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Rousseff propone un pacto nacional contra la corrupción y un profundo ajuste fiscal

Dilma Rousseff asume su segundo mandato como jefa del Estado de Brasil tras ser reelegida en octubre pasado y elevará así a 16 años el período del Partido de los Trabajadores en el poder.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff,propusohoy en el discurso que pronunció en el Congreso para asumir su nuevo mandato un gran pacto nacional contra la corrupción y una investigación rigurosa de los desvíos denunciados en Petrobras, pero pidió preservar a la petrolera estatal de "enemigos externos".

Entre tales medidas citó las que permiten sancionar con rigor a funcionarios públicos que se enriquezcan ilícitamente; una destinada a agilizar los procesos judiciales que envuelven desvíos de recursos públicos, y la que facilita el procesamiento de altos cargos con foro privilegiado.

"Quiero más transparencia y más combate a todo tipo de crímenes, especialmente la corrupción, y quiero que el brazo fuerte alcance a todos de forma igualitaria", aseguró la mandataria en el primer discurso de su segundo mandato.

La gobernante dijo que, para facilitar el combate a la corrupción, el país necesita adoptar prácticas políticas más éticas y saludables, y que ello sólo es posible mediante una "amplia y urgente reforma política".

Pese a que se comprometió a combatir con rigor las irregularidades en Petrobras, dijo que la empresa, la mayor y más emblemática del país, tiene que ser defendida de amenazas internas y externas.

"Petrobras es una empresa con 86.000 empleados dedicados y serios, que tuvo lamentablemente algunos funcionarios que no supieron honrarla. Vamos a investigar con rigor todo lo que ocurrió de equivocado y fortalecerla cada vez más, así como crear mecanismos que evitan que hechos como eso puedan volver a ocurrir", dijo.

Rousseff aseguró que la empresa tiene que ser defendida debido a que es un orgullo nacional, es estratégica para el país, es la que más contrata, es líder mundial en tecnologías para la explotación de petróleo en aguas profundas y descubrió reservas que pueden convertir a Brasil en uno de los mayores exportadores mundiales de crudo.

La real dimensión de las corruptelas en la petrolera se conocerá a fines de febrero, cuando se prevé que la Fiscalía, responsable de la investigación, presente la denuncia formal ante la justicia y desvele el secreto judicial que hasta ahora impide conocer a los verdaderos implicados.

Aún así, la certeza de que entre ellos hay miembros de la base oficialista le dificultó a Rousseff la formación del Gabinete para su nuevo Gobierno, debido al riesgo, admitido por la propia jefa de Estado, de nombrar entre sus ministros a algún político corrupto.

Las denuncias de corrupción en Petrobras prácticamente han paralizado a la empresa y provocaron una pérdida de cerca del 40 % en el valor de mercado de la empresa el año pasado.

Los recursos desviados, según admitieron algunos de los implicados, fueron transferidos a diferentes partidos políticos, incluido el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y otros de la alianza que apoya a Rousseff.

Paralelamente, Rousseff ha anunciado que promoverá en su segundo mandato un profundo ajuste fiscal para enderezar la desacelerada economía de Brasil, pero con bajos sacrificios para los más necesitados.

"Más que nadie sé que Brasil necesita volver a crecer y los primeros pasos para ello pasan por un ajuste fiscal y un aumento del ahorro público, pero haremos eso con el menor sacrificio posible para la población, en especial para los más necesitados", aseguró la mandataria en el discurso que pronunció hoy ante el Congreso tras jurar el cargo para iniciar un segundo mandato de cuatro años.

La jefe de Estado no dio más detalles sobre las medidas que pondrá en marcha a partir de este año para sanear las cuentas públicas y alcanzar un ahorro fiscal que mejore el ambiente para el crecimiento económico.

"Reafirmó mi compromiso con la manutención de todos los derechos laborales y de los derechos de la seguridad social", aseguró la mandataria al negar que las medidas de ajuste puedan afectar a los trabajadores.

Rousseff aseguró que es consciente de la necesidad de corregir distorsiones y excesos en la política fiscal, pero garantizó que lo hará demostrando la falsedad de la tesis, según la cual la estabilidad económica no es compatible con la inversión social.

El último 22 de diciembre, Rousseff ya había anunciado que adoptaría "medidas drásticas"para recuperar la maltrecha economía del país, pero sin afectar las políticas sociales de su Gobierno.

La economista Dilma Rousseff pronunciaba este discurso tras asumir hoy su segundo mandato de cuatro años como jefa del Estado de Brasil, en un acto celebrado en el pleno de la Cámara de Diputados, en Brasilia.

"Prometo mantener, defender y cumplir la Constitución; observar las leyes; promover el bien general del pueblo brasileño, sustentar la unidad, la integridad y la independencia de Brasil, así lo prometo", juro la gobernante en una sesión solemne encabezada por el presidente del Senado, Renan Calheiros, que también es presidente del Congreso.

El nuevo mandato de la primera mujer en llegar a la Presidencia brasileña elevará a 16 años el período del Partido de los Trabajadores (PT) en el poder en Brasil, tras los ocho años de gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), el padrino político de Rousseff.

Tras el juramento de Rousseff, de 67 años, su vicepresidente, Michel Temer, un abogado de 74 años, asumió el mismo compromiso. Luego de las fórmulas de rigor en una ceremonia abierta con la interpretación del himno nacional por parte de la Banda de Fusileros Navales, Calheiros declaró a Rousseff y a Temer investidos como presidenta y vicepresidente de Brasil, respectivamente, para el período 2015-2018.

La jefa del Estado fue reelegida para un segundo mandato en octubre pasado en la campaña más disputada en los últimos años en Brasil y con una ventaja de escasos tres puntos porcentuales sobre el senador Aécio Neves, que prometió liderar una enérgica oposición en los próximos cuatro años.

Otros desafíos que esperan a la jefe de Estado en los próximos cuatro años son el gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras que puede salpicar a varios de sus alisados y un prometido y duro ajuste fiscal para enderezar la desacelerada economía, que este año tan sólo debe crecer un 0,14 %, según las últimas proyecciones de los economistas.

Según fuentes oficiales, el marco de los planes económicos del nuevo Gobierno lo anunciara este mismo jueves Rousseff durante el discurso que pronunciará en el Congreso tras su juramento.

A la ceremonia de investidura asisten los presidentes de Bolivia, Chile, Costa Rica, Paraguay, Uruguay y Venezuela, así como los vicepresidentes de China, Estados Unidos y Argentina -en esa orden los mayores socios comerciales de Brasil- y delegaciones de otros 70 países.

La única presidenta ausente entre los países del Mercosur será la argentina Cristina Fernández, que sufre una fractura en un tobillo y envió en su lugar al vicepresidente, Amado Boudou.

En la sede de la Presidencia, también entrarán en funciones los 39 ministros de su nuevo Gabinete, posará para la fotografía oficial de la investidura y se dirigirá al cercano Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, donde se ofrecerá un cóctel, que se pondrá fin a las ceremonias.

En Itamaraty la gobernante tendrá una reunión privada de diez minutos con el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, y otra con la directora general de la Unesco, Irina Bokova.