de los dirigentes más cercanos durante la campaña: el gobernador de la provincia de Córdoba (segundo distrito más importante del país), José Manuel de la Sota, y el economista Roberto Lavagna. Horas antes del pronunciamiento de Massa, ambos anticiparon que no avalarán a Scioli. «El cambio es no votar al Frente para la Victoria», dijo Lavagna, que fue ministro de Economía durante el mandato del fallecido Néstor Kirchner.

La utilización de la palabra «cambio» resulta clave en este panorama: fue la más usada por Macri en la campaña que lo llevó a quedar dos puntos por detrás de Scioli. De hecho, su candidatura representa a una alianza política llamada Cambiemos. «Queremos decirle a toda la sociedad que asumimos el rol en el que nos ha puesto con coraje y responsabilidad. Sabemos que tenemos que tratar de ser garantes del equilibrio institucional en la etapa que viene», expresó Massa, y agregó en una declaración más que sugerente: «Un 65% votó el domingo por el cambio. Ya ganó el cambio».

Un antiguo kirchnerista

Tanto Scioli como Macri aguardaban con impaciencia la decisión de Massa, quien fue jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner entre 2008 y 2009. Mientras Kirchner sigue en silencio (se espera que hoy aparezca en un acto público), continúan los reproches internos para Scioli. «Algunos se sentirían más cómodos si gobernara Macri», declaró enojado Gustavo Marangoni, portavoz de Scioli, en una crítica a los kirchneristas. Para sumar leña al fuego del peronismo, Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo y una dirigente aliada del kirchnerismo, opinó que Scioli «no es creíble en lo que dice y las consecuencias de eso se pagan». Sin embargo, la propia Kirchner abrió el camino de la candidatura de Scioli al decidir que los otros postulantes que aspiraban a la Presidencia por su partido resignasen su sueño de llegar a la Casa Rosada, la sede de Gobierno en el país austral.

La disputa en el peronismo exhibe la imagen de un candidato derrotado cuando, en realidad, Scioli llega a la segunda vuelta presidencial con la mayor cantidad de votos en los bolsillos.