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Obama gana tiempo y aplaza la crisis hasta febrero
Obama ha firmado en la noche de este miércoles la legislación aprobada horas antes por el Congreso para elevar el techo de deuda y poner fin al cierre de la Administración federal, lo que evita la temida suspensión de pagos.
El presidente estadounidense, Barack Obama, firmó hoy la ley que permite la reapertura de la Administración federal y eleva el techo de deuda, con lo que se pone fin a la crisis fiscal que ha vivido el país. La Casa Blanca confirmó que poco después de la medianoche (hora de EEUU) Obama sellaba con su rúbrica el acuerdo aprobado por amplia mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes. Tras la firma del mandatario la ley entra en vigor, lo que garantiza los fondos para la reapertura de la Administración hasta el próximo 15 de enero y sube el tope de endeudamiento hasta el 7 de febrero, evitando así la temida suspensión de pagos de EEUU. Asimismo, la Casa Blanca ha anunciado que Obama comparecerá ante la prensa para comentar el acuerdo alcanzado a las 10.35 hora local (14.35 GMT) y los desafíos del Gobierno estadounidense tras estas dos semanas de bloqueo legislativo.
Hubo que esperar al mediodía de ayer para escuchar a los líderes del Senado anunciar que habían logrado un acuerdo que evita una histórica suspensión de pagos y que reabre la Administración después de 16 días de cierre parcial. «Es hora de reconciliarse», afirmó el líder de la mayoría del Senado, el demócrata Harry Reid, después de negociar con el jefe de la minoría republicana, Mitch McConnell. Este pacto, en realidad una manera de retrasar el problema hasta febrero de 2014, fue aprobado horas después en la Cámara de Representantes.
«El compromiso alcanzado proporcionará a nuestra economía la estabilidad que tan desesperadamente necesita», explicó Reid tras el anuncio. El líder demócrata destacó que Estados Unidos ha estado «al borde del desastre», pero «al final, los adversarios políticos han dejado a un lado sus diferencias y desacuerdos para impedir este desastre».
Los agentes de bolsa respiraron hondo ayer por la mañana en Wall Street, donde los excesos de Washington han hecho perder miles de millones de dólares. La media industrial del Dow Jones, principal indicador en Nueva York, subió 200 puntos. El Congreso también vivió una jornada con mucha actividad.
Mientras los líderes de ambos partidos pronunciaban sus discursos antes de convocar la votación, en el pasillo, el senador ultraconservador Ted Cruz, que ha hecho todo lo posible por evitar un acuerdo, explicaba que no iba a votar a favor del compromiso, pero que tampoco lo retrasaría.
El Tea Party vota en contra
El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, convocó la ansiada votación a pesar de no contar con el apoyo de la mayoría de los conservadores, pero sí de un número suficiente como para poder sacar adelante la ley que eleva el nivel de endeudamiento del Gobierno. El pacto alcanzado entre demócratas y republicanos permite elevar el techo de deuda hasta el 7 de febrero, mientras que la autorización para reabrir la Administración federal se extiende hasta el 15 de enero. Dos fechas que marcan en el calendario las próxima tormentas que vivirá Washington. El líder republicano, Mitch McConnell, destacó que el acuerdo incluye recortes en los presupuestos como forma de control de gasto, una de las principales preocupaciones de los conservadores. «Afortunadamente, ahora que ha pasado el drama del momento, podemos ponernos a trabajar. Pero ahora mismo no se debe minimizar la importancia del control del gasto», añadió McConnell, quien aseguró que su partido sigue dispuesto a tumbar la ley que amplía los seguros sanitarios a las personas sin recursos.
Por su parte, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, declinó contestar sobre el ánimo de Obama tras el pacto. «El presidente cree que este acuerdo logra lo necesario para reabrir la Administración y eliminar la amenaza de obstrucción que ya ha dañado nuestra economía», señaló Carney. La incertidumbre generada por esta crisis presupuestaria y las tres semanas de cierre parcial dañan el prestigio de la primera potencia del mundo. No obstante, Obama puede lamerse las heridas por no haber sacrificado su reforma sanitaria, verdadero caballo de batalla de los republicanos. En este sentido, los republicanos sólo han logrado introducir como exigencia un aumento en el control de los ingresos de las personas que pidan subsidios para pagar el seguro médico, un seguro que todos los norteamericanos tienen que contratar si no quieren ser multados.
El Partido Republicano ha peleado con los demócratas, pero también ha habido disputas entre sus propios miembros. La brecha entre los sectores moderados del «establishment» y e l Tea Party –contrarios a cualquier tipo de pacto si no se derogaba o retrasaba la entrada en vigor de la ley sanitaria– se ha acentuado en los últimos días, algo que se hizo especialmente visible durante la «reunión de la tortilla» en el restaurante mexicano que está al lado del Capitolio, el Tortilla Coast. El secretario del Tesoro, Jack Lew, echó sus cuentas ayer sobre el techo de deuda, que asciende a 12,3 billones de euros, y se preparaba para el apocalíptico escenario de que no hubiese acuerdo. Al fin y al cabo, se trata de la dramaturgia de Washington, donde todo puede pasar. Al calor del acuerdo, el presidente demócrata desveló que pedirá que se vote la reforma migratoria, su otra gran apuesta.
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