Estados Unidos
¿Será respetada la palabra del presidente?
En una semana, el nuevo inquilino de la Casa blanca ha firmado 14 acciones presidenciales, entre las cuales hay siete órdenes ejecutivas, la mayoría de ellas no exentas de polémica. Sin embargo, si se echa la vista atrás, fue su antecesor uno de los presidentes que más recurrió a este recurso constitucional. Barack Obama, en sus diez primeros días de Gobierno en 2009 rubricó nueve, y en el primer mes en la Casa Blanca, 16. En total, en sus ocho años de mandato el número total de acciones presidenciales ascendió a 2.066, entre ellas, 278 órdenes ejecutivas. Bien es cierto que lo que ha suscitado taquicardias en los cinco continentes no es el número de «decretazos» sino el contenido de los mismos. Mientras que Obama los utilizó para activar parte de su reforma sanitaria con la que dar una mejor cobertura a los ciudadanos o para proteger a los niños inmigrantes de las deportaciones, Trump lo ha hecho para levantar muros, vetar a los refugiados islámicos o activar polémicos oleoductos.
Sin embargo, estas órdenes ejecutivas recogidas en el Artículo II de la Constitución no son más que meras directrices para las agencias federales, un establecimiento de prioridades y utilización de fondos presupuestarios. Es decir, no son leyes y, además, son escrutadas por los órganos judiciales que podrían bloquearlos, como le ocurrió a Obama con el programa de deportación infantil. Además, la Administración Trump cuenta con otro problema y es que la mayoría de los directores de las agencias federales siguen siendo los que nombró Obama, por lo que pueden negarse o dilatar la aplicación de sus órdenes, lo que provocaría un conflicto. La premura puede salirle cara al presidente.
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