Política

Nueva York

Obama vende el parón nuclear como un éxito

Los congresistas críticos exigen un desarme total del régimen islámico

Obama conversa por teléfono con el negociador en Ginebra
Obama conversa por teléfono con el negociador en Ginebralarazon

Como si se siguiese un guión establecido, una vez que los medios de comunicación adelantaron la madrugada del domingo que se había llegado a un acuerdo sobre el programa nuclear iraní en Ginebra, la Casa Blanca envío una nota a los periodistas anunciando una inminente declaración del presidente. Obama reconoció que «Estados Unidos, junto con sus aliados y socios, ha dado un paso importante adelante hacia una solución completa que aborda nuestras preocupaciones sobre el programa nuclear de la República Islámica de Irán». «Desde que llegué a la Casa Blanca, mi determinación ha sido clara: evitar que Irán se haga con armas nucleares», indicó. Mientras, el secretario de Estado, John Kerry, se dirigió a los críticos al insistir en que el pacto «no es un asunto de confianza, sino de verificación». Estas palabras iban dirigidas a Tel Aviv y a Washington. En estas dos capitales, los políticos israelíes y los republicanos estadounidenses habían hecho ya saltar las alarmas sobre el peligro que implica para la comunidad internacional creer en la palabra de Teherán.

De esta forma, Kerry recordó la importancia de que Irán se haya comprometido a garantizar el acceso a los inspectores de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) a sus instalaciones nucleares. Además, recordó que este acuerdo no significa que Washington vaya a renunciar a aplicar sanciones si Irán no cumpla con lo acordado. Estados Unidos e Irán empezaron una serie de conversaciones secretas de alto nivel el pasado año sobre este asunto, que se escondieron a los aliados. En Israel, se supo de estos movimientos hace sólo dos meses. La rapidez con la que se ha alcanzado el acuerdo explica las recientes tensiones entre Francia y Estados Unidos.

Negociación secreta en Omán

Durante estas conversaciones secretas, el subsecretario de Estado, William Burns, y el jefe de Asuntos Exteriores del vicepresidente Joe Biden, Jake Sullivan, se reunieron al menos en cinco ocasiones con altos funcionarios iraníes en los últimos diez meses. Los últimos cuatro encuentros se han producido desde que el presidente iraní Hasan Rohani llegase al poder en agosto con la promesa de intentar que se rebajasen los castigos de la comunidad internacional a consecuencia del programa nuclear iraní. Pese a todo, los legisladores del Congreso han pedido al secretario de Estado que comparezca para explicar el acuerdo. Y en este asunto los representantes demócratas y republicanos no están necesariamente enfrentados, debido al origen judío de muchos de ellos. El líder de la mayoría de la Cámara Baja, el republicano de Virginia Eric Cantor, indicó que «Estados Unidos no debe debilitar las demandas del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de que la república islámica suspenda sus actividades nucleares». En el mismo sentido, aunque de forma más comedida, reaccionó el congresista demócrata por Nueva York, Eliot Engel. «Me preocupa que este acuerdo no requiera que Irán desmantele sus centrifugadoras. Espero que durante los próximos seis meses Irán dé los pasos necesarios», explicó con unas palabras medidas al milímetro debido a que la mayoría de la población judía se concentra en la Gran Manzana.

El impulso diplomático de Ashton

La Alta Representante de la UE, Catherine Ashton, se fundió en abrazos con el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, y saludó con evidente emoción a los ministros de Exteriores de Francia, Rusia, Francia, Alemania y China, así como al de Irán, si bien a éste no pudo estrecharle la mano por motivos religiosos. La diplomacia europea ha recuperado un papel protagonista en el escenario internacional en las negociaciones con Irán y Ashton ha sido la cara visible.