Política

Rusia

Occidente deja plantado a Putin

Las grandes potencias, ausentes en el gran desfile militar de hoy en Moscú en el 70º aniversario de la Segunda Guerra Mundial

Putin y Lukashenko, ayer, durante su cumbre euroasiática en Moscú
Putin y Lukashenko, ayer, durante su cumbre euroasiática en Moscúlarazon

Con cerca de 20 millones de bajas, resulta casi imposible encontrar una familia que no perdiese a uno o varios miembros en la contienda, lo que convierte el recuerdo de la conocida como «Gran Guerra Patria» en la terminación nerviosa más sensible del pueblo ruso. Este año, en el contexto de las sanciones y el aislamiento occidental por el papel en Donbás y Crimea, el Kremlin ha utilizado políticamente el aniversario para envolverse en la bandera, agitar el patriotismo con un colosal despliegue propagandístico y acusar de revisionismo histórico a los mandatarios occidentales ausentes en los fastos, que son la mayoría.

Ni Barack Obama, ni François Hollande, ni David Cameron, líderes de los principales aliados en la contienda, estarán hoy en Moscú en el desfile de la Victoria, por considerar que su presencia supondría una legitimación a Putin, que esta semana cumplió 15 años en el poder. Bill Clinton asistió al desfile con Boris Yeltsin en 1995 y George W. Bush con Vladimir Putin en 2005, en el 50º y 60º aniversario, respectivamente, pero en esta ocasión EE UU estará únicamente representado por su embajador en Rusia, John Tefft, afeando la fotografía desde el punto de vista protocolario. Una posición criticada esta semana por Mijail Gorbachov, el líder ruso más apreciado en Occidente: «La negativa a celebrar el 9 de mayo en Moscú es una falta de respeto a los pueblos que sufrieron tanto para derrotar al fascismo».

La canciller alemana, Angela Merkel, por su parte, hará un ejercicio de equilibrismo diplomático para no quedar mal con nadie. No acudirá hoy al desfile militar, pero viaja mañana a Moscú, donde se reunirá con Putin, dará una rueda de prensa y hará una ofrenda floral en la tumba al soldado desconocido, junto a las murallas del Kremlin. Una forma de presentar sus respetos a los caídos en la guerra, al fin y al cabo fue Alemania quien invadió la URSS, pero sin romper la consigna de la Unión Europea de aislamiento a Rusia. Una «disciplina» que rompen cinco de los 28 presidentes comunitarios, los de Eslovaquia, República Checa, Hungría, Chipre y Grecia, que han viajado a Moscú, si bien no está confirmada su asistencia al desfile militar, tras recibir en algunos casos fuertes presiones de las respectivas embajadas estadounidenses. En total acudirán 30 líderes internacionales, entre los que destaca el chino Xi Jinping, con el que se reunió ayer Putin y acordaron la participación rusa en el proyecto cinturón Ruta de la Seda, para crear una ruta de transporte terrestre entre Europa y Asia.

La agenda de Putin fue ayer frenética, pues también participó en la cumbre de la Unión Económica Euroasiática (Kazajistán, Bielorrusia, Armenia y Rusia), en la que se acordó la incorporación al club de Kirguistán. Todos los jefes de Estado del grupo estarán hoy en la Plaza Roja, a excepción del bielorruso Alexander Lukashenko que presidirá la parada en Minsk. También asistirán el cubano Raúl Castro (que se reunió ayer con el patriarca de Moscú), el egipcio Al Sisi o el venezolano Nicolás Maduro, mientras que el líder norcoreano, Kim Jong Un, canceló finalmente por «motivos familiares» el que hubiese supuesto su primer viaje oficial al extranjero. Quien sí estará será el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, cuyo viaje a Moscú, que tuvo ayer escala en Gandsk, Polonia, ha sido criticado por el ministro de Exteriores ucraniano, Pavlo Klimkin, pues en su opinión lanza «un mensaje equivocado», dado que su presencia equivale a «una recompensa para un país que ha violado la Carta de la ONU y una serie de principios fundamentales».

El Kremlin, por su parte, agradece la visita de Ban Ki-Moon, que mantiene una relación cordial con Putin y se ha mostrado neutral en lo relativo al conflicto en Donbás. «Sólo merece elogios el que haya tomado esta decisión, correcta y de principios, a pesar de las presiones a las que me consta que ha estado sometido», recalcó Vitali Churkin, embajador ruso en la ONU. El desfile militar en Moscú, en el que participan 16.000 soldados, más de 200 carros de combate y varias docenas de aviones y helicópteros, arranca a las 9:00 de la mañana hora española.

Músculo militar

Un despliegue sin precedentes

Más de 16.000 soldados, entre los que figurarán unidades chinas, indias y serbias, marcharán durante más de una hora frente a las murallas del Kremlin, a los que se sumarán 2.300 veteranos de la «Gran Guerra Patria». El mayor atractivo será el armamento, especialmente el Armata T-14, que está llamado a convertirse en el «más mortífero» carro de combate del mundo, según los especialistas, por su blindaje y cañón automático.