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Misión cumplida para Sanders: suma Hawai a sus amplías victorias en Washington y Alaska

El senador ha logrado introducir su agenda de izquierdas en la campaña demócrata. Confía en su victoria tras imponerse en otros tres estados

Bernie Sanders
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El senador ha logrado introducir su agenda de izquierdas en la campaña demócrata. Confía en su victoria tras imponerse en otros tres estados

Los dirigentes demócratas que respaldan a Hillary Clinton habían pensado escribir una carta a Bernie Sanders para explicarle que es hora de dejar la carrera. Por el bien del partido y a juzgar por lo que ocurre entre los republicanos, también por el bien del país.

En cambio, el senador Chuck Schumer y otros políticos les han hecho esperar hasta que tengan lugar el 19 de abril las primarias en Nueva York, tradicional feudo de Clinton. Representó a este Estado en el Senado, su marido tiene la oficina en el barrio de Harlem, ella en Brooklyn y su hija vive en Manhattan. Son de aquí, pero también Sanders, que se crió en una zona judía de Brooklyn.

El científico David Reuben explica que «voy a votar a Bernie. Me gusta. No quiero a Hillary. Ya en las anteriores voté a Obama, que no ha hecho por el país más que aprobar la reforma sanitaria. Pero no me gusta lo que ha hecho Hillary Clinton en polítca exterior. El desastre de Libia es suyo. Convenció a Obama para intervenir en Libia. Y mira cómo está ahora», reconoce mientras ríe cuando se le pregunta por Donald Trump. Admite que «es una broma. Me hace gracia porque no creo que pueda llegar a ser presidente. Sí, va a destruir el Partido Republicano. Pero, las otras opciones no son mejores. Ted Cruz es muy radical. Extremadamente conservador. El único decente de todo ese grupo es [el gobernador de Ohio] Kasich», reconoce el científico.

Mientras, al galerista Frank Baroni, de origen italiano, no le hace tanta gracia la carrera política. «Me gustaría votar a Bernie Sanders. Me gusta lo que dice. Tiene un discurso coherente y justo. Sé que no es malo para la economía lo que plantea de una educación y sanidad de calidad para todos, pero simplemente Wall Street no lo acepta. Mucha gente en este país no acepta esas cosas. Entiendo que sea demasiado de izquierdas para algunas personas en este país», indica. Su reflexión coincide con la de un funcionario de la Reserva Federal de Nueva York, que prefiere mantener el anonimato, en un reunión con periodistas extranjeros en Nueva York. Reconoce que las políticas de Sanders no amenazan a la economía estadounidense, que está preparada para digerir estudios universitarios y sanidad públicos. En cambio, cita que el gran obstáculo en el camino de Sanders son los intereses creados y las políticas de Washington. Por ello, el galerista neoyorquino explica que «voy a votar a Hillary porque creo que en unas elecciones presidenciales tiene más posibilidades contra cualquier candidato republicano».

Sanders plantea la pelea en las primarias de Nueva York como si se tratase de unas elecciones a gobernador. Sabe que, si gana en este Estado demócrata, enviará un claro mensaje a su partido. Ha llevado la lucha hacia la izquierda y ha conseguido elevar al debate nacional cuestiones que antes sólo parecía que se podían hablar en los círculos más liberales del Partido Demócrata.