Política

Unión Europea

El Parlamento podría votar el acuerdo de May mañana

La primera ministra ofrece su dimisión para salvar el divorcio con la UE

La primera ministra británica, Theresa May / Foto:
La primera ministra británica, Theresa May / Foto:larazon

En un desesperado intento para convencer a los «tories» rebeldes, la «premier» promete dimitir para salvar su acuerdo de divorcio.

Theresa May comunicó ayer a sus filas que está dispuesta a renunciar a su cargo si el acuerdo de retirada finalmente logra ser ratificado en la Cámara de los Comunes. En definitiva, una última apuesta desesperada para poder cumplir, al menos, la promesa que hizo cuando se trasladó a Downing Street tras el histórico referéndum de 2016 y se presentó ante el pueblo como la primera ministra que sacaría a Reino Unido de la UE.

Tras una semana de tremenda presión por parte de sus filas, la «premier» compareció ayer a puerta cerrada ante el Comité 1922, que agrupa a los «tories» sin cartera. En lo que algunos describieron como «un emotivo discurso», May dijo que si el pacto era aprobado, dejaría vía libre para que sea otro líder quien lleve a cabo la nueva fase de negociaciones con Bruselas sobre las futuras relaciones con el bloque. «Estoy preparada para dejar este trabajo antes de lo que pretendía para asegurar un Brexit suave y ordenado», recalcó. En cualquier caso, no estableció fecha concreta ni tampoco especificó qué sucedería si el pacto finalmente no es ratificado. Una ambigüedad que ya forma parte de su marca personal. Por lo tanto, no está muy claro si el mensaje será suficiente para los tories rebeldes.

Ante la falta de detalles quedan ahora muchas preguntas abiertas sobre el calendario de unas posibles primarias en el Partido Conservador. En un principio, el viaje que May tiene a finales de junio a Japón para la cumbre del G-20 seguía al cierre de esta edición en su agenda oficial. Por lo que el nuevo líder podría ser elegido en julio. Aunque muchos apuntan a que la opción más factible es que el nombre del nuevo dirigente conservador, que se convertiría automáticamente en primer ministro, no se anuncie hasta el congreso anual del partido en octubre.

En todo caso, aún queda aprobar el acuerdo. El documento ha sido rechazado ya en dos ocasiones en la Cámara de los Comunes. La última vez el 12 de marzo, cuando sus señorías lo tumbaron por 391 votos en contra frente a 242 a favor. El margen de 149 escaños mejoró la derrota histórica de 230 que May sufrió en enero, pero volvió a ser una gran humillación. Desde entonces, la líder «tory» está obsesionada con una cifra: 75. Éste el es número de diputados que necesita hacer ahora cambiar de opinión si quiere sacar a Reino Unido de manera ordenada del bloque y con periodo de transición.

Tras la última cumbre europea, los Veintisiete acordaron que si el pacto era ratificado antes mañana, habría una prórroga hasta el 22 de mayo. Pero en caso contrario, Londres deberá comunicar a Bruselas antes del 12 de abril su «plan B».

En los últimos días, alrededor de 15 euroescépticos han cambiado de opinión, por miedo a una prórroga más larga que obligue a Reino Unido a participar en las elecciones europeas y quedar «atrapado sine die» en el bloque. El último que cambió ayer de bando fue el excéntrico Boris Johnson, quien siempre ha soñado con las llaves del número 10. Sin embargo, al cierre de esta edición, aún había alrededor de 55 «tories» –tanto euroescépticos como pro UE– que se siguen oponiendo al acuerdo. Por su parte, los 10 norirlandeses del DUP, de cuyo apoyo depende el Gobierno en minoría, aseguran que prefieren una prórroga de un año a aceptar un texto «tóxico» que les «mete en una cárcel».

Asimismo, está el principal escollo que plantea el «speaker». El presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, insistió ayer en que no se podrá votar por tercera vez el acuerdo si no se introducen «cambios sustanciales». El político conservador ya adelantó la pasada semana esta postura, después de que el pacto fuera rechazado en dos ocasiones. En este contexto, Bercow advirtió al Ejecutivo de que, si tiene pensado volver a presentar su tratado en la Cámara Baja hoy o mañana, espera que «pasen la prueba del cambio». «No deberían tratar de burlar mi decisión», aseveró, en alusión a la posible presentación de una moción parlamentaria que incumpliera su instrucción porque ésta «no sería aceptada».

El portavoz oficial de May recordó, al conocer las advertencias del presidente de la Cámara, que desde la última votación del pacto se han producido modificaciones en relación con la temporalidad de la salvaguarda irlandesa. Apuntó, además, que también cambiaría la fecha de salida de Reino Unido del bloque comunitario, prevista inicialmente para el 29 de marzo.

Por su parte, el ministro del Brexit, Stephen Barclay, presentó una iniciativa para que se celebre una sesión mañana, un día de la semana en el que normalmente no hay actividad parlamentaria. Algunos ministros, como la euroescéptica Andrea Leadsom, responsable del Partido Conservador en la Cámara de los Comunes, se opone a celebrar la votación precisamente ese día.

El hecho de que sus señorías voten el acuerdo en la fecha marcada desde hace dos años para salir del bloque dejaría, a su entender, una imagen de lo más humillante. La UE marcó en un principio como fecha límite el 29 de marzo. Podría permitir ahora la votación a principios de la próxima semana, aunque no admitiría más demoras.

Por su parte, ayer los diputados se pronunciaron sobre las ocho alternativas al acuerdo de retirada. Es la primera vez en la historia reciente que el Parlamento arrebata la iniciativa legislativa al Gobierno. Ninguna obtuvo la mayoría de apoyos sufciente, pero las más votadas (la unión aduenera y un referéndum sobre el acuerdo post Brexit) volverán a debatirse la próxima semana.