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Obama: «No es posible conseguir la libertad sin luchar»

Barack Obama durante su discurso
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«Sostenemos que estas verdades son evidentes en sí mismas: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad». Con las primeras líneas de la Declaración de la Independencia comenzó ayer Obama el discurso del 50 aniversario de la histórica marcha que Martin Luther King dirigió en Washington en 1963.

Medio siglo después, la imagen se repetía. Miles de personas ataviadas con camisetas con la cara del pastor baptista, veteranos de guerra y activistas de los derechos humanos se congregaron en las escalinatas del Monumento a Lincoln para escuchar las palabras del presidente. Al acto acudieron distinguidos representantes de la sociedad civil afroamericana, como la presentadora de televisión Oprah Winfrey, así como varios miembros de la familia King. Además, los ex presidentes Jimmy Carter y Bill Clinton tampoco quisieron perderse el evento. El ex presidente George W. Bush, que no acudió, hizo pública una carta en la que afirmaba que «el camino hacia la justicia aún no se ha terminado». «Todos los estadounidenses tienen la necesidad de ayudar a que la visión de King se haga realidad en todas las comunidades», indicó.

«200 años más tarde (de la Declaración), aquellas verdades seguían sin ser respetadas». recordó el presidente, y miles de ciudadanos afroamericanos decidieron que con los pocos ahorros que tenían debían comprar un billete para Washington, un billete para defender estas verdades.

Barack Obama se mostró más combativo que nunca, como un reflejo efímero de aquel candidato presidencial que recorría el país en 2008 intentando transmitir un mensaje de cambio. Repitiendo las palabras del líder abolicionista Frederick Douglass, Obama afirmó que «es imposible conseguir el progreso y la libertad sin luchar», y que Martin Luther King es el mejor ejemplo de lucha que pueden tener los estadounidenses de hoy.

En opinión del mandatario, la marcha de 1963 y la muerte de los líderes del movimiento de los derechos civiles «no fue en vano» y consiguió la libertad «no sólo de los afroamericanos, sino de las mujeres, de los latinos, los discapacitados...», en clara referencia a las políticas en favor de las minorías que ha querido impulsar durante su mandato. «Pero la libertad requiere vigilancia», continuaba el presidente, «y no debemos conformarnos con lo que hemos conseguido». Para el mandatario afroamericano, la igualdad no consiste en que «aumente el número de millionarios negros» o en que «sólo unos pocos» puedan llegar a ocupar posiciones importantes en el Gobierno, como él mismo, sino en que «una gran mayoría pueda acceder a la clase media», en que los niños afroamericanos pueden acceder a la educación superior y prosperar, y «esa es una misión por terminar».

Siguiendo con su tono agresivo, Obama ha criticado a una «legión de lobistas y creadores de opinión» que creen que los principios de libertad económica entran en conflicto con la lucha por la igualdad. También puso la pobreza y las desigualdad en el punto de mira. «La sombra de la pobreza arroja una sombra sobre nuestra juventud en muchas comunidades del país» afirmó. Y los datos parecen darle la razón. Según una encuesta del Pew Research Cetner, la tasa de paro de la población afroamericana es mayor ahora que hace 50 años, tan sólo uno de cada cuatro ciudadanos negros creen que su situación ha mejorado durante el mandato del presidetne Obama e incluso uno de cada cinco creen que ha empeorado. La intervención tuvo su parte emotiva al finalizar el acto conmemorativo, cuando la primera dama, Michelle Obama dejó escapar unas lágrimas al recordar el histórico momento vivido hace ahora 50 años e intercambió algunas palabras con los familiares del simbólico líder.