Guerra en Siria

«Rezo para que no lleguen a Damasco»

El centenario enclave de Malula se convierte en una ciudad fantasma tras la huida de sus vecinos ante el asedio de las tropas yihadistas

Un soldado del Ejército Sirio Libre, ayer, durante la fabricación de un cohete en un improvisado centro de armas en Alepo
Un soldado del Ejército Sirio Libre, ayer, durante la fabricación de un cohete en un improvisado centro de armas en Alepolarazon

Podría decirse que tanto el régimen sirio como los islamistas se han apresurado a la hora de cantar victoria sobre la batalla por Malula. «Los combates entre las fuerzas sirias y los rebeldes continúan en Malula. Combatientes del Ejército Libre de Siria (ELS) se han atrincherado en el sur y el Ejército ha entrado con tanques por el norte de la ciudad y mantiene el cerco», declaró vía Skype a LA RAZÓN Sami, un rebelde de Erbin (al norte de Damasco), en coordinación con otros grupos rebeldes que participaron en la ofensiva contra esta estratégica localidad cristiana a 50 kilómetros de la capital siria. Malula está situada cerca en la autopista que conecta Damasco con Homs y es una ruta vital para el suministro de armas y víveres a las tropas de Bachar al Asad.

«Los tanques están apostados en el este de la ciudad y están disparando artillería para golpear el hotel Safir, junto al Monasterio de San Sergio (donde se han atrincherado los islamistas)», detalló Sami, antes de agregar que «al menos cinco rebeldes han muerto» en los choques de ayer. El opositor aclaró que no todos los combatientes son islamistas. «Se trata de propaganda del régimen, que quiere convencer a la Prensa internacional de la amenaza de Al Qaeda en Siria».

Sami negó el atentado suicida del pasado día 5 en Malula, junto a un puesto militar del Ejército. Según su versión, el asalto comenzó la tarde del jueves y después de tres horas los rebeldes se retiraron de la ciudad. «En la operación han participado combatientes del ELS de Homs, rebeldes de Qalamon –el área donde se encuentra Malula– y de la brigada Ahrar el Shams (considerado un grupo terrorista por EE UU)», detalló Sami. «Pero el régimen sigue insistiendo en la historia de que están salvando a los cristianos de una masacre de los rebeldes islamistas», insiste el combatiente suní.

Para Sami, la ofensiva rebelde tiene como objetivo «cortar la ruta de suministros al Ejército sirio». «¿Por qué la Prensa internacional se empeña en llamar islamistas a los rebeldes?», denunció el opositor. Sin embargo, los vídeos que han circulado por YouTube –en los que se ve a combatientes de largas barbas gritando «¡Alá es el más grande!» y entrando en la ciudad cristiana– no dejan margen de error. Rachia, una cristiana de Damasco, explicó a LA RAZÓN que teme el avance de los islamistas. «Ya no sé que pensar de la revolución. Los islamistas controlan Alepo, Deir el Zor, Raqqa, Idlib. Rezo a Dios para que no lleguen a las puertas de Damasco», imploró Rachia.

Malula es una localidad de 5.000 habitantes de mayoría cristiana y ahora se ha quedado vacía. «Gran parte de los cristianos han huido. Muchos han venido a Damasco porque es más seguro para ellos», comentó Rachia. Tras el inicio de la revolución siria, los grupos islamistas radicales se han apoderado de muchas de las ciudades liberadas, lo que ha puesto a los cristianos en una situación delicada que amenaza su supervivencia en Siria. Ha habido éxodos masivos de cristianos y quema de iglesias. En la ciudad de Homs, antes de la guerra civil, vivían 160.000 cristianos. Hoy apenas suman 1.000.

Así las cosas, como adelantó el viernes LA RAZÓN, el ministro de Asuntos Exteriores sirio, Walid al Mualem, viajó ayer a Moscú para reunirse con su homólogo ruso, en un último intento desesperado para forjar un acuerdo político que evite una intervención internacional en Siria. «La posibilidad de una solución política sigue en pie», dijo Lavrov antes de agregar que el régimen de Damasco sigue «abierto a negociaciones de paz».

El ministro de Exteriores sirio manifestó el deseo del régimen de Asad de participar en la cumbre de Ginebra para encontrar una salida negociada al conflicto y agregó que están dispuestos al diálogo con todas las fuerzas políticas sirias que «deseen el restablecimiento de la paz en nuestro país». Aunque advirtió de que esa posición cambiaría si hubiera un ataque por parte de Estados Unidos en las próximas semanas o días.

Una minoría protegida por Asad

En la República Árabe Siria se ha respetado el principio de laicidad institucional, por el que el islam no es religión de Estado, y se asegura a los cristianos sirios un tratamiento de igualdad respecto al resto de comunidades religiosas. Para contrarrestar la amenaza de los movimientos fundamentalistas, el régimen sirio reforzó la cohesión de los cristianos (dos millones de fieles en todo el país) en torno al Gobierno, considerado «garante» de su supervivencia. En ciudades como Damasco, Alepo y Homs, los cristianos pertenecen a la élite comercial y se les ve como un apoyo importante para la familia del presidente Bachar al Asad.