Guerra en Siria
Obama acude a la ONU para no ir a la guerra
Acuerda con Cameron y Hollande «explorar» la propuesta rusa. Estados Unidos abre la vía diplomática sin renunciar a la fuerza
Como si se tratase de una compleja máquina, las piezas del sofisticado mecanismo de la política internacional comenzaron ayer a encajar tras meses de parálisis.
Como si se tratase de una compleja máquina, las piezas del sofisticado mecanismo de la política internacional comenzaron ayer a encajar tras meses de parálisis. El presidente norteamericano, Barack Obama, respondió de forma positiva aunque sin excesivo entusiasmo a la proposición rusa de desmantelar el arsenal químico de su aliado sirio. Las conversaciones entre el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y el jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, tomaron un nuevo brío.
El presidente norteamericano obtuvo además el respaldo del grupo bipartidista en el Senado para que diera una oportunidad a la vía diplomática abierta con el programa ruso. Fue entonces cuando empezaron a redactar una resolución alternativa que diese a Naciones Unidas más tiempo para hacerse con el control del arsenal sirio. Queda aún sobre la mesa la fecha límite para que Siria entregue sus armas químicas. El texto sobre el que trabajan los congresistas avalaría una intervención militar limitada en el caso de que el régimen no acatara el plan de desarme. «Esto es una forma de mantener presión sobre Siria y Rusia para que se deshagan de las armas químicas. Aunque, si se fracasa, entonces sí se autorizaría el ataque», explicó el senador demócrata Carl Levin, uno de los legisladores que trabaja en esta resolución.
Obama siempre ha querido dar la sensación de estar dispuesto a agotar la vía diplomática y utilizar el uso de la fuerza como último recurso. Por lo que también modificó su esperado discurso que tenía previsto pronunciar a las nueve de la noche (tres de la mañana en España), a raíz de los últimos movimientos.
Poco después, los mismos funcionarios de la Casa Blanca que habían criticado al Consejo de Seguridad de la ONU por su falta de eficacia llamaron a los diplomáticos de los países aliados de EE UU en la ONU para empezar a valorar las opciones del plan ruso, el cual abrió la puerta a que la comunidad internacional controlase el arsenal de armas de Siria.
La Casa Blanca envío, además, un comunicado a los periodistas en el que dio cuenta de la conversación telefónica de Obama con el presidente francés, François Hollande, y el primer ministro británico, David Cameron. En ella acordaron «trabajar juntos y en colaboración con Rusia y China para explorar la viabilidad de la propuesta rusa de someter todas las armas químicas sirias y materiales al control internacional para asegurar su destrucción. Estos esfuerzos empezarán ya, e incluirán una discusión sobre los elementos de una posible resolución de la ONU», se explicó.
Sin embargo, los nuevos esfuerzos diplomáticos para resolver la crisis siria no descartan la necesidad final de una intervención militar. Precisamente, la Casa Blanca considera que la apertura a la negociación de Siria y Rusia ha sido posible por la amenaza creíble del uso de la fuerza. Así, el secretario de Defensa, Chuck Hagel, aseguró ayer en la Cámara de Representantes que el ataque sigue siendo una opción y que podría producirse a mediados de octubre. En este sentido, el secretario de Estado, John Kerry, indicó ante el Senado que la resolución de la ONU debe tener «consecuencias» si una de las partes intenta «socavar» el texto.
Todo esto ocurría horas antes de que el presidente norteamericano se dirigiese a la nación para tratar la cuestión siria. Con este discurso, Obama pretende convencer a los norteamericanos sobre la obligación moral de acabar con la matanza de civiles en Siria. Por eso, más allá de la oportunidad diplomática Obama quiere obtener el respaldo de los ciudadanos a un ataque militar si el régimen sirio no responde adecuadamente.
Desde Rusia, el presidente Vladimir Putin aseguró que el plan de desarme químico sólo funcionará si EE UU se compromete a no hacer uso de la fuerza en Siria de ahora en adelante. La consulta con Rusia y China por parte de EE UU, Francia y Reino Unido dejó claro que si los cinco miembros del Consejo de Seguridad, que tienen derecho a veto, se ponían de acuerdo en algo, quizá en esta ocasión Moscú y Pekín no bloquearían la ansiada resolución que pusiese fin a la sangría de Siria. «Los líderes discutirán sus preferencias ante una resolución diplomática. Aunque hicieron hincapié en la importancia de que se desarrolle un completo abanico de respuestas por la comunidad internacional tras el uso del régimen de Asad de armas químicas cerca de Damasco el 21 de agosto», se concluyó en el texto de la Casa Blanca. Ayer mismo, la ONU hizo llegar la convocatoria a los miembros a consultas sobre Siria. Esta escueta nota significó que empezaban las negociaciones de verdad después de varios meses de intensas comunicaciones y más de dos años de bloqueos en la ONU. Según filtraciones a la Prensa, este plan se empezó a tratar por Lavrov y Kerry en primavera. El presidente Putin y Obama lo abordaron durante el encuentro de veinte minutos que tuvieron en el G-20.
Amenazas a la paz
El capítulo VII de la Carta de la ONU
Permite que los países respondan a las amenazas de guerra o actos de agresión de un Estado. El artículo 41 señala que «el Consejo de Seguridad puede decidir medidas que no impliquen la fuerza armada», como suspender las relaciones económicas o diplomáticas. Pero si estas medidas son insuficientes, el artículo 42 permite «ejercer, por medio de fuerzas aéreas, navales o terrestres, la acción que sea necesaria para mantener o restablecer la paz».
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