Política

Guerra en Siria

Obama se juega la credibilidad de EE UU

frente a la casa blanca. Un grupo de manifestantes contrarios al ataque
frente a la casa blanca. Un grupo de manifestantes contrarios al ataquelarazon

Durante la última semana, el presidente Barack Obama y sus asesores nos han informado de que Estados Unidos se dispone a emprender la guerra en Siria. Durante las próximas jornadas, tiene intención de utilizar su fuerza militar y proyectiles inteligentes para atacar Siria en respuesta al uso por parte del régimen de armas químicas en la periferia de Damasco el pasado 21 de agosto.

Las preguntas que tendría que haber respondido antes de que el secretario de Estado John Kerry o el secretario de Defensa Chuck Hagel hubieran intervenido públicamente siguen sin respuesta. Las más importantes son: ¿cuáles son los intereses estadounidenses en Siria? ¿Cómo debería impulsarlos Estados Unidos? ¿Qué implica el uso de armas químicas para la postura norteamericana en la región? ¿Qué impacto tendrá la intervención militar norteamericana sobre la credibilidad, la disuasión y los intereses regionales y mundiales?

Siria es controlado por Irán, y su conflicto está dirigido por el Cuerpo de la Guardia Islámica Revolucionaria y por Hizbulá. Frente a ellos, se despliegan unas fuerzas rebeldes dominadas por Al Qaeda. Como ha explicado esta semana el senador estadounidense Ted Cruz de los nueve grupos rebeldes que hay, siete tienen vínculos demostrados con al-Qaida". Sin opción buena, Estados Unidos y sus aliados tienen 3 intereses centrales en el conflicto: les interesa impedir que los arsenales sirios no convencionales sean utilizados contra ellos; les interesa contener el conflicto en la medida de lo posible dentro de territorio sirio; y les interesa impedir que Irán, Moscú o Qaida se alcen ganadores del conflicto en términos estratégicos.

Es importante destacar que a pesar de la depravación moral del uso de armamento no convencional por parte del régimen, ningún interés vital norteamericano se ve afectado por su uso dentro de territorio sirio. Pero una vez que Obama hizo su promesa, los demás intereses norteamericanos quedan indisolublemente unidos a la represalia estadounidense a un ataque de esta naturaleza. El evidente rechazo de Obama a la hora de hacer valer su promesa de tomar represalias si Siria utilizaba su arsenal no convencional es fruto del descubrimiento tardío por su parte de que ha vinculado la credibilidad estratégica de los Estados Unidos a su intervención.

Los intereses hoy en el aire son la credibilidad estratégica de América y la capacidad de disuasión norteamericana. Si Obama responde de forma solvente al uso de armas químicas por parte de Siria, esos intereses salen impulsados. Si no lo hace, la capacidad de disuasión norteamericana se convierte en la comidilla de la región y la credibilidad norteamericana es destruida. Por desgracia, Estados Unidos no tiene muchas opciones. Si se ceba con el régimen, Asad puede caer y al-Qaida gana la guerra. Por contra, si Estados Unidos asesta el daño estratégico suficiente a la supervivencia del régimen, Irán puede ordenar a los sirios atacar a Israel. Un ataque así eleva de forma significativa la probabilidad de una guerra regional.

La respuesta razonable es que Estados Unidos ataque los silos balísticos de Siria. Hay centros de mando gubernamental y militar y bases de control y lugares de interés estratégico que cobran sentido de cara a un ataque estadounidense. Por desgracia, las filtraciones de la lista de objetivos por parte de la Administración durante las últimas jornadas ha dado a los sirios un margen amplio para trasladar su equipo y a su personal. Se trata de un problema enorme. Y si bien la guerra en Siria está enfrentando a unos yihadistas contra otros, la guerra que interesa a Estados Unidos y sus aliados es la que enfrenta a los yihadistas con todo hijo de vecino. Y el epicentro de esa guerra es Irán.

La respuesta meramente simbólica que Estados Unidos va camino de adoptar al uso de armamento no convencional por parte de Siria supone un mensaje claro a Irán. El ataque que se prepara indica a Irán que de Obama, no tiene nada que temer. Irán logra un hito estratégico al dejar en evidencia a Estados Unidos como un tigre de papel en Siria. Con este logro al alcance de la mano, los iraníes se sentirán libres de descubrir el farol de Obama con respecto a su arsenal nuclear. Los legisladores y tertulianos que insisten en que nos podemos fiar de que Obama cumpla su promesa de impedir que Irán tenga capacidad nuclear basan su opinión en un argumento que ahora mismo está en el aire.

El comportamiento de Obama en Siria deja indefendible esta postura. Obama se va a dar por contento con disparar un par de salvas contra edificios gubernamentales vacíos. En lo que a él respecta, la intención de los ataques aéreos no va a ser Siria ni Irán. El objetivo es la audiencia televisiva de los ataques. Obama está convencido de poder poner de relieve sus credenciales morales y estratégicas frente a la opinión pública norteamericana, pregonando su valor contra el barbarismo sirio y luego lanzando unos cuantos misiles de crucero desde alguna nave. La cobertura informativa rematará la tarea por él. En vísperas de que el circo estratégicamente inútil de Obama eleve el número de ejemplares de la prensa en circulación y la audiencia de los informativos, se ha causado un daño enorme a los intereses nacionales de Estados Unidos. En lo que a los enemigos de América respecta, Estados Unidos es un emperador desnudo. Y en lo que a los aliados de América respecta, la única forma de impedir que Irán se convierta en potencia nuclear es trabajar sin el conocimiento de Washington.

*Periodista. Primera reportera en entrar en Bagdad en la guerra de Irak