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Obama busca «in extremis» un pacto fiscal
El presidente estadounidense interrumpe su descanso en Hawái
Demócratas y republicanos tienen esta semana su última oportunidad para lograr llegar a un acuerdo que frene el temido «precipicio fiscal», un paquete de subidas de impuestos y recortes de gasto público estimado en 1.220 millones de dólares, que entrará en vigor automáticamente el 1 de enero. Lo que ha provocado que el presidente Barack Obama interrumpiese sus vacaciones de Navidad en Hawái, y viajase a Washington, a donde, según la Casa Blanca, llegaría hoy sobre las diez de la mañana. Hoy también se reanudan las sesiones en ambas cámaras, Congreso y Senado, y demócratas y republicanos se reunirán para hablar sobre el «abismo fiscal». Durante estos cuatro días de parón navideño se han cortado las conversaciones entre los partidos. El presidente se encontraba desde el lunes en Hawái, donde había planeado permanecer hasta principios de enero. Él y su familia se alojan en una base militar en la isla de Oahu, donde Obama se crió y suele pasar sus días de descanso. Michelle, y sus dos hijas, se quedaron en la isla.
Estos días, los asesores de la Casa Blanca y los legisladores demócratas habrían estado trabajando en una nueva propuesta contra el «abismo fiscal» que presentarían hoy en el Senado. La Administración Obama trata de encontrar una solución para evitar el «precipicio fiscal» a través de diversas negociaciones con los senadores demócratas, que controlan la cámara alta. De hecho, ayer el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, envío una notificación oficial al líder de la mayoría demócrata Harry Reid en la que anunciaba que el 31 de diciembre el Gobierno alcanzará su tope de deuda de 16,3 billones de dólares, por lo que tendrá que tomar «medidas extraordinarias». Según «The New York Times», el principal obstáculo contra el que se enfrenta Obama es el ala más conservadora de los republicanos (liderada por Tea Party) que descarta cualquier aumento de impuestos. Sobre este punto el presidente norteamericano accedió a subir de 250.000 a 400.000 dólares anuales el umbral de los hogares que, según los demócratas, deben pagar más impuestos. Sin embargo, la propuesta republicana, contemplada en el llamado «Plan B» que finalmente fue retirada en el Congreso por la falta de apoyos, elevaba ese límite de ingresos anuales a más de un millón de dólares. Pese a que ambos partidos han acercado posturas, parece que el límite de las rentas que deben pagar más impuestos es el escollo más complicado de superar.
Los análisis sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo se dividen en dos bandos. El optimismo ante la posibilidad de que se evite el abismo se apoderó ayer durante la apertura de Wall Street, y la bolsa subió un 0,15%. Aunque otros expertos desconfían del acuerdo y creen que entrarán en vigor los recortes drásticos y las subidas de impuestos. Los inversores siguen de cerca las negociaciones preocupados por las consecuencias que tendría la consumación del «precipicio fiscal». Julia Coronado, responsable del área de Norteamérica de BNP Paribas, aseguraba al «New York Times» que «los mercados han sido pacientes», pero que si no se alcanza el acuerdo, el 1 de enero «los mercados sufrirán» y la economía de EE UU entraría en recesión en cuestión de meses.
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