Elecciones
Renzi se erige como la única alternativa al populismo
El ex primer ministro acusa a la coalición de centro derecha de recurrir al miedo a la inmigración para ganar votos.
A menos de un mes de las elecciones, Italia se ha convertido en un auténtico campo de juego donde cada candidato sigue su estrategia para llegar al Palacio Chigi. En medio de un tenso clima donde la xenofobia, la seguridad y la inmigración siguen siendo el centro de la campaña, los discursos políticos centrados en desa-creditar a la oposición y con pocas propuestas dan muestra de la complicada situación que vive el país transalpino.
«Italia necesita ser guiada sin extremismos, sin instrumentalizar la política y con credibilidad ante Bruselas». Con estas palabras Matteo Renzi, ex primer ministro y candidato del Partido Democrático, esbozó ayer su idea de Gobierno en un encuentro con prensa extranjera en Roma.
En materia de inmigración, asunto que ha centrado los discursos políticos de las últimas semanas debido al atentado racista de Macerata, el político toscano ha apoyado la gestión hecha por el Gobierno para controlar las llegadas masivas de indocumentados a Italia, y se mostró muy crítico especialmente con la coalición de centro derecha formada por Forza Italia y la Liga. El uso abusivo del lenguaje tanto de Silvio Berlusconi como especialmente de Matteo Salvini ha fomentado en los últimos días una peligrosa campaña xenófoba que ha caldeado el ambiente hasta tal punto que en Italia ha resucitado la idea del fascismo. «Cuando un político a la caza de votos encuentra un hombre con miedo, pierden ambos. El político que alimenta ese miedo no da una respuesta y el hombre se encierra en casa bajo llave. Nosotros no somos así, no fomentamos el miedo». «Cuando se comete un delito, no importa el color de la piel. Quien haya polemizado sobre esto, ha sido con la única intención de ganar votos», recalcó en alusión a la campaña de odio lanzada tras el ataque racista.
El líder del PD reconoce que ha habido errores, pero han sido más los éxitos, y confía en hacerse con la victoria el 4 de marzo con un equipo al que no duda en calificar de «extraordinario». «Es el único capaz de coger las riendas del país, a pesar de las discusiones existentes». Un comentario con el que Renzi parece haber querido zanjar las polémicas sobre las divisiones internas del partido, que ha asistido a una paulatina fractura en sus filas a lo largo de los últimos meses.
En un ambiente donde reina la apatía y las propuestas electorales cuanto menos son utópicas, Renzi recalcó que su programa de cien puntos, cuyo eslogan es «Otro programa: realizable, creíble y sostenible», se centra en los «problemas concretos y ofrece resultados reales, en contraposición con las propuestas incumplibles de sus adversarios».
También se despachó con sus rivales electorales. Sobre el Movimiento 5 Estrellas, bromeó aludiendo a que era «una formación incalificable e incapaz de gobernar», además de criticar su ambigua posición sobre el euro y la permanencia en la UE. En cambio, con el centro derecha fue más benévolo y se limitó a definirla irónicamente como «la alianza spread», haciendo clara alusión al alto contenido económico de su programa y su tipo único. Una medida, según Renzi irrealizable, con la que Berlusconi quiere fijar un impuesto único para todos los italianos con el fin de reducir la evasión fiscal.
En clave europea, Renzi considera que «Macron es una bendición» para reconstruir, junto con países como Italia y España, el eje progresista europeo.
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