Internacional

Obama y Putin tratan de limar asperezas en la guerra siria

En una llamada telefónica, el presidente de EE UU pide a su homólogo ruso el cese de los bombardeos a los rebeldes. Moscú se niega, pero ofrece un «frente común» contra el EI

Imágen de archivo de Obama y Putin en el G20 celebrado en San Petersburgo
Imágen de archivo de Obama y Putin en el G20 celebrado en San Petersburgolarazon

En una llamada telefónica, el presidente de EE UU pide a su homólogo ruso el cese de los bombardeos a los rebeldes. Moscú se niega, pero ofrece un «frente común» contra el EI

Vladimir Putin y Barack Obama limaron ayer asperezas respecto a Siria en una conversación telefónica a iniciativa del presidente estadounidense. Un intercambio de palabras que sirvió, al menos en el escenario diplomático, para rebajar la tensión del sábado provocada por el primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, al criticar agriamente la actitud de la OTAN hacia Rusia, propia «de la Guerra Fría», en referencia no a Siria sino al creciente despliegue militar de la Alianza en Europa oriental.

Ambos líderes pactaron a través del nuevo «teléfono rojo» «fortalecer sus relaciones diplomáticas para establecer un frente unido a la hora de poner en práctica el acuerdo de paz trazado en Múnich», informó el servicio de prensa del Kremlin. En el marco de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Rusia y EE UU, junto a otros quince países, el llamado Grupo Internacional de Apoyo a Siria, firmaron el viernes un plan para implementar un alto el fuego indefinido en el plazo de una semana, así como para facilitar la entrada de ayuda humanitaria a las poblaciones más necesitadas. Una tregua, sin embargo, que llega con varios asteriscos, como que no incluye «posiciones terroristas», un problema dado que la aviación rusa no hace distinción y bombardea indiscriminadamente a cualquier grupo opositor al presidente Asad, sea moderado o yihadista, escudado en que son todos «terroristas».

En todo caso, la llamada de Obama es muestra de un somero deshielo en las relaciones con Rusia, al menos en lo que a Siria se refiere. Quedan atrás los días, con el conflicto en Ucrania aún humeante, en que toda comunicación entre los dos líderes estaba completamente rota. En los últimos meses ambos Gobiernos han acercado posiciones, sirva como ejemplo la visita a Moscú de John Kerry a mediados de diciembre. La llamada de ayer no significa una alianza, pues las posturas siguen aún distantes en algunos puntos importantes, como el papel futuro de Asad y los objetivos de los bombardeos rusos, pero sí demuestra que han dejado de ser antagónicas. La conversación fue «franca y sincera», según el Kremlin, durante la que resaltaron «la necesidad de contactos estrechos entre los representantes de los Ministerios de Defensa de ambos países para luchar con éxito contra el Estado Islámico y otros grupos terroristas».

Desde la Casa Blanca, a través de un comunicado se hizo hincapié en que la conversación telefónica versó sobre «la importancia de que Rusia deje de bombardear a las fuerzas de oposición moderada en Siria». El problema es que resulta complejo identificar cuáles de estas miles de milicias agrupadas en varios frentes forman parte de lo que EE UU denomina moderado y cuáles no, ya que la mayoría de ellas son de corte islamista y abogan por arrebatar el poder a Asad para implantar la «sharía» en los territorios que mantengan bajo su control. Ni siquiera la oposición es capaz de acordar una única voz con la que acudir a las negociaciones de Ginebra, que pretenden retomarse a finales de mes.

El principal punto de encuentro de Obama y Putin respecto a la crisis Siria es el papel de los kurdos. Ambos abogan por la participación en las negociaciones de paz de Ginebra III del Partido kurdo de la Unidad Democrática (PYD), inicialmente excluido por la oposición frontal de Turquía, que atribuye al grupo lazos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado terrorista por Turquía, la OTAN y EE UU. Moscú y Washington, sin embargo, recuerdan que los kurdos representan un 15% de la población siria y no se les puede excluir de las negociaciones sobre el futuro del país. Además, el PYD, en concreto, está cargando sobre sus hombros con buena pare del combate sobre el terreno contra el Estado Islámico, en el norte del país. La discusión sobre el papel de los kurdos se tensó aún más el fin de semana, después de que Ankara bombardease el sábado con artillería posiciones del PYD al otro lado de la frontera.

El acercamiento de posturas de Putin y Obama respecto a Siria no afecta a otros asuntos de la agenda internacional, como Ucrania, que también trataron en su conversación de ayer, y donde siguen enfrentados por las sanciones y el cumplimiento de los acuerdos de paz de Minsk.