Tiroteos en Estados Unidos
México baraja pedir la extradición del autor del tiroteo en El Paso
Consternación al sur de la frontera. El presidente mexicano, López Obrador, califica de «acto de barbarie» el tiroteo de Texas, donde murieron ocho compatriotas.
Consternación al sur de la frontera. El presidente mexicano, López Obrador, califica de «acto de barbarie» el tiroteo de Texas, donde murieron ocho compatriotas.
La matanza en El Paso (Texas) ha provocado una gran consternación en México al conocerse que el ataque iba dirigido contra la comunidad hispana. De los 22 asesinados ocho son ciudadanos mexicanos y las autoridades de este país han calificado el tiroteo de «acto de terrorismo» que debe impulsar el control de armas en Estados Unidos. En las calles, muchos lamentan que el ataque tenga motivos racistas.
El presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó el domingo que había seis mexicanos muertos y siete heridos, aunque en la tarde de ayer el fallecimiento de dos de los hospitalizados elevó a ocho las víctimas mortales. «México está indignado», dijo el secretario de Exteriores, Marcelo Ebrard, que definió los hechos como «un acto de barbarie» y de «terrorismo» contra los mexicanos y pidió a Washington que fije una posición clara y contundente sobre los crímenes de odio. Ayer, Ebrard viajó a El Paso para visitar a las víctimas y familiares.
El Gobierno mexicano planea también presentar una denuncia por terrorismo y estudiará solicitar la extradición del autor de los disparos. «Será la primera demanda en la historia de esta naturaleza», afirmó Ebrard, que también adelantó acciones legales contra el responsable de la venta del arma utilizada «para ver cómo se vendió y saber si el vendedor conocía las intenciones del atacante».
Tras el tiroteo, el Ejecutivo mexicano ha puesto el foco en la venta de armas ilegales, muy relacionada con los altísimos índices de violencia que vive México en los últimos años. «Pensamos que estos lamentables hechos que se presentaron en EE UU deben llevar a la reflexión, al análisis y a la decisión de controlar la venta indiscriminada de armas», dijo ayer López Obrador en su conferencia de prensa diaria, aunque cuidó al extremo sus palabras, como es habitual cuando se refiere a EE UU y a Donald Trump. «Le pedí a Marcelo Ebrard que, a pesar del dolor e indignación, actuemos con mucha responsabilidad. En Estados Unidos hay elecciones, están en campaña, y nosotros no queremos inmiscuirnos en asuntos internos de otro país», expresó.
AMLO también evitó hacer comentarios sobre la posible responsabilidad en los hechos del discurso racista que Trump ha mantenido contra los mexicanos desde su campaña electoral, cuando los llamó «delincuentes» y «violadores». Obrador apeló a la no intervención como principio y a la pertinencia de no incidir en el proceso electoral estadounidense en curso para «no personalizar en las alusiones», a pesar de los múltiples ataques de Trump, que prometió construir un muro en la frontera y amenazó con imponer más aranceles a las importaciones mexicanas.
Los investigadores estadounidenses trabajan bajo la hipótesis de que se trata de un delito de odio porque creen que, minutos antes de los hechos, Patrick Crusius publicó un manifiesto en internet donde criticaba una «invasión hispana de Texas». Después comenzó a disparar contra la multitud en un centro comercial de esta ciudad fronteriza de 680.000 habitantes, el 80% de origen latino, según el censo.
En Ciudad de México, Amatza Gutiérrez, estudiante de 24 años, declaró a la agencia Ap que solo pensar en que alguien disparó en contra de mexicanos por su raza le causa escalofríos. «No entiendo por qué llegar a este extremo», manifestó la joven. Su amigo Carlos Franco, recién graduado en Comercio Internacional, estimó que el tiroteo le quitó las ganas de querer viajar a Estados Unidos.
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