Estados Unidos
Obama plantea una revolución sobre las armas
La nueva legislación va más allá de la prohibición de los rifles de asalto
Dispuesto a cambiar la ley de armas en Estados Unidos, el presidente Barack Obama recibirá a finales de este mes un documento de manos del vicepresidente, Joe Biden, con propuestas sobre cómo evitar masacres como la de Sandy Hook (Connecticut), que conmocionó el país en diciembre. Entonces, será tarea del presidente presionar para restringir el acceso a las armas de los estadounidenses. Todo ello sorteando la influencia del presidente de la Asociación Nacional del Rifle, (NRA, en inglés), David Keene, a la cabeza de la lista de los «lobbies» (grupos de presión) más poderosos en Washington. Hoy, según confirmó la Casa Blanca a LA RAZÓN, Biden se reunirá con víctimas y organizaciones en contra de la cultura de las pistolas en el país. Mañana se citará con deportistas y representantes de organizaciones de propietarios de armas.
En la ronda de reuniones de esta semana, también se inscriben los encuentros del vicepresidente con representantes de la industria del entretenimiento y videojuegos y teleconferencias con políticos del resto del país. Con Biden, trabaja también el secretario de Educación, Arne Duncan, que se reunirá con asociaciones de padres y profesores, y la secretaria de Sanidad, Kathleen Sebelius, que se entrevistará con doctores y defensores de discapacitados.
Obama busca soluciones más allá de recuperar la prohibición de la compra y tenencia de armas de asalto, que expiró en 2004. Según fuentes consultadas por «The Washington Post», el presidente quiere una ley que exija una investigación de los compradores de armas, el control de la venta y transporte de las mismas a través de una base de datos nacional, el endurecimiento de los exámenes psicológicos y el aumento de las multas por llevar armas en los alrededores de los colegios o su facilitación a menores de edad.
Para hacer posible estos cambios, la Administración Obama negociará con la cadena de supermercados Wal-Mart y otros puntos de venta de armas, que tendrán que buscar alternativas para que el negocio de las pistolas continúe con sus beneficios, pero no a costa de más masacres.
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