Política

Brexit

May busca el apoyo de Merkel y Macron para su prórroga

El negociador jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier, ofreció ayer en Dublín el «apoyo total» de Bruselas al «premier» irlandés, Leo Varadkar
El negociador jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier, ofreció ayer en Dublín el «apoyo total» de Bruselas al «premier» irlandés, Leo Varadkarlarazon

Theresa May y Angela Merkel siempre han tenido una relación cordial. Quizás por sus orígenes. La primera es hija de un pastor anglicano. La segunda, de un pastor protestante. Por lo que el almuerzo que ambas mantendrán hoy en Berlín será en tono afable. Una vez más, la alemana mostrará su lado más conciliador para encontrar una salida pactada con Reino Unido. Para la cena, sin embargo, se espera un clima más áspero. La «premier» se dará cita en París con Emmanuel Macron, quien encabeza el grupo de países dispuestos a afrontar una ruptura sin acuerdo.

Antes de iniciar su minigira europea previa a la cumbre, May habló ayer por teléfono con los presidentes de la Comisión y el Consejo, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk, respectivamente. May planteará a los mandatarios su deseo de volver a extender el Brexit hasta el 30 de junio. Sigue determinada a tratar de desbloquear la crisis instalada en Westminster en las próximas semanas. Pero los Veintisiete tienen que aprobar su solicitud por unanimidad. Y aunque hasta ahora habían mostrado una imagen de unidad, el hartazgo ante la parálisis va haciendo mella.

Tusk es partidario de plantear una prórroga de hasta un año con la posibilidad de acortar plazos si la Cámara de los Comunes consigue ratificar antes el acuerdo de retirada, rechazado ya tres veces. Sin embargo, a Macron se le está agotando la paciencia. Y no es el único. El primer ministro holandés, Mark Rutte, señaló ayer que la nueva extensión dependerá de que Reino Unido dé garantías de una «cooperación sincera» y más información sobre cómo aprobará el pacto de salida.

Si los Veintisiete no aceptan por unanimidad una ampliación de plazos, Reino Unido está abocado a abandonar el bloque con un divorcio caótico este viernes, fecha en la que termina la primera prórroga. Llegados a este escenario, la única manera de evitar el caos sería que el Gobierno revocara unilateralmente el artículo 50 del Tratado de Lisboa para cancelar la ruptura. Pero Downing Street recalca que hay que cumplir con el deseo que los británicos expresaron en el histórico referéndum de 2016.

Durante la minigira europea, May explicará a los mandatarios que ha tendido una mano al líder de la oposición, Jeremy Corbyn, para buscar una solución que cuente con el respaldo de la mayoría de la Cámara Baja. Pero la realidad es que las conversaciones con el laborista están completamente estancadas. Tras un fin de semana sin ningún tipo de contacto, el Gobierno entregó ayer a la oposición una propuesta. Sin embargo, no se comprometía a negociar una unión aduanera con el bloque, que es la principal demanda de los laboristas.

Lo cierto es que la «premier» está sometida a una gran presión. Los responsables del Comité 1922 estuvieron ayer en Downing Street para advertirle de que una unión aduanera es completamente inaceptable, ya que rompe la promesa realizada en el manifiesto electoral «tory» de 2017. En este sentido, varios euroescépticos quieren que mañana, coincidiendo con la cumbre europea, se lleve a cabo un voto indicativo para comprobar si May sigue teniendo el respaldo de sus filas. Después de que la «premier» ganara en diciembre una moción de confianza a su liderazgo, está inmune a desafíos internos por doce meses. Pero, ante la crisis actual del Brexit, muchos diputados no quieren esperar tanto.