Estados Unidos

EE UU no sabe qué hacer con los niños «enjaulados»

Aunque Trump asegura que tiene un plan, la reagrupación de las familias llevará meses.

La primera dama estadounidense ha explicado que visita el centro "para aprender"acerca de estas instalaciones, en las que los niños "se encuentran para periodos a largo plazo". Foto: REUTERS/Kevin Lamarque
La primera dama estadounidense ha explicado que visita el centro "para aprender"acerca de estas instalaciones, en las que los niños "se encuentran para periodos a largo plazo". Foto: REUTERS/Kevin Lamarquelarazon

Aunque Trump asegura que tiene un plan, la reagrupación de las familias llevará meses.

Tenemos un plan. Ése es el mantra de la Administración Trump cada vez que alguien pregunta por los más de 2.342 niños separados de sus familias. Paul Ryan, en el Congreso, asegura que aspira a que la cuestión se resuelva por la vía más solida posible. Pero nadie sabe en EE UU qué hacer realmente con los menores ni cómo una orden ejecutiva, o incluso un plan de inmigración, una ley, aliviará en horas o a lo sumo días la complicada maquinaria burocrática. Incluso aunque los padres fueran puestos en libertad, incluso aunque se recuperen las políticas de la Casa Blanca durante los primeros 15 meses con Trump en el poder, cuando tomó los datos y puso en libertad a 100.000 inmigrantes indocumentados a la espera de resolverse sus peticiones de asilo, pasarán meses hasta que los niños vean de nuevo a sus padres.

Ayer mismo la primera dama, Melania Trump, visitó la frontera con Mexico en McAllen (Texas) y expresó su deseo de que las familias se reagrupen «lo más rápido posible». El presidente, entretanto, volvió a acusar a los demócratas, empeñados en que sufraguemos, dijo, un hotel del lujo, al tiempo que olvidan el hecho de que muchos niños llegaron de la mano de traficantes de personas, y no de sus padres.

Hablando de los centros donde se encuentran los menores, el presidente afirma que son los mejores que nunca se han visto y, en un fabuloso ejercicio de desdoblamiento entre el hombre que autorizó las separaciones sistemáticas y el observador que las denuncia, sostiene que «se trata de algo que no debería tener lugar».

Hablamos de menores que algunos casos no llegan a los nueve meses. Mientras, las principales asociaciones nacionales de pediatría, psicología y psiquiatría advierten de las consecuencias psicológicas irreversibles de las llamadas separaciones tóxicas. Jack P. Shonkoff, fundador y director del Center on the Developing Child de la Universidad de Harvard, ha publicado un comunicado basado en los últimos descubrimientos de la neurociencia y en el estudio del desarrollo del cerebro infantil. En su opinión, «la separación repentina y forzada de los niños de sus padres es profundamente traumática para ambos (...) esta abrumadora experiencia desencadena una respuesta de estrés biológico masivo dentro del niño, que permanece activa hasta que regresa el cuidador familiar. Aún más importante, la separación continua elimina el recurso más importante que un niño puede tener para amortiguar los efectos del estrés tóxico. En pocas palabras, cada día que pasa aumentamos el daño y sus consecuencias para toda la vida».