Política

Elecciones en Brasil

Neves: «Brasil necesita un gobierno íntegro basado en la meritocracia»

El candidato a la Presidencia de Brasil por el opositor del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves.
El candidato a la Presidencia de Brasil por el opositor del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves.larazon

El aspirante en los comicios de mañana propone amplias reformas frente a la «campaña del miedo» de Rousseff

Aecio Neves, economista de profesión, senador y ex presidente de la Cámara de Diputados, se ganó el reconocimiento público por su austera gestión como gobernador del estado de Minas Gerais. Ahora, como candidato del PSDB (Partido Socialdemócrata) a las elecciones presidenciales de mañana, receta esa misma amarga medicina para el Gobierno brasileño. Sin embargo, las últimas encuestas no le son favorables: indican que la presidenta Dilma Rousseff acaricia la reelección con ocho puntos de diferencia. Pero Neves sabe lo que es remar a contracorriente. Sin ser favorito llegó hasta aquí, y ahora este velocista no piensa rendirse. Como gobernador de Minas, eliminó el déficit público y construyó algunas de las mejores instalaciones de educación y salud del país. Redujo el número de secretarías y se bajó el sueldo en un 45%. Aunque prefiere posicionarse en el centro, muchas de sus medidas económicas parecen sacadas de un libro de recetas neoliberales.

–La inflación es alta y usted quiere contener el gasto público. ¿Cómo hará para seguir creciendo?

–La victoria del PSDB creará un nuevo entorno de tranquilidad entre los inversores y empresarios que actuará para reducir la inflación. Gran parte de la inflación descontrolada se debió a la mala gestión económica de Rousseff, una relajada política fiscal y malas decisiones en infraestructuras, causando un desequilibrio macroeconómico en Brasil. Vamos a recuperar la confianza en Brasil, vamos a aumentar la inversión y a hacer un estricto control de las cuentas públicas. Este conjunto de acciones ayudará a rebajar la inflación. Lo que no se puede tolerar es seguir teniendo un crecimiento insignificante, menos del 1%, dentro de América Latina. Expandiré las asociaciones público-privadas a todas las áreas de la economía. La reforma fiscal será también una prioridad. Propondremos una reforma para, en primer lugar, simplificar el sistema tributario, para reducir los costos, para aumentar la capacidad de nuestros empresarios a la hora de invertir en el país. Esto permitirá que más tarde podamos reducir los impuestos.

–Afirma que si resulta elegido, la reforma política será otra de sus prioridades. De hecho, la ecologista y ex candidata Marina Silva le puso varias condiciones a este respecto para sumar su alianza.

–La reforma política será una prioridad, sí. No creo que debamos volver al voto opcional. Debe mantenerse la regla actual, con voto obligatorio para las personas de más de 18 años y facultativo para jóvenes de 16 a 17 años. Respecto a la financiación pública de las campañas sólo es posible con un cambio en el sistema de votación. Abogo por el fin de la reelección con mandatos de cinco años. Nuestra posición está abierta. Sobre la reelección, estoy en contra, pero dependería de un acuerdo en el Congreso a nivel nacional.

–Para sanear Petrobras, la mayor y más endeudada empresa de Brasil, propone subir los precios de la gasolina y acabar con las subvenciones de Rousseff para contener la inflación.

–Tal política obliga a la petrolera a vender la gasolina a precios de pérdida. Liberaremos a Petrobras de las garras de una camarilla política. Petrobras es una herramienta para desarrollar el país. No se la puede usar como una herramienta de política económica que compense el fracaso de un Gobierno a la hora de controlar la inflación.

–Dicen que esta campaña pasará a la historia como una de las más agresivas de la democracia...

–He invitado a la presidenta de la República a que retire las calumnias y la infamia de su campaña, posiblemente influenciada por sus asesores y por sus aliados, que están desesperados. Queríamos debatir por Brasil con generosidad y un mejor nivel. La campaña de Dilma ha sido una «fiesta del miedo»; un partido que se refiere al futuro hablando del pasado –tras 12 años de gobierno– demuestra que tiene miedo. Quien hace campaña mirando al pasado es porque no tiene presente y le tiene miedo al futuro. He hecho un llamamiento a nuestra adversaria para que debatiéramos propuestas. Soy de una escuela política en la que son las ideas y no las personas las que luchan.

–El sistema brasileño de hacer política ha estado basado en complicadas alianzas, forjadas a un alto precio, a cambio de aprobar leyes y sacar adelante propuestas.

–Como presidente tendré la responsabilidad de montar un nuevo Gobierno basado en la «meritocracia», en la integridad de sus miembros. El apoyo que vamos a tener con otras fuerzas políticas será alrededor del proyecto que constituimos para Brasil, que lo necesita. Se mantendrá la columna vertebral de nuestro programa, porque fue aprobada por más del 30% de los brasileños. Por ejemplo, con Marina Silva, ex candidata del PSB, tenemos muchas similitudes, particularmente en los capítulos relacionados con la cuestión social.

–Los acontecimientos vividos en Brasil en los últimos meses han llevado a los indignados a pedir mejoras en educación, sanidad y transporte. Se le ha recriminado que disminuyó el presupuesto de salud como gobernador.

–Tengo la intención de estimular el transporte público y la modernización de la flota de trenes, metros y autobuses con el fin de asegurar la calidad de estos servicios públicos. Además de una paulatina sustitución de los combustibles fósiles por fuentes renovables. En salud equipararemos las unidades básicas de infraestructuras y suficientes profesionales. Si gano las elecciones y si pudiese escoger algo por lo que ser recordado en el futuro, me gustaría serlo como el presidente que revolucionó la educación.

Corrupción en Petrobras: «Dilma lo sabía todo»

Los brasileños están acostumbrados a que en la segunda vuelta de las elecciones aparezcan escándalos de corrupción. En 2006 votaron a sabiendas de que el partido oficialista financió una red de sobornos para sacar adelante leyes conocida como el «Mensalao». Y mañana acudirán a las urnas tras publicarse que la empresa estatal Petrobras se ha convertido en una caja registradora con la que pagar favores. Ayer, en el último capítulo que envuelve a la petrolera nacional, la revista «Veja» acusaba a la presidenta Dilma Rousseff y a su antecesor, Luiz Inacio Lula da Silva, de estar al tanto de millonarios desvíos de dinero. «Ellos sabían todo», titula la publicación en rojo en su portada, con la foto de Rousseff y Lula sobre fondo negro. La edición fue adelantada para que llegara a los kioscos a dos días del desempate entre Rousseff y el socialdemócrata Aecio Neves.

La revista afirmó que el empresario acusado de intermediar en un millonario esquema de desvío de dinero en obras de Petrobras, Alberto Yousseff, dijo ante la Policía que en el «palacio presidencial lo sabían todo». Con anterioridad la revista ya denunció que en 2010, parte de la campaña de Dilma se financió con desvíos de la compañía petrolera. Durante toda la campaña electoral, Rousseff ha asegurado que no sabía nada de los sobreprecios en contratos de empresas con Petrobras que financiaban presuntamente a su partido, el PT, y a formaciones políticas aliadas. En teoría, un escándalo de estas proporciones podría tumbar un Gobierno. Pero los brasileños parecen adormecidos ante este tipo de casos. Un mal que asumen como necesario. La frase: «No robaba para mí, lo hacía para el partido», parece tatuada en el rostro de buena parte de la casta política brasileña. Y, claro, siempre sobra algo para su bolsillo.

Un candidato lastrado por su vida privada

La vida privada es uno de los puntos débiles del aspirante. Durante la campaña ha tenido que explicar su negativa a someterse a un test de alcoholemia en 2011 y también negar los extendidos rumores de que en el pasado consumió drogas. Pero el otrora «playboy» sentó la cabeza el año pasado, cuando se casó con una ex modelo 20 años más joven que dio a luz a gemelos en junio. Una metamorfosis necesaria para abrazar su herencia de sangre y competir en política. Es nieto de Tancredo Neves, elegido en 1985 presidente de Brasil tras la dictadura y que murió antes de asumir el cargo. Su objetivo es honrar a sus antepasados, una casta política en extinción.