Rusia

Rusia añora su grandeza

La mayoría de los rusos lamentan el colapso de la Unión Soviética, pero sólo unos pocos estarían dispuestos a restaurar el régimen comunista en un país que todavía mira con sentimientos encontrados el fin de una era.

Un hombre sostiene una bandera del partido comunista en el 92º aniversario de la muerte de Lenin
Un hombre sostiene una bandera del partido comunista en el 92º aniversario de la muerte de Leninlarazon

Un cuarto de siglo después de la firma del acta sobre la disolución de la Unión Soviética (8 de diciembre de 1991), la percepción de este acontecimiento histórico sigue dividiendo a políticos, expertos y ciudadanos de a pie en Rusia.

Un cuarto de siglo después de la firma del acta sobre la disolución de la Unión Soviética (8 de diciembre de 1991), la percepción de este acontecimiento histórico sigue dividiendo a políticos, expertos y ciudadanos de a pie en Rusia. Hace una década, el presidente Vladimir Putin calificó la caída de la URSS como «la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX» y desde entonces el líder ruso no ha cambiado su opinión al respecto, un criterio que, de acuerdo a los resultados de los sondeos, comparte gran parte de los rusos.

En una encuesta reciente del Centro Levada, el 56% de los rusos lamentó el colapso de la URSS y el 51% opinó que la caída del imperio soviético se podía haber evitado. Sólo el 12% de los encuestados se mostró favorable a la posibilidad de restaurar la Unión Soviética. Otro sondeo realizado en marzo puso de relieve que el 64% de los rusos votaría hoy en las urnas por conservar la URSS si se le presentase tal posibilidad.

Estos sentimientos encontrados quedan reflejados en la frase pronunciada por el candidato a la presidencia de 1996, el general Alexandr Lebed, quien dijo que «el que no lamenta el desintegración de la URSS no tiene corazón, pero el que quiere restaurarla no tiene cabeza». ¿Pudo haberse evitado caída del «imperio del mal», como calificó a la URSS el presidente norteamericano Ronald Reagan?

Numerosos expertos tanto internacionales como rusos avisaron de la posible caída en los años ochenta. Fue el caso de uno de los economistas más reputados del país, Tigran Khachaturov, quien sugirió el pronto desmoronamiento de la unión si su economía continuaba «precipitándose al vacío». Hoy en día los historiadores mencionan varias razones de la defunción de la URSS. Una de ellas, según expertos, es la tendencia nacionalista en las repúblicas soviéticas, que deseaban desarrollar su cultura y su economía por separado. Otra de las causas que se mencionan es el régimen autoritario de la URSS con su lucha contra la disidencia y la Iglesia, entre otras muestras de intolerancia. Los desastres tecnológicos y el hermetismo del régimen también aceleraron la pérdida de la confianza en el sistema, creen los analistas.

Entre otras razones del colapso de la URSS se mencionan los fallidos intentos para reformar la economía nacional que llevaron a su estancamiento y al déficit comercial, así como el énfasis en la carrera armamentista, la guerra en Afganistán y la incesante ayuda financiera a los países del bloque socialista en detrimento del presupuesto nacional.

Por su parte, los ciudadanos de a pie consideran en su mayoría culpables de la desaparición de la URSS a los firmantes del acuerdo de Belovezha, es decir, a los dirigentes de Rusia, Bielorrusia y Ucrania, a las potencias «enemigas» y al entonces líder soviético Mijaíl Gorbachov. A pesar de nombrar otras razones –también económicas– que llevaron a la defunción de la Unión Soviética, una gran parte de los rusos está convencida de que la república soviética no murió por causas naturales, sino que su muerte fue violenta.

Con motivo del 25 aniversario del fin de la URSS, Gorbachov ha concedido una entrevista a la agencia rusa Interfax en la que aseguró que los culpables de la disolución de la URSS fueron los entonces líderes de Rusia, Bielorrusia y Ucrania, quienes en secreto firmaron el acuerdo sobre la disolución de la mancomunidad. Gorbachov considera que la URSS se podría haber salvado con una descentralización profunda: «Salí en todas partes insistiendo en la necesidad de salvar la URSS, pero el pueblo no me escuchó. Creyeron que la Comunidad de Estados Independientes sería una mejor unión con mayores derechos de sus integrantes», opinó el padre de la Perestroika.

Y mientras siguen las discusiones sobre las circunstancias que llevaron al desmoronamiento de la URSS y sus numerosas consecuencias, varios expertos están convencidos de que la unión sigue viva jurídicamente. Estos juristas consideran que como la reunión en Belovezha entre los líderes de Rusia, Bielorrusia y Ucrania para anular el acuerdo de 1922 sobre la creación de la Unión Soviética se celebró sobre la marcha y sin preparación previa se incumplieron las normas vigentes en ese momento y, por lo tanto, la decisión de estos tres mandatarios no se puede considerar del todo legítima, ni representó la expresión de la voluntad de los pueblos de estos países, en particular, ni del pueblo soviético en general. Un pueblo que votó en un referendo previo a favor de la conservación de la URSS.

En 2014 el Tribunal Supremo de Rusia rechazó la demanda de un ciudadano para reconocer como anticonstitucional la decisión sobre la disolución de la Unión Soviética. En el órgano judicial argumentaron que el acta en cuestión no afecta los derechos y libertades del demandante. De esta forma, la Justicia rusa evitó pronunciarse acerca de los enigmas más grandes de los últimos 25 años y que, por lo visto, se mantendrá sin resolver como mínimo otro cuarto de siglo.