Guerra en Siria
Rusia se aferra a la oferta de Kerry para evitar el ataque
Moscú propone que el arsenal químico sirio quede bajo control internacional. Obama lo considera un paso «positivo», pero advierte contra tácticas dilatorias
La postura internacional con respecto a Siria dio ayer un inesperado giro después de que John Kerry, el secretario de Estado de Estados Unidos, reconociera que el fin del conflicto civil podría pasar por una «solución política». El norteamericano se reunió en Londres con su colega británico, William Hague, al término de una gira europea destinada a recabar apoyos a una eventual acción militar en la república árabe para castigar a su presidente, Bachar al Asad, por el ataque del pasado 21 de agosto, en el que se utilizó supuestamente gas sarín.
En la rueda de prensa conjunta en el Foreign Office, Kerry dejó claro que las pruebas sobre el uso de armas químicas son «convincentes» y que una intervención contra el Gobierno de Damasco sería «limitada» y «muy corta» porque, según argumentó, el riesgo derivado de no actuar puede ser mayor que el de tomar medidas. «No estamos hablando de guerra. No vamos a ir a la guerra», señaló. Sin embargo, a pesar de su énfasis en que Asad debía «rendir cuentas», el secretario de Estado norteamericano sorprendió con un cambio en el guión anunciando que aún había posibilidad de evitar una acción militar si el presidente sirio entregaba su arsenal químico en una semana a la comunidad internacional. «Todas y sin retraso», recalcó.
Kerry dudó de que el dictador sirio estuviera por la labor, pero no contaba con que Rusia recogiera el guante y se posicionara a su lado. Desde el principio, Moscú se ha mostrado como socio indiscutible de Asad. Vladimir Putin le ha defendido en todos los G-20, pero en una rueda de prensa convocada de urgencia, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, anunció que, si poner bajo control de Naciones Unidas las armas químicas en Siria «ayuda a evitar el ataque, Rusia se sumará inmediatamente a este proceso».
Lavrov hizo su declaración poco después de reunirse con su homólogo sirio, Walid Muallem, con quien se mostró confiado en que, pese a la gravedad de la situación, aún hay margen para un arreglo político al conflicto. Eso sí, ambos advirtieron de que una intervención militar exterior podría arruinar esa posibilidad. Por su parte, el ministro de Exteriores sirio, Walid Muallen, señaló que «la república árabe da la bienvenida a la iniciativa rusa, partiendo de la preocupación de los dirigentes sirios por la vida de sus ciudadanos y la seguridad en nuestro país». Con todo, no llegó a decir explícitamente si el régimen va a aceptar o no el órdago.
El presidente Barack Obama consideró la iniciativa un «paso» positivo que estudiará seriamente, aunque se mostró cauto. «Es posible que logremos un avance, pero tendremos que darle seguimiento, y no queremos simplemente una demora o una táctica dilatoria para quitar la presión que tenemos sobre ellos», dijo Obama a la cadena CNN.
Retraso en el Senado
Ante unos acontecimientos que pueden cambiar el devenir de la operación militar en Siria, el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, anunció ayer su decisión de retrasar el voto, previsto para mañana, sobre la petición presidencial de autorización para atacar Siria por el presunto uso de armas químicas.
Mientras, tanto en la calle como entre los políticos el apoyo a una intervención militar está dividido y muchos no quieren pronunciarse hasta que la ONU publique los resultados de su misión.
El secretario general del organismo internacional, Ban Ki Moon, recalcó ayer que aún no se tienen conclusiones de la investigación sobre el posible uso de armas químicas. Si el informe confirma el uso de estas armas, «sería un crimen abominable y la comunidad internacional tendría que hacer algo», declaró.
También anunció que estudia urgir al Consejo de Seguridad para que inste a Siria a reunir en lugar seguro las armas químicas y los agentes precursores para su destrucción. El secretario general también emplazó a Siria a que ingrese en la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), con sede en La Haya, de la que todavía no es miembro. Y volvió a pedir la reanudación de la conferencia internacional de paz de Ginebra, un proceso que lleva atascado más de un año. «La solución política es la única opción viable», afirmó. En este sentido, insistió en que tanto él como el mediador de la ONU y la Liga Árabe, Lajdar Brahimi, van a trabajar estrechamente con EE UU y Rusia para reanudar el proceso.
Búsqueda de aliados
Desde que la Cámara de los Comunes rechazara una intervención militar de Reino Unido, el Ejecutivo de David Cameron se ha presentado como «líder diplomático» para mejorar la situación humanitaria en el país árabe. Con todo, en la rueda de prensa ofrecida ayer en Londres, William Hague, el ministro de Exteriores, dijo que «no puede haber impunidad» ante el uso de armas químicas. Los jefes de las diplomacia disiparon cualquier duda sobre una posible fricción entre las dos partes.
Ofensiva mediática para ganar la batalla de la opinión pública
La batalla para ganar el «prime time» de la televisión de EE UU enfrentó anoche a dos grandes titanes. Los seis canales estadounidenses más importantes emitieron una entrevista de Barack Obama en la que defendió su postura sobre una inminente intervención militar en Siria. Pero a las nueve de la noche, la CBS también transmitió en exclusiva la entrevista completa a Bachar al Asad, la primera concedida a un medio estadounidense en más de dos años. Si bien el programa matutino «CBS This Morning» ya adelantó algunos cortes del mandatario sirio, como que «EE UU se prepare para cualquier venganza», parece que las amenazas de Asad a Washington podrían hacer a los espectadores decantarse por él en lugar de por Obama.
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